Analizando el discurso de la primera ministra, Theresa May, en el Parlamento inglés,al momento de darle a conocer el contenido de la comunicación de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, no puedo menos que recordar el viejo refrán que dice:»Tetas y sopas no caben en la boca».

Desde mi posición de observador distante del proceso de desconexión de la Gran Bretaña, con la Unión Europea, pienso que el núcleo de controversia entre las partes, surgirá acerca de tres grandes grupos de cuestiones: la libre circulación de capitales, de personas y, la defensa común ante posibles agresiones.

Es evidente que la libre circulación de personas fue el principal argumento de los partidarios de la salida de Gran Bretaña de la UE durante la campaña que precedió al referéndum utilizando el temor que la generalidad del electorado británico podía tener a unas futuras oleadas de inmigrantes que buscara en la UE una salida a su penosa situación, motivada por el hambre física y el riesgo cierto de pérdida de la propia vida que les acecha, si permanecen en sus países de origen. La contención de los flujos de inmigración es la principal aspiración de Gran Bretaña en las futuras negociaciones que, durante los primeros dos años tendrán lugar entre las dos partes.

Con respecto a la libre circulación de capitales y demás problemas de índole estrictamente económica, no os puede extrañar que la Gran Bretaña, como ha sido tradicional a través de dos siglos, pretenda conservar la preminencia que Londres viene detentando, pues no olvidemos la supremacía que la City, junto con Frankfurt poseen, amén de las «ventajas fiscales» que tienen las islas del canal, auténticos paraísos fiscales fuera y muy próximos a la UE.

En cuanto a lo referente a la defensa del suelo europeo, Inglaterra querrá hacer prevalecer, a lo largo de las conversaciones,su condición de baluarte que fue contra los que durante los últimos siglos pretendieron constituirse en auténticos amos de territorio europeo, Napoleón, el Kaiser Guillermo de Prusia y, últimamente, Hitler; sin olvidar que, gracias a sus especiales relaciones con los Estados Unidos de América, propiciaron y fueron determinantes para conseguir la intervención de los americanos en las dos últimas guerras mundiales; sin las cuales, es muy posible que hoy no estuviéramos hablando de la existencia de democracias en Europa.

¿Serán las futuras conversaciones rápidas y fáciles?. Entiendo que no, pues una vez más será de aplicación el viejo refrán de, «No hay rosas sin espinas». La libre circulación de personas es el punto más débil que la UE tiene frente a la Gran Bretaña ya que, de momento, todos los países que permanecen, tanto en la UE como en la Gran Bretaña, tienen el absoluto control de sus propias fronteras, lo que, a menos que se consiga un tratado que supere al actualmente vigente, el de Schengen, será imposible evitar que la Gran Bretaña cierre sus fronteras, no solo a la inmigración de naturles del tercer mundo, sino que también podrá poner trabas a la entrada y permanencia de personas comunitarias. En este capítulo, España tiene dos bazas a su favor; la primera es que los trabajadores españoles, residentes y aspirantes a cubrir puestos de trabajo en el Reino Unido, son generalmente muy apreciados, sobre todo, en el sector médico sanitario y en el sector servicios.Y, la segunda baza, es el gran número de residentes permanentes británicos en nuestro país, aproximadamente más de 300.000 censados que gozan del beneficio de nuestra asistencia sanitaria Universal, e incluso, del llamado «Turismo eventual sanitario», aunque a posteriori, el importe económico de esta asistencia pueda ser revertido al sistema británico público, bastante inferior al nuestro.

Por lo que se refiere al tema  económico, fundamentalmente, a la libre circulación de capitales, hemos de reconocer que nuestro país se encuentra en una difícil posición comparándolo con el resto de nuestros socios europeos. La causa, en mi criterio, no es otra que el tratamiento fiscal y burocrático, que en nuestro país, tienen las empresas con el que se les da, no solo en los paraísos fiscales de las islas del canal, sino dentro del continente europeo,,,en Mónaco, Liechtenstein, San Marino, Andorra y el mismo Gibraltar, aunque sea de desear que en estos próximos dos años se acabe con los citados paraísos fiscales dentro de Europa.

En lo referente a defensa, Inglaterra tiene que olvidar que, en la guerra moderna y en el terrorismo internacional, no tiene cabida lo que, hasta la última guerra mundial les preservó a los ingleses de lo que anteriormente se denominaba invasión territorial. El Canal de la Mancha ya no es una barrera infranqueable, ni para la moderna tecnología bélica, ni tampoco ante el terrorismo internacional, en parte nutrido por fanáticos con nacionalidad británica. Todo esto hace que las conversaciones serán difíciles y largas y que España tiene que hacer mucho incapié en lo que deben ser sus puntos fuertes, siendo de destacar el hecho de que la primera ministra inglesa, no haya hecho mención, en su preámbulo, de problemas futuros en la negociación a la cuestión de Gibraltar, lo que en principio favorece la posición española en unas futuras conversaciones bilaterales.

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