Millones de personas acudirán a votar hoy para elegir a sus alcaldes y, en algunos territorios, a su presidente de la Comunidad Autónoma. No todo el mundo deposita su papeleta por ideología sin tener en cuenta la gestión realizada o si tal o cual candidato o candidata le ha resuelto los problemas del día a día. Es decir, las soluciones que no salen en los titulares. Hay millones de familias que en ese sobre tienen puestas sus esperanzas vitales porque viven en una vulnerabilidad extrema.
Los resultados de otros comicios municipales han llevado a la sorpresa de cómo los barrios más pobres se lanzaron a votar a los partidos que, en teoría, sólo se mueven para solucionar los problemas de quienes no los tienen. No obstante, es muy posible, aunque improbable, que ese candidato o candidata haya realizado una gestión adecuada y, por ejemplo, llevado servicios básicos a los distritos más desfavorecidos. No es lo habitual, pero puede ocurrir.
El mejor ejemplo de ello se pudo ver en mayo de 2021 cuando en los barrios con menor renta apoyaron mayoritariamente a Isabel Díaz Ayuso, una política que ha demostrado de sobra que su modelo de gestión es el de la destrucción de los servicios públicos y las medidas que favorecen a los que más tienen.
Desde las redes sociales se lanzó un ataque atroz contra estas personas que votaron a Ayuso en Vallecas, Vicálvaro, San Blas o Tetuán, por citar algunos. En cambio, no se hizo el análisis del porqué se dieron esos resultados. No se trató del «obrero de derechas» que se convierte en cómplice de su esclavitud. En mayo de 2021 todavía había restricciones por la pandemia. Muchas familias estaban con sus dos miembros en situación de ERTE, con escasos ingresos. Ayuso, con su promesa de abrir la hostelería y el comercio, atrajo el voto de los trabajadores de estos sectores, porque fue la única que lo puso por bandera.
Por eso, en los barrios más pobres los políticos están obligados a realizar una gestión de priorización de resolución de los problemas del día a día, no las grandes obras que en nada benefician a los que más lo necesitan.
Sevilla, por ejemplo, es la capital que cuenta con los barrios más pobres de España, destacando la zona denominada como Las Tres Mil Viviendas, tristemente «famosa» por sus niveles de delincuencia y de pobreza. El actual alcalde, Antonio Muñoz, cuenta con un proyecto que lo diferencia del resto de los candidatos, sobre todo de los que tienen posibilidades de gobernar: la atención a los barrios, el pisar cada losa de las aceras para buscar soluciones y entregárselas al pueblo.
Por eso, las Tres Mil Viviendas busca hoy un «alcalde de ley«, un regidor que, como han hecho sus antecesores, no les abandone todavía más y, para que en estos distritos haya justicia social es necesario un alcalde que crea en ella y no crea que es un invento de la izquierda. Hoy los habitantes de las Tres Mil Viviendas votarán, como el resto de ciudadanos, buscando a su alcalde pensando en quien cree que los tiene en cuenta y resolverá sus problemas reales, los del día a día, los que no dan titulares ni, tal vez, réditos políticos.
