Los jóvenes se encuentran entre los grupos que más está notando el impacto socioeconómico derivado por el COVID-19, con especial incidencia en los trabajadores eventuales. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo, el paro registrado ha aumentado en 302.665 personas en el mes de marzo respecto a febrero. Unas cifras que reflejan el notable efecto en el empleo producido por la crisis sanitaria del coronavirus en el Estado español. Respecto al paro juvenil, el Ministerio de Trabajo indica que el desempleo entre menores de 25 años incrementa en 26.112 personas, lo que supone un incremento del 9,99% respecto al mes anterior, mientras que el paro en personas de más de 25 años sube en 276.153, un 9,25% más que en febrero.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se ha pronunciado al respecto afirmando en un comunicado que “la transición hacia el empleo decente representa un desafío enorme para las personas jóvenes”. En este sentido, han presentado algunas razones por las que las mujeres y los hombres jóvenes se verán “particularmente” afectados por las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19.

En primer lugar, advierten que una recesión afecta más a los trabajadores que a los colegas de más edad y con mayor experimentación. “La experiencia indica que los trabajadores más jóvenes suelen ser los primeros en ver recortadas sus horas de trabajo o ser despedidos”. Por otro lado, aducen que “la falta de redes y de experiencia dificultan más la búsqueda de otro trabajo (decente), y la situación puede empujarlos a trabajos con menos protección jurídica y social”. Mismos problemas a los que se enfrentan los emprendedores jóvenes y las cooperativas de jóvenes, pues “una situación económica ajustada dificulta la obtención de recursos y financiación”, además de desconocer cómo afrontar escenarios comerciales adversos, argumentan desde la organización.

Las cifras de la OIT revelan que “tres de cada cuatro jóvenes trabajan en la economía informal (en particular, en países de ingreso bajo y de ingreso mediano)”. Como ejemplos, la agricultura o en pequeñas cafeterías o restaurantes. De esta manera, “sus ahorros son escasos o nulos, de modo que no pueden permitirse quedarse confinados”, explica la OIT. Por otro lado, el informe destaca que muchos trabajadores y trabajadoras jóvenes tienen “una forma atípica de empleo, es decir, “trabajos a tiempo parcial, trabajos temporales, o los del sector de las plataformas digitales”. Este tipo de trabajos suele tener una mala remuneración, con horarios irregulares, además de no contar con los medios de seguridad de empleo y escasa o nula protección social, advierte la OIT. Esto hace que, a menudo, “no habiliten al trabajador a percibir prestaciones de desempleo, y en muchos países, las instituciones del mercado de trabajo que podrían ayudar, como las oficinas de empleo, son ineficaces”.

En lo que respecta directamente al COVID-19, por lo general, las personas jóvenes trabajan en sectores e industrias especialmente afectadas por la pandemia. La OIT recuerda que, en 2018, “aproximadamente uno de cada tres trabajadores jóvenes de los Estados miembros de la Unión Europea trabajaba en el sector del comercio al por mayor o al por menor, la hostelería y la restauración (como asistentes en tiendas, cocineros, camareros, etc.), precisamente, las actividades comerciales que se prevé serán las más afectadas por la crisis del COVID-19”. Además, consideran que “es probable que las mujeres jóvenes en particular se vean afectadas, pues representan más de la mitad de las personas menores de 25 años empleadas en esos sectores”.

Con todo, y a pesar de que la emergencia por el COVID-19 afecte a escala global, los jóvenes -entre otros grupos- se verán especialmente afectados. Por ello, la OIT insta a los líderes mundiales encargados de elaborar paquetes de medidas de apoyo y estímulo, a “incluir medidas especiales para ayudar a los jóvenes, y velas por que los planes de apoyo los incluyan, ya se trate de asalariados o emprendedores”. Asimismo, el aumento del desempleo juvenil también acarrea un “elevado coste a largo plazo para las sociedades”, advierte la OIT, ya que “incorporarse al mercado de trabajo en una recesión puede provocar en los jóvenes una pérdida de ingresos significativa y persistente capaz de prolongarse durante décadas”.

1 COMENTARIO

  1. Por qué ponéis un vídeo en el que sale una asiática? A estos no les faltará trabajo. Los asiáticos son trabajadores, no gandules como los de Podemos o Psoe.

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