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Las varices: qué son, causas, tipos y tratamientos

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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Las varices, o insuficiencia venosa crónica, son venas hinchadas debido a una acumulación anormal de sangre a causa de la debilidad, a menudo heredada, en las paredes y válvulas de las venas superficiales. Esto produce un ensanchamiento y dilatación de las venas, de manera que la sangre se acumula fácilmente cuando una persona permanece de pie mucho rato.

Su aparición se debe a diversos factores, además de a la debilidad venosa o a la herencia familiar, como por ejemplo, la edad avanzada, ya que es normal que las válvulas de las venas se debiliten y no funcionen bien, o los cambios hormonales, por lo que es más frecuente que las varices afecten más a las mujeres que a los hombres. Por supuesto también influyen los malos hábitos, como el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad, que hacen que la presión sobre las venas sea mayor, lo que provoca que tengan que trabajar más para impulsar la sangre hacia el corazón.

Hasta hace algún tiempo se pensaba que las varices no se podían tratar. Sin embargo, actualmente no solo es posible hacerlo sino recomendable, con el fin de evitar daños irreparables, tal y como advierte el Centro Médico Rusiñol de Madrid. Pero, antes de comenzar cualquier tratamiento, es importante reconocer los diferentes tipos de varices que existen. Según la doctora López Marín, directora del Centro Médico Rusiñol, las varices «se clasifican por tipos o grados, de acuerdo a su intensidad o la condición en la que se presentan en el cuerpo». Existen hasta cuatro tipos de varices que se pueden identificar de la siguiente forma:

Varices de grado I o varículas: son finas, delgadas y destacan por su color ligeramente violeta. No suelen doler, aunque sí «se puede presentar una sensación de pesadez o de cansancio en las piernas», explica la doctora. No obstante, este tipo de varices son solo un problema estético.

Varices de grado II: estas varices son mucho más evidentes y están acompañadas «de una sensación de calor en el área afectada». Además, ya no solo es un problema estético, sino que aparece pesadez, calambres y hormigueo en las piernas, así como protuberancias y escozor.

Varices de grado III: son más gruesas debido a que las venas están más dilatadas. También, es común que surjan cambios de color en la piel e hinchazón. La sintomatología (pesadez, calambres, hormigueo, dolor) suele ir de menos a más.

Varices de grado IV: estas varices son más complejas de tratar, pues el dolor y la hinchazón se agravan. Además, «pueden aparecer lesiones inflamatorias llamadas eccematosas y úlceras que pueden infectarse con mucha facilidad», como advierte la doctora López Marín.

En la actualidad existen dos tratamientos muy eficaces para combatir las varices desde que aparecen y que han sido descubiertos por el Centro Médico Rusiñol. La elección de cada uno de ellos dependerá del paciente y del grado en el que se encuentre. El primero de ellos se denomina «medidas paliativas», ya que está enfocado en aliviar la pesadez, el dolor, mejorar la circulación y eliminar la hinchazón sin reducir ni atenuar las varices. Para ello, se utilizan las medias de compresión (evitan que aparezcan más varices) y la hidroterapia. El segundo es ambulatorio, ya que elimina «los vasos anómalos y la variz que se ha formado». Para conseguir esto, se utiliza la crioesclerosis o el láser. Ambos no interfieren en la vida diaria del paciente.

La crioesclerosis es una técnica que inyecta esclerosante en la vena mientras se enfría con un dispositivo. La vena se contrae y expulsa la sangre acumulada «que va a ser sustituida por el esclerosante a muy baja temperatura». Mientras que el láser emite una cantidad de energía que permitirá que la sangre del interior del vaso se coagule. Es una técnica efectiva y que no daña la piel. Pero, como indica la doctora López Marín «puede ser necesaria una o más sesiones».

Si las varices se tratan desde un principio, se puede evitar que continúen apareciendo o que evolucionen hasta los grados III y IV. Además, desde el Centro Médico Rusiñol aconsejan «la prevención y el cuidado del sistema vascular» para evitar que aparezcan.

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