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Manías

David Almorza Gomar
David Almorza Gomar
Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.
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análisis

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Se define una manía como una extravagancia o preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada. Incluso se entiende que es una especie de locura. Es el caso de las manías por conservar el orden, convirtiéndolo en algo fundamental para la vida, y entonces cualquier desorden desencadena un conflicto; o también las manías que afectan a la seguridad, como la necesidad de confirmar varias veces que una puerta está cerrada.

Hay otro tipo de manías menos comunes y que tienen nombres propios. Un ejemplo es la Cleptomanía, propensión morbosa al hurto, que es bastante conocida; o la Piromanía, tendencia patológica a la provocación de incendios.

Existen otras manías con nombres menos extendidos, como la Hidromanía, delirio que mueve a las personas a arrojarse al agua, hasta incluso impulsa al que la padece al suicidio por inmersión. Cuando se habla solo de una fascinación intensa por el mar, es una Talasomanía.

Con los animales las manías abundan según la especie. Si se trata de un amor excesivo o anormal hacia los animales en general, se llama Zoomanía. Puede ser solo hacia los perros (Cinomanía), los gatos (Ailuromanía), las aves (Ornitomanía), o los reptiles (Ofidiomanía), por citar algunos ejemplos.

Un caso muy curioso de manías es el de Boris Pérez. Una de las que padece consiste en que tiene que dormir siempre con la puerta de la habitación abierta. Algo que parece tan sencillo se complica mucho cuando Boris tiene que pasar la noche en un hotel. En ese caso también necesita dormir con la puerta de la habitación abierta y empieza a ser un problema.

No es que no le preocupen los peligros que puedan ocurrir cuando se deja de noche la puerta de la habitación del hotel abierta, lo que pasa es que no puede superar su manía. El hecho de que las personas que anden por el pasillo se asomen extrañadas cuando ven que la puerta de una de las habitaciones está abierta de par en par, no le preocupa. Boris dice que lo que de verdad le molesta es cuando, una vez que ya se han asomado, salen de la habitación y cierran la puerta, porque entonces tiene que levantarse para abrirla de nuevo. En fin, Boris y sus manías.

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