Sentarse a hablar con Marcos Rodríguez es, en sí, una experiencia. El cantante que, junto a la inigualable artista Cristina del Valle, forma el dúo Amistades Peligrosas, crea a su alrededor un ambiente de concordia y de paz porque, en realidad, te está abriendo las puertas de su alma. Buda decía que «pasan los años en su vida y muchos construyen más muros que puentes». Marcos no sólo te pone la pasarela, sino que te deja pasar al otro lado sin más diezmo que una sonrisa o una frase llena de entrañable y prodigiosa sencillez, pero con una carga importante de profundidad de conciencia social que eleva su arte a la excelencia.

Marcos Rodríguez es un cantante con magia que marca su historia desde la naturalidad al éxito. Marcos, desde hace años viene incansablemente cultivando su profesión desde el arte natural, hasta el magistral dominio de diferentes registros y estilos musicales, el fundamento de sus éxitos.

Desde sus primeros años en las orquestas de Galicia, pasando por su interpretación de Colate, un «bala perdida», en el musical Hoy no me puedo levantar, hasta llegar a Amistades Peligrosas, fruto de una admirable y resplandeciente decisión de Cristina Del Valle. Marcos Rodríguez se ha caracterizado, además de por su voz, de su conocimiento de la música y la interpretación, por un compromiso real desde su filosofía existencial con la vida, la coherencia, la ética y la verdad.

Desde la ilación natural junto a Jorge Cotallo, desarrolló una idea audaz y valiente trasmitiendo desde la cultura de la música a la sociedad la dignidad de la vida real de la diversidad, de la transexualidad…, todo ello desde el rigor de la verdad, muy alejado de otros «auto llamados artistas» que no pasan de ser mediocres instrumentos del fingimiento, el dicterio y la frivolidad.

¿Cómo es la experiencia vital y artística de Marcos Rodríguez?

Desde pequeño me gustaba cantar y no lo hacía mal. Fíjate que incluso gané un premio a los 4 años. Mi familia siempre me apoyó, incluso cuando era pequeño, porque, allí en mi tierra, en Galicia, cuando tenía 8 añitos yo me iba desde Baiona a Vigo en autobús, para acudir a mis clases del conservatorio. Después comencé a cantar en una pequeña orquesta donde inicié un camino que llega hasta hoy. Luego me trasladé con mi madre a Madrid a buscar una oportunidad, como hacen muchos cantantes.

¿Cómo fueron esos años en la capital?

Fueron duros, pero, lo importante, es que siempre acabas aprendiendo. Yo trabajaba como figurante en programas de televisión o como público. Te pagaban 1.000 pesetas. Una vez ahorré de ese dinero que me pagaban en la televisión para poder hacerle un regalo a mi madre, que se llama Pilar. Le compré un anillo que me costó 3.000 pesetas y se lo dejé debajo de la almohada. Para ella es la mejor joya que tiene, aunque las pueda tener más caras, pero es a la que mi madre le da más valor. ¡Yo le debo mucho a mi madre!

Después de esa experiencia volviste a las orquestas, ¿verdad?

Sí. Volvimos a Galicia donde ya empecé a trabajar con orquestas de manera más profesional.  En Galicia el mundo de la orquesta produce muchas posibilidades para los artistas. Incluso en ocasiones la infraestructura de equipos que acompaña a los grupos les hace imposible instalarlos en muchas poblaciones.  En esa época aprendí muchísimo, no quizá desde un punto de vista musical, pero sí para saber desenvolverme en el escenario. En las actuaciones de las orquestas nunca sabes lo que te vas a encontrar, pero tienes que darlo todo. Ahí aprendí a bailar en el escenario, que es una cosa que me cuesta horrores.  Mis compañeras me enseñaban a mover los hombros, las caderas, al ritmo de la música. Para los años posteriores, me ha sido muy útil y, sobre todo, fue una época inolvidable de mi vida.

Y entonces, llegó el éxito…

Volví a Madrid. Trabajaba en una tienda de ropa donde estaba muy feliz, pero surgió la oportunidad del musical de Nacho Cano, Hoy no me puedo levantar. Me presenté a un casting. Allí me encontré con compañeros que había actuado con grandes artistas y me dije, «¿qué hago yo aquí? ¿Qué posibilidades tengo?». Pues mira, me cogieron para hacer los coros y ahí empezó mi aventura porque fui teniendo un mayor protagonismo y me iban dando más presencia en el musical hasta que me asignaron una canción, un solo para mí.  Llamé a mi madre emocionado, me pareció un gesto válido para comenzar a devolverle parte de lo tanto que me dio. A partir de ese instante fue muy importante la figura de Nacho Cano, quien confió en mí para interpretar el papel de Colate, un bala perdida. Fue una experiencia maravillosa.

