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“Los escritores somos geniales y también pobres tipos”

Javier Puebla asombra con su nueva novela, ‘Es extraña la amistad’, en la que rescata al ‘Flaco’ Delgado, de su premiada ‘Sonríe, Delgado’, para ensamblar un alegato de la amistad en un amplio abanico de posibilidades

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análisis

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Javier Puebla es a la amistad lo que el aceite y el vinagre para una ensalada. El engranaje perfecto. Así le ha salido su nueva novela, Es extraña la amistad (Algaida), un artefacto literario de precisión que sorprenderá por su medida perfección para agarrar al lector por la solapa y llevarlo de la mano de la primera a la última línea del tirón, una virtud no al alcance de muchos escritores. El Gordo y El Flaco Delgado, de su ya mítico Sonríe Delgado –aquel Nadal de 2004–, se reencuentran después de varios lustros para comprobar que el futuro no es como lo imaginaron ni el pasado tampoco como creyeron haberlo dejado. De ahí que comiencen a vivir un presente que los lleva por esos vericuetos que la amistad acostumbra a dejar diseminados por existencias más o menos viscerales, más o menos mediocres, más o menos únicas e irrepetibles en definitiva. Javier Puebla ha escrito esa novela inolvidable que logra dejar muy atrás en el cajón de los recuerdos tantos desvelos y no pocos paseos de flâneur diletante.

Diecisiete años después, aquí está de nuevo aquel Delgado de la novela que le situó en el panorama literario nacional como finalista del Nadal de 2004 con Sonríe Delgado. ¿Qué nuevos aires trae con Es extraña la amistad?

El aire de quien es inasequible al desaliento, de quien siempre encuentra una nueva aventura o desafío, y no tiene miedo de lo que le pueda suceder, pues es fiel a sí mismo y su único objetivo es vivir al máximo el presente, el momento. Alberto Delgado siempre intenta hacer del mundo un lugar un poco mejor. Quizá por una suerte de saludable egoísmo: en un mundo mejor es más fácil ser dichoso y encajar.

¿Por qué ha dejado tantos años, dieciséis, en el limbo (o en el cajón) este proyecto literario?

Un libro es algo vivo. El propio libro decide su tempo en consonancia con las circunstancias en las que se mueve. Es extraña la amistad nunca ha estado completamente en el cajón en los últimos dieciséis años, que separan el primer borrador del último. La historia seguía dentro de mí y el proceso de reescritura ha sido largo y trabajoso. En la primera versión, que comencé en 2005, la novela estaba estructurada como dos edificios situados uno junto a otro. En el primer edificio estaba la voz de Samuel López Sañudo, El Gordo, y cuando él terminaba de hablar aparecía la voz de su amigo El Flaco, Alberto Delgado. El resultado era muy impactante porque la segunda voz lo cambiaba todo. Pero un día se me ocurrió la genialidad de combinar ambos edificios: un piso de uno, un piso de otro, un piso de uno un piso de otro… ¡Ay! No hay nadie como uno mismo para meterse en camisa de once varas, porque los edificios tenían un número de pisos diferentes. Hubo que bajar techos, mover paredes, hacer que temblasen los cimientos (que llegaron a cabrearse bastante conmigo)… pero al final el resultado me gustó mucho, y creo que resulta más atractivo para el lector. El primer final de la novela, que en aquel momento se titulaba En mi mentira, tenía un final muy distinto. Y he estado cambiando cosas: detalles, luces, atmósferas, hasta prácticamente el día en que el editor me dijo que ya, que nos estaba esperando la imprenta. Dieciséis años duró el proceso; y sin embargo abro el libro al azar y aún en ocasiones logro sorprenderme y pienso: ¿Cómo se te ocurrió escribir esto, tío?

“Pessoa y yo nunca nos conocimos y vivimos en mundos diferentes, pero somos exactamente el mismo”

También rescata a Frederic Traum, álter ego o heterónimo o vaya a saber usted quién es. ¿Quién es Traum?

