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Max Verstappen: Helmut Marko quiere infectarlo de coronavirus

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análisis

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Es leer el titular y no poder creérselo, no querer creérselo: Helmut Marko quiere infectar a Verstappen con el coronavirus.

Pero sí…, es verdad, absolutamente verdad.

Helmut Marko, el animal más salvaje y loco y tuerto y peligroso de la F1, el mismo que arruinó la carrera del divino Daniel Ricciardo para que no hiciese sombra a su protegido, a su amado, a su cachorrito predilecto: el brillante y casi siempre desagradable Max Verstappen. No hay nadie más zumbao y vesánico que el Dok Marko en el gran circo de la F1; oso viejo y resentido, con la capacidad de empatía en menos doscientos veinticinco.

Él, el visionario Helmult Marko, ha dicho que quiere infectar no sólo a Verstappen, sino a todos sus pilotos, a los dos de las dos escuderías y también a los seis que están preparándose para posibles relevos.

-Son fuertes, deportistas de élite, pasarían la enfermedad sin problema y así luego los tendríamos en forma en cuanto las carreras comiencen de nuevo.

No sabe el viejo oso tuerto y sin empatía, aunque quizá alguien ya se lo haya contado, que los deportistas de élite tienen las defensas más bajas que cualquier ciudadano que simplemente esté en forma, porque los deportistas van al límite y no tienen reservas, como sí tiene el ciudadano anónimo que está en forma.

Me imagino a Verstappen, gaseado como un prisionero de los nazis con el virus, y muriendo. O quedándose tocado para siempre, perdiendo quizá sólo una milésima parte de sus fantásticos reflejos, o creyendo que la ha perdido y por eso no ha llegado nunca a campeón de F1… que no llegará, de ningún modo llegará, pero eso es otra historia.

La historia hoy y ahora es que Old Crazy Dok Marko no cree en el coronavirus -literal, así lo ha dicho- y piensa que saltárselo, comérselo como si fuese un donuts y luego echarlo por el ojo del alivio, es sencillísimo: pan comido, virus comido, donut comido.

Qué capullo. No hay nadie menos humano que Helmut Marko en el Gran Circo que nos dejó en herencia Bernie Ecclestone, pero al mismo tiempo: ¡qué maravilla de animal bestial y violento! ¡Qué prodigio de loco!

No podemos sino asombrarnos ante él: le falta un ojo pero le sobran testículos. Es lo único absolutamente salvaje y auténtico, Marko, que queda hoy día en la F1, ese deporte en el que cada año morían media docena de pilotos (de los mejores del mundo) y nadie dejaba de correr ni arrugaba asustado el entrecejo.

Despreciamos su falta de calidad como persona, por supuesto, pero admiramos su ferocidad y salvajismo.

Animal salvaje que jamás se ha inclinado ante la doma, tigre tigre.

Marko está vivo, más vivo que nadie a sus más de ochenta años. No cree en el coronavirus. Joder con el tío, capaz de comerse a cualquiera, absolutamente a cualquiera, coleante y vivo.

Tigre tigre.

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