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MIR, un despropósito consentido

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análisis

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Recientemente algunos medios de comunicación, no todos, y los que se han hecho eco de la noticia no han profundizado o solo lo han hecho para meter el dedo en el ojo al Gobierno sin más, han dado la noticia de que cada año cientos de médicos deciden abandonar el pais al ser contratados, sobre todo en los paises de la Unión Europea, con mejores condiciones laborales. Curiosamente, ningún partido ha entrado a valorar este hecho, ni siquiera de forma populista ni demagógica.

La carrera de medicina es de seis años y para obtener la especialidad deben recurrir al MIR y después de cuatro o cinco años, pueden obtenerla sin que ello suponga garantía alguna de conseguir un trabajo estable y salarialmente acorde a la responsabilidad y esfuerzo realizado en su formación.

Cada año la mitad de las plazas ofertadas en el MIR son ocupadas, suponiendo el sistema un cuello de botella que hace que los recién licenciados y nos los que no lo son, desistan de acudir al MIR, en el que serán mileurista durante cuatro o cinco años. Un MIR, después de haber superado la prueba de acceso, entra cobrando de entrada 1000 euros y gracias a las guardias y demás pueden llegar a los 1400 euros, en el último año del propio MIR.

En España se da la paradoja de que sobran licenciados en medicina y, sin embargo, faltan médicos en el sistema público de salud, siendo el país con más facultades de medicina abiertas.

Basta una mínima comparación para conocer el nivel de tamaño despropósito que supone esta situación. Cualquier policía local, de cualquier municipio, pequeño o grande, al que solo se le exige como requisito académico de bachiller o equivalente, de conseguir plaza tras las pertinentes oposiciones entra cobrando prácticamente el doble que cualquier MIR. Con ello, no queremos decir que los policias locales deben cobrar menos de lo que cobran, lo utilizamos para que gráficamente se vea comparativamente el despropósito. Seis años de formación universitaria necesita un médico, y cuatro o cinco años para obtener la especialidad elegida cobrando poco más de 1000 euros los años que sea MIR sin garantía de estabilidad ni acceso a la función pública Sanitaria.

Si esta comparación refleja fielmente el despropósito, la siguiente lo hace aún si cabe más. Cualquier asesor en cualquier ayuntamiento, Diputación, Autonomía, Ministerio, etc, no cobra menos de 60.000 euros al año y además, son contratados sin que tenga que presentarse a prueba de acceso y ni siquiera tienen que poseer la titulación académica o profesional que justifique su contratación, tan solo el dedo por el político de turno y el carnet del partido correspondiente. La necesidad de tantos asesores y tan bien remunerados no está justificada, salvo para pagar favores clientelares y paliar las urgencias económicas de quienes son incapaces de hacerlo por otros medios.

Después de esta mínima reflexión, se puede entender que nadie salga rasgándose las vestiduras y que ningún partido ni político con responsabilidad de Gobierno o no, haya entrado a comentar esta situación que refleja fielmente porque la sanidad pública en España se encuentra en la situación precaria que se encuentra. Del sistema público de salud podemos decir que, por acción u omisión, entre todos lo están matando y sola se está muriendo.

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1 COMENTARIO

  1. Por esta misma razón pudieron aplicar los ‘protocolos de la muerte’ durante la Plandemia, porque con un equipo multidisciplinar de profesionales auténticos, hubiese sido casi imposible como por ejemplo pasó en Francia. La misma razón, por la que se delegaron responsabilidades en la administración del preparado génico experimental a los enfermeros y ATS(si existen o lo que narices sean hoy…) , para que ningún médico tuviese que validarlo mediante su aprobación facultativa, algo hasta la fecha jamás visto. Es la razón, por la cual tengamos a doctores de países muy exóticos pero que distan mucho en su proceso formativo de las entidades occidentales. Y para que sobre todo, los actuales profesionales de la salud sean meros expendedores o comerciales de los productos aportados por las distintas industrias farmacéuticas…
    Prefiero mil veces el modelo francés… (por poner un ejemplo..)
    Lo que realmente enfurece, es el de destinar de nuestros impuestos financiación para este tingado fármaco-pseudomédico, para que después quién se lo pueda permitir echar mano de sus ahorros para recurrir a la sanidad privada ya que la pública está como está. Pagando por duplicado…

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