¿Cómo llega Marcos Rodríguez a Amistades Peligrosas?

Yo siempre fui muy fan de Amistades Peligrosas, de la sublime Cristina Del Valle. Aún tengo los discos en vinilo de aquella época.  Fue una casualidad. El anterior compañero de Cristina, Manu Garzón, iniciaba un proyecto musical, no podía actuar en un concierto en Málaga y me llamaron para sustituirle. Actuando aquel día, lleno de nervios, tuve una sensación que había sentido en otros momentos de mi vida como en el musical: me sentí como si llevara cantando con Cristina toda la vida, como cuando en la orquesta o en Hoy no me puedo levantar sabía lo que iban a hacer mis compañeros y mis compañeras. Cuando acabamos el concierto, Cristina me dijo «¿Pero ¿dónde estabas tú?». Ella también había sentido algo parecido, hasta ahora y para toda la vida.

Amistades Peligrosas y Cristina Del Valle son un referente importante en la música española. Cantar sus éxitos es una gran responsabilidad porque no está versionando como se hace en las orquestas, sino que usted ya es Amistades Peligrosas. ¿Lo siente así?

Tienes razón. Ahora mismo, yo soy parte de Amistades Peligrosas junto a Cristina. Me costó mucho hacerme a la idea y ella me lo reprochaba: «Tú eres Amistades Peligrosas», me decía. Y sin duda es verdad.

Respecto a la responsabilidad…, uf, ¡claro que sí es una gran responsabilidad! Cuando subes al escenario y cantas «Africanos en Madrid», por decirte uno de los temas, junto a otros, tienes que vivir lo que esas canciones representaron y representan aún para tanta gente. Como bien dices, no se trata de hacer una versión, hay que cantarlas y defenderlas como propias, de Cristina lo es, y yo, como profesional, defiendo con todo mi arte esa propiedad porque son la imagen histórica de lo que fue y es el grupo, de lo que sin duda es la gran artista y mejor ser humano, mi compañera, Cristina Del Valle. En el escenario como siempre es única, es Amistades Peligrosa.

¿Y las canciones del último disco que en su mayoría están compuestas por usted con aportaciones artísticas comunes de Cristina?

Es verdad que es un poco diferente pero el compromiso es igual porque esas canciones ya forman parte de Amistades Peligrosas del mismo modo que las de la anterior etapa.

Hablar de Amistades Peligrosas es casi hablar de compromiso social…

Es uno de los valores de este grupo y lo que le da su carácter diferencial.

¿A qué se refiere?

Antes he mencionado la canción «Africanos en Madrid». ¿Cómo puede ser que un tema de hace 28 años tenga la vigencia que tiene hoy? Es como si lo hubieran compuesto hace unos meses. Eso ocurre porque la sociedad vive ajena a esos problemas y no se le dan soluciones adecuadas. En el nuevo disco hay un tema que se llama «Amor que entiende» que compuse después de ver una situación en la que dos mujeres mayores iban cogidas de la mano y, por su modo de desenvolverse y de discutir, pude comprobar que eran pareja. Ese es un ejemplo de normalización de algo que debería ser normal. El amor no puede tener fronteras de ningún tipo.

Ser compañero de Cristina del Valle le habrá acercado al mundo del activismo…

Cristina es una mujer única, irrepetible, pasional, que se entrega a lo que cree y a lo que defiende con todo lo que tiene. Gracias a ella he descubierto lo que es el feminismo, la lucha de la mujer por la igualdad real y, desgraciadamente, también he conocido la barbarie de la violencia de género, algo que es tan duro que como persona no puedo entender cómo puede haber hombres que maten a una mujer porque sí, por lo que sea, porque no hay razón ninguna que justifique una barbaridad de este tipo.

Ese activismo está en las letras de Amistades Peligrosas, es obvio, pero, ¿han tenido algún problema en referencia a que os quisieran censurar los mensajes que lanzan desde el escenario o desde las letras de las canciones?

No, para nada. Tal vez haya multinacionales que lo hagan, no lo dudo, pero a nosotros no nos ha ocurrido. Además, no lo aceptaríamos.

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