La Historia siempre está ahí para aprender de ella, pero jamás para reescribirla de forma torticera y manipuladora. La Rusia de Putin ya firmó páginas muy negras en la vulneración de derechos humanos con crímenes de guerra nunca juzgados en otros conflictos bélicos no tan lejanos en el tiempo, apenas tres lustros, aunque entonces Occidente decidió mirar para otro lado de forma descarada pese a las denuncias y pruebas clamorosas presentadas por organismos internacionales como Amnistía Internacional. Las guerras de Chechenia en la primera década del 2000 y el conflicto armado en la limítrofe región de Ingushetia, fueron un primer escenario donde la guerra del terror y la vulneración de los derechos más fundamentales por parte de la Rusia de Vladímir Putin se aplicó a rajatabla ante la pasividad de los organismos internacionales.
En el año 2004, en plena segunda guerra de Chechenia, Amnistía Internacional (AI) reclamaba al Consejo de Europa, encargado de velar por la defensa y promoción de los derechos humanos en Europa, que reforzaran los mecanismos de protección de los derechos humanos en Rusia y también especialmente en la región chechena origen del conflicto armado. Durante toda la citada guerra, AI documentó casos de “desaparición”, ejecución extrajudicial, tortura (incluida violación) y malos tratos a manos de miembros de las fuerzas de seguridad, y de homicidio indiscriminado de civiles a manos de miembros de los grupos armados de oposición.
Abusos impunes
La mayoría de estos abusos se cometieron con impunidad, al tiempo que alertaba que las víctimas que se atrevían a pedir justicia presentando una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se exponían abiertamente a sufrir graves represalias por ello. En este sentido, AI documentó, por ejemplo, varios casos de demandantes y familiares que fueron asesinados o “desaparecidos” o recibieron amenazas además de agresiones físicas.
A este respecto, la barbarie conocida este pasado lunes en la ciudad ucraniana de Bucha, donde presuntamente se contabilizan centenares de civiles asesinados por los soldados invasores rusos, recuerda la misma forma de actuar del ejército ruso de Putin en estos conflictos no tan lejanos en el tiempo de Chechenia e Ingushetia, aunque entonces la comunidad internacional actuó con una clamorosa pasividad pese a las denuncias de organismos internacionales encargados de velar por el cumplimiento de los derechos humanos, como es el caso de Amnistía Internacional.
Rusia acaba de formalizar su salida del Consejo de Europa, tras 26 años de permanencia en él, poco después de la invasión de Ucrania, antes de que el propio organismo decidiera su expulsión inmediata en una reunión extraordinaria el pasado marzo. La Rusia de Putin es una potencia nuclear acostumbrada a saltarse a la torera las advertencias y condenas de organismos internacionales, aunque tampoco nunca ningún país occidental ha emprendido ninguna acción activa o preventiva para evitarlo.
Rusia fue condenada en 2006 por primera vez por las “desapariciones” en la guerra chechena por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
En julio de 2006, se produjo el primer fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra Rusia por las ‘‘desapariciones’’ en Chechenia. Amnistía Internacional recuerda que la Rusia de Putin violó entonces el derecho a la vida, la prohibición de los tratos inhumanos y el derecho a la libertad y la seguridad, así como el derecho a un recurso efectivo (artículos 2, 3, 5 y 13 de la Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales). La causa se abrió al interponer Fatima Bazorkina una demanda por la ‘‘desaparición’’ de su hijo, Khadzhi-Murat Yandiev, en febrero de 2000, durante las primeras etapas del segundo conflicto checheno. Esta sentencia del alto tribunal europeo fue aplaudida por AI en lo que consideraba una muestra de que “no puede existir impunidad”. AI conminaba entonces a las autoridades rusas a cumplir con sus obligaciones internacionales “para identificar a los responsables y ponerlos a disposición judicial y tomar medidas concretas para garantizar que tales violaciones de derechos humanos no se repiten’’, apuntó Halya Gowan, directora adjunta entonces del Programa para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.
Nunca se tuvo constancia efectiva de que la Rusia de Putin hiciera cumplir aquella histórica sentencia condenatoria por su flagrante vulneración de los derechos humanos en la guerra de Chechenia. El director de AI en España, Esteban Beltrán, aseguraba este lunes respecto a los crímenes de civiles en la ciudad ucrania de Bucha en La Noche en 24 horas de RTVE que “lo que no se puede negociar es la parte de la impunidad, que el conflicto quede latente”. La pregunta que salta al aire ahora es si la comunidad occidental tendrá la capacidad de que la Rusia de Putin pague ahora, al fin, por todos los crímenes de guerra que ha cometido en las últimas décadas en diferentes lugares del planeta como Chechenia o Siria, entre otros.
La comunidad internacional OCCIDENTAL solo levanta la voz cuando sus intereses politicos y economicos peligran.Cuando es esta comunidad OCCIDENTAL quien invade y bombardea y mata a hombres,mujeres,ancianos,niños y envenena la tierra no dice nada.
Desde el año 2000 EEUU y algunos paises occidentales,incluido España,ha invadido y masacrado Irak,Afganistan,Libia,Siria..etc
¿En donde estan las sanciones economicas y politicas a los EEUU?