Se define una manía como una extravagancia o preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada. Incluso se entiende que es una especie de locura. Es el caso de las manías por conservar el orden, convirtiéndolo en algo fundamental para la vida, y entonces cualquier desorden desencadena un conflicto; o también las manías que afectan a la seguridad, como la necesidad de confirmar varias veces que una puerta está cerrada.
Hay otro tipo de manías menos comunes y que tienen nombres propios. Un ejemplo es la Cleptomanía, propensión morbosa al hurto, que es bastante conocida; o la Piromanía, tendencia patológica a la provocación de incendios.
Existen otras manías con nombres menos extendidos, como la Hidromanía, delirio que mueve a las personas a arrojarse al agua, hasta incluso impulsa al que la padece al suicidio por inmersión. Cuando se habla solo de una fascinación intensa por el mar, es una Talasomanía.
Con los animales las manías abundan según la especie. Si se trata de un amor excesivo o anormal hacia los animales en general, se llama Zoomanía. Puede ser solo hacia los perros (Cinomanía), los gatos (Ailuromanía), las aves (Ornitomanía), o los reptiles (Ofidiomanía), por citar algunos ejemplos.
Un caso muy curioso de manías es el de Boris Pérez. Una de las que padece consiste en que tiene que dormir siempre con la puerta de la habitación abierta. Algo que parece tan sencillo se complica mucho cuando Boris tiene que pasar la noche en un hotel. En ese caso también necesita dormir con la puerta de la habitación abierta y empieza a ser un problema.
No es que no le preocupen los peligros que puedan ocurrir cuando se deja de noche la puerta de la habitación del hotel abierta, lo que pasa es que no puede superar su manía. El hecho de que las personas que anden por el pasillo se asomen extrañadas cuando ven que la puerta de una de las habitaciones está abierta de par en par, no le preocupa. Boris dice que lo que de verdad le molesta es cuando, una vez que ya se han asomado, salen de la habitación y cierran la puerta, porque entonces tiene que levantarse para abrirla de nuevo. En fin, Boris y sus manías.