Desde primeros de marzo han fallecido en la Comunidad de Madrid 1.065 personas mayores en residencias por diferentes causas, según el primer balance oficial de víctimas del coronavirus entre está población de riesgo. Los datos difundidos han intentado despejar la incertidumbre, sin conseguirlo.
Los fallecimientos registrados no se pueden atribuir exclusivamente al coronavirus debido a que no fueron sometidos a pruebas diagnósticas por coronavirus.
De esas 1.065 personas, 760 han fallecido en residencia y 305 en hospital. Además, 655 personas han dado positivo en coronavirus, 388 se encuentran hospitalizadas y 14.894 en aislamiento. De los residentes que han sido aislados, 4.156 presentan algún síntoma y 10.738 son actualmente asintomáticos.
Los autores del análisis, realizado por los inspectores pertenecientes al Centro de Control de Calidad e Inspección (CIRA), de la Consejería de Políticas Sociales a los que pertenecen 475 centros y en los que residen un total de 52.031 personas mayores, señalan que muchos de los fallecidos fueron enterrados o incinerados.
Y en los últimos días se ha ido conociendo un goteo de noticias sobre las muertes que el coronavirus estaba causando en las residencias, como en Santísima Virgen y San Celedonio, Orpea Reina Victoria o el centro Ballesol en Mirasierra.
La realidad es que el coronavirus está causando auténticos estragos en la población de mayores de 80 años, donde la tasa de mortalidad está por encima del 17%, según los datos del Ministerio de Sanidad.
Intervenir en las residencias
La Comunidad de Madrid ha elaborado una orden de actuación para las residencias de la región adaptando así la orden ministerial que autoriza a la Consejería de Políticas Sociales a intervenir de manera inmediata aquellas residencias que se encuentren en situación crítica.
La Consejería tendría potestad para designar a un funcionario que se haría cargo de los centros donde la situación haga inviable la prestación de este recurso, independientemente de que el centro sea público o privado.
