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“Los hechos históricos se han encargado de que fuéramos unos acomplejados en España”

Ana R. Cañil viaja en ‘Los amantes extranjeros’ por esa España peculiar que retrató con mayor o menor acierto un grupo de escritores guiris durante los últimos siglos

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análisis

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Cuando un escritor extranjero se enamora de este país se puede esperar todo, o casi todo. Lo bueno y lo malo, pero sobre todo queda la admiración por una tierra y unas gentes únicas, que atrapan desde el primer minuto a quienes la visitan. La periodista y escritora Ana R. Cañil presenta en Los amantes extranjeros (Espasa) un delicioso, y sorprendente, viaje por esa peculiar España de la que un nutrido grupo de escritores guiris quedó prendado tras visitarla en determinadas épocas durante los dos últimos siglos. Hemingway, Zweig, Irving, García Márquez… Una lista interminable de genios que dejaron su impronta literaria tras comprobar in situ que España “es brutal, anárquica, egocéntrica, cruel. Es un amor par toda la vida, nunca termina de sorprenderte”, como dijo el autor neerlandés Cees Nooteboom.

Su primera declaración de intenciones es esclarecedora: “Este libro nació del deseo de mantener vivo el asombro ante la belleza”. Para ello, sigue el rastro de numerosos escritores extranjeros que, de un modo u otro, cayeron rendidos a la belleza, o al atraso, o a otras muchas peculiaridades de España. En definitiva: ¿Por qué este país ha asombrado por su belleza a lo largo de la historia a tantos insignes extranjeros?

No lo sé con exactitud. Mi percepción es que la diversidad cultural -íberos, celtas, romanos, visigodos y sobre todo árabes- les fascinan. La ocupación musulmana, trae el gran momento cultural de Granada, Córdoba y Sevilla, pone un toque exótico irresistible. La mayoría de los románticos llegan a la península buscando África y el exotismo. De hecho, algunos piensan que somos más africanos que europeos. La belleza de la Alhambra y de Andalucía les enamoraba en el XIX. No se molestaban mucho en conocer el resto de la península.

¿Por qué tienen que ser ellos, los extranjeros, los que vengan a abrirnos los ojos y taparnos la boca para no seguir en la permanente queja de país?

La mirada del otro nos descubre aspectos que se nos escapan a quienes siempre viven en un mismo pueblo, ciudad o país. Aquí se han encargado de que fuéramos unos acomplejados los hechos históricos: no hemos tenido suerte con los monarcas y los políticos -salvo contadas excepciones- y el papel de la Iglesia, manteniendo al pueblo en la ignorancia, son los argumentos que dan la mayoría de los escritores extranjeros que nos visitan con tiempo. Viajeros no turistas.

“Ahora se ha confirmado que lo de invertir en renovables no eran una chorrada como hace veinte años decían las eléctricas”

¿Qué puede quedar hoy de aquellos rincones de este país que visitaron siglos atrás artistas como Irving, Zweig o Gautier, por ejemplo, más que el recuerdo de otro mundo muy lejano y evanescente?

Arquitectura maravillosa como la Alhambra; paisajes desconocidos para muchos de nosotros, como la Maragatería o calles donde la vida sigue gritando, en terrazas y bares. Pero el español de hoy, tras más de cuarenta años de democracia, les sorprendería mucho a todos ellos. Y encanta y sorprende a los escritores extranjeros y corresponsales que viven aquí. O nos escogen para su retiro. No entienden los críticos y duros que somos con nosotros mismos.

De las firmas insignes que ha seleccionado para elaborar su libro, ¿cuál de ellas registró la impertinencia más injusta de este país y cuál el piropo para enmarcar?

Sin duda, la británica Jan Morris. Tras viajar por España en los años 60, en una caravana con su mujer y algunos de sus hijos, afirmó que éramos un pueblo que no sabíamos vivir sin un autócrata. Revisó la edición en los años 70 y no rectificó. Pero hay otros muchos que insinúan la misma idea, la de lo cómodos que nos sentimos con el autoritarismo. No es verdad, se ha demostrado, y como ha titulado Paul Preston, somos “Un pueblo traicionado”. Levantamos cabeza y esperemos que sigamos con ella muy alta.

Ya que ha recurrido a escritores extranjeros que pasaron por estos lares y escribieron de ellos, le devuelvo la pregunta a la inversa: ¿dónde se ha sentido usted más extranjera de los lugares españoles que ha visitado siguiendo la pista de estos escritores? ¿Por qué?

En Andalucía, concretamente en Sevilla, más que en Granada. Quizá también porque es la zona más dedicada a los turistas extranjeros, donde para encontrar algo auténtico tienes que buscar a un personaje local, muy del pueblo. No tuve suerte. ¡Cuidado! No he estado en las Islas -ni Baleares ni Canarias- con la mirada de los extranjeros. Pero sí, cuando he ido como turista nacional, he sentido que era un lugar para guiris. Es culpa mía, seguro. Cuando uno conoce a gente local, encuentra los lugares para no turistas. Pero no siempre hay tiempo. No es ni bueno ni malo; el turismo extranjero es su fuente de ingresos y tienen que cuidarlo.

De todos los lugares visitados, ¿en cuál de ellos ha recibido con mayor intensidad ese “asombro ante la belleza” que usted enarbola?

¡Qué difícil responder! ….Amanecer en Santa María del Naranco (Asturias) y en la bahía de Rande (Vigo). Ahí vimos al Nautilius, a Nemo y a Julio Verne. Son momentos. Hay muchos más, como los vinculados al Camino de Santiago y el Puerto del Palo. O Segovia desde el Vía Crucis, también amaneciendo Pero sería largo. Se guardan en un rincón de la memoria y reconfortan mucho al tirar de ellos.

Recoge una descripción de España del escritor neerlandés Cees Nooteboom que debería hacernos sentir orgullosos, tanto en lo bueno como en lo malo, pero ¿conoce alguna otra que nos saque los colores en negativo?

Sí. La de Joseph Townsend (fin del siglo XVIII, vino antes que Napoleón) o George Ticknor (el primer hispanista en Harvard). No entienden la sumisión y el miedo de los españoles ante la Iglesia Católica. Tampoco Richard Ford o George Borrow. También nos acusan -los dos últimos sobre todo- de pedigüeños y raterillos. Pero en conjunto, el pueblo llano sale bien parado. Siempre culpan a los de arriba.

¿Ha tenido en algún momento de su viaje la sensación de que se nos está quedando un país de simple postal donde sus ciudadanos, nosotros, no somos más que meros figurantes del atrezo?

En algunas de las zonas turísticas arriba citadas. El modelo sol y playa tiene un límite, incluso está saturado, ¿qué tal un modelo de crecimiento sostenible, apoyado en micro tecnologías y renovables? La pandemia y la guerra de Ucrania nos deben hacer pensar mucho. Ahora se ha confirmado que lo de invertir en renovables no eran una chorrada como hace veinte años decían las eléctricas.

España es, hoy, una potencia mundial en el sector turístico. ¿Podemos morir de éxito si no sabemos controlarlo?

Sí. Esta contestada implícitamente en la respuesta de arriba. El Turismo es muy vulnerable, no solo por el avance de la desertización y el cambio climático; las pandemias ya no se pueden desechar y ya hemos visto qué le sucede al sector turístico en esas circunstancias.

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