¿Puede la literatura cambiarnos la vida?… Esta pregunta, tomada a ligera, puede parecer extravagante y sin sentido, pero si reflexionamos detenidamente sobre esta cuestión podemos llegar a la conclusión de que no es una idea totalmente descabellada.

Yo creo que la lectura, la literatura, puede cambiar la vida de los lectores, porque acercarte a las páginas de algunos escritores puede hacer que ya nunca más veas el mundo con la misma mirada con la que lo hacías antes de leerlos.

Eso mismo le pasó a Rafael Alberti leyendo la poesía de Antonio Machado, que le reveló un nuevo mundo poético, haciendo que el escritor del Puerto de Santa María dedicara su vida a la literatura (así lo cuenta Alberti en sus memorias). Otro tanto le ocurrió a Juan Ramón Jiménez y al propio Machado con la lectura de Rubén Darío y Verlaine. Lo mismo le pasó a un Borges adolescente con la lectura de Dostoievski o a Jaime Gil de Biedma con la obra de Eliot o Cernuda.

Siempre hay escritores que te marcan, que te influyen, que te hacen ver el mundo de otra manera. Pues esa es una forma de que la literatura cambie o influya en tu vida.

Pero volvamos a la pregunta que nos interesa: ¿Puede o no la literatura cambiar la vida de los lectores? Definitivamente… Sí.  Decía García Posada que “la literatura cambia la vida, modifica los espíritus, debido a su capacidad reveladora”. Porque la literatura nos hace sentir y descubrir cosas nunca antes soñadas. Nos hace que dejemos imaginariamente nuestra habitación en sombra y nos traslada a mundos exóticos; nos sumerge en aventuras apasionantes y en misterios sin resolver; nos hace sentir miedo, pasión, intriga, terror, sorpresa, incertidumbre, amor, odio…

Porque la literatura juega a atrapar la vida; juega a condensarla para que la podamos descifrar tras sus diferentes máscaras. La literatura nos invita a soñar y ese acto maravilloso nos hace más libres y cambia nuestras vidas.

Ningún lector vería igual el mundo sin Don Quijote y Sancho, sin Ulises, sin Ignatius, sin Max Estrella, sin Ana Ozores o Madame Bovary. Ningún lector vería de igual forma el mundo sin esas voces, sin esas máscaras, tras las que se esconden los escritores.

La literatura puede cambiar nuestras vidas. Solo es necesario realizar el esfuerzo de abrir la primera página de un libro y comenzar a leer… O a soñar… Como gusten.

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