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Nuestros mayores, los grandes olvidados

María José Sánchez Soria
María José Sánchez Soria
Mujer y socialista. Activista social y curtida por mil frentes en la vida. Optimista vital en cada lucha y animosa en la dificultad. Hija del 64 y heredera de todas cuantas me precedieron en la búsqueda de justicia.
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análisis

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Todos esos mayores que nacieron en plena postguerra española, han tenido una vida dura, con muchas carencias y nos han demostrado que son unos luchadores, una y mil veces, todas aquellas en las que han tenido que dar la cara para que a nuestra generación no nos falte de nada. 

En la postguerra, muchos supieron lo que era el hambre, lo que era emigrar a un país del que desconocían todo, excepto que había trabajo, mujeres abnegadas que se ganaron el sustento limpiando en casas ajenas, planchando para los que más tenían, para poder sacar a sus hijos adelante, con su marido en la cárcel por tener ideas diferentes, otras viudas, y muchas de ellas para ayudar, porque con el sueldo de sus maridos, no podían llegar a fin de mes. 

Esa generación que en la mayor parte han pasado la pandemia en la más absoluta soledad, esa generación que lo dio todo por nosotros, hoy se encuentran con que ha llegado la tecnología y se los ha llevado puestos, sin que sus descendientes hagamos nada para que no sea así. 

A esos luchadores, hoy se les ningunea. Cuando quieren meter o sacar dinero de sus cuentas bancarias, necesitan saber internet; para acudir al médico, necesitan saber internet, para pedir cita para renovar el carnet, tienen que saber internet. Yo me pregunto:  los que han montado este tinglado, de forma que esta gente mayor tenga que hablar con máquinas o saber manejar un ordenador, ¿no se les ha ocurrido pensar que esta generación no sabe o no puede hacer esto? 

Muchos de ellos a duras penas pudieron ir a la escuela del pueblo, como para saber manejar un ordenador, a muchos de ellos, les cuesta hablar con una operadora mecánica, muchos son sordos, otros no ven bien, y ¿a nadie se le ha ocurrido pensar en dar un buen servicio a toda esta gente que se desvivió por nosotros, que se dejó la piel para que nosotros tuviéramos todo lo que a ellos les faltó? 

¿Dónde está nuestra empatía, nuestra solidaridad, nuestra compasión (para los que son creyentes), nuestra humanidad? Vivimos en la era del consumo, del tanto tienes, tanto vales, de la economía por encima de todo, de olvidarnos de dar servicio a todos, de olvidarnos de la igualdad de oportunidades. Me asquea una sociedad como la que estamos creando, sólo entretenidos mirándonos nuestro propio ombligo, sin preocuparnos por los demás, por los más desvalidos. 

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