El Evangelio de San Mateo afirma lo siguiente: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

La generosidad es una virtud que es íntima, que forma parte de la esencia de cada persona y que, por tanto, no debe ser aireada ni publicitada.

En estas semanas en que la ciudadanía asiste con admiración y gratitud a cómo los héroes del personal sanitario de los hospitales están luchando al límite contra el coronavirus, en muchos casos con recursos insuficientes gracias a los recortes de la derecha, estamos viendo cómo grandes empresas o personas con mucho dinero están haciendo donaciones o comprando material y que dichas acciones están siendo aireadas como método para dar una imagen amable ante la ciudadanía.

Como bien dice el Evangelio, la generosidad que estas personas y empresas están teniendo para con el personal sanitario sería mucho más digna si nadie supiera nada de que lo habían hecho. Una donación se hace de forma que, como mucho, sólo se entere el destinatario, no tiene por qué saberlo el resto de la población porque, finalmente, es interpretada como un modo de lavado de imagen. ¿Son necesarias estas donaciones? Evidentemente, sí. ¿Es necesaria la publicidad de las mismas? No.

Esto es lo que ha ocurrido con las donaciones que han realizado Ana Patricia Botín o Amancio Ortega, por citar a dos personas con una imagen más preeminente. Los sanitarios acogerán con alegría la compra de material con este dinero, sin embargo, hubiera sido mejor que nadie se hubiese enterado de la persona que había dado ese dinero.

Un detalle que menos ética esta publicidad del altruismo de los ricos es que en muchos casos, además de lo publicado en prensa, los anuncios lo hayan hecho cargos elegidos por el pueblo cuya obligación en la actualidad es gestionar la crisis sanitaria en sus territorios y que sufren las consecuencias de los recortes y las privatizaciones del Partido Popular. La función estos cargos públicos no está en hacer llamadas a los ricos como la señora Botín, el señor Ortega o el señor Florentino Pérez para sacar dinero. Para lo que los ciudadanos y ciudadanas les votaron fue para que gestionaran de manera idónea los recursos del pueblo y el hecho de que se esté dedicando a buscar dinero entre la calderilla de los millonarios y los grandes empresarios da la imagen de que los recursos públicos se han agotado, que el pueblo se ha quedado desamparado ante la pandemia del Covid19. Esto no es así.

Muchas veces el problema de estas donaciones de los más ricos no está en la cantidad o en el fin para el que se utiliza ese dinero. El problema está en conocer la procedencia del mismo. Amancio Ortega, por ejemplo, todos los años compra equipamiento para hospitales y los entrega a diferentes centros en todo el país. En la crisis del coronavirus