Traum es el ángel negro que llevamos todos en nuestro interior, el que nos defiende y da la cara cuando el mundo es injusto, insoportable, estúpido o simplemente ridículo. Traum es el que nunca tiene miedo de dar un puñetazo encima de la mesa, o en la nariz de un enemigo.

Escritores célebres como José Ángel Mañas o Luis Alberto de Cuenca han resaltado su novela en tono noir, a la altura de Highsmith. ¿Palabras mayores o referente de lujo en quien encomendarse?

A  quien le guste Highsmith, y sobre todo Ripley, normalmente también le gustará Es extraña la amistad. Porque Traum y Ripley son animales de la misma especie, aunque Traum es todavía más oscuro. Ambos son palabras mayores, pero a Traum aún no le han iluminado los focos del show business americano; ya le llegará el momento.

La extraña amistad de la que habla el título la protagonizan el gordo Sam y Delgado después de un inesperado reencuentro tras una década sin verse. ¿Qué les depara ese nuevo cara a cara?

La amistad es siempre extraña, porque en esencia es desinteresada. Y lo que es desinteresado también es libre. No hay dos amistades iguales, como cualquiera que tiene un amigo sabe. Si tienes la suerte de tener dos amigos auténticos, o hasta el prodigio de tres, basta pensar un instante para advertir que tú no eres el mismo en cada amistad.

¿Está sobrevalorada la amistad, o todo lo contrario? ¿Por qué?

No hay reglas para valorar la amistad, o al menos no las conozco. A veces dura lo que duran las flores, y muere al final de la primavera, otras crece y crece y se ramifica y solidifica y vence el mismísimo paso del tiempo. La amistad fue el primer gran tema de la narrativa, con Gilgamesh, y sin la amistad de Don Quijote y Sancho el más famoso libro de Cervantes no habría sobrevivido de ningún modo hasta nuestros días.

El juego de las identidades y la figura del “otro” imaginario le apasiona y se aprecia en buena parte de su obra literaria. ¿Qué le aporta a un texto literario que grandes de la literatura universal como Pessoa han utilizado con genialidad?

Un creador puede ser mucha gente, o dicho de otro modo: una cueva de almas. Cuánto más otros tiene dentro más rica es su obra, pues el resultado es una suma de inteligencias. Mirando el mundo del cine se comprende muy bien la metáfora: uno ilumina, otro maquilla, otro dirige… En literatura es más sutil, pero también funciona la suma de inteligencias, si el autor es una cueva de almas y maneja puntos de vista distinto, y hasta opuestos, con igual sinceridad y limpieza. O dicho de otro modo: Pessoa y yo nunca nos conocimos y vivimos en mundos diferentes, pero somos exactamente el mismo.

“La amistad es siempre extraña, porque en esencia es desinteresada”

Su ojo literario pone siempre el acento en los hechos cotidianos de nuestro día a día que, sin pensarlo, pueden llegar a ocultar también misterios por explorar de lo más diverso, o incluso algún crimen. ¿Cómo lo consigue?

Como dice Stephen King, los escritores somos gente que maleducamos nuestros cerebros para que se nos pueda ocurrir cualquier cosa. Somos geniales y somos pobres tipos.

Asegura que el gran truco de toda buena novela es como el que guarda una bolsa de pipas: no parar hasta acabarlas. Si se sobrepasa el punto de sal o si, por el contrario, no se llega a él, el fracaso está asegurado. ¿Sólo probándolas se puede acertar?

Mi hijo Max, cuando tenía unos cuatro o cinco años, un día señaló la biblioteca que tenemos en El Escorial y dijo: “Papá, es que todas las baldas están llenas de misterios”. Un libro siempre es un misterio, hasta que lo pruebas. Y espero, humildemente, que quien abra esta bonita bolsa de pipas y pruebe Es extraña la amistad, se enganche, enamore y quede fascinado, y hasta sienta miedo; como me sucedió a mí mientras escribía, y leía, este canto a la amistad, iluminado desde el lado oscuro… de la Fuerza.

Para terminar, ¿tiene algo guardado en el cajón para sus lectores?

Claro.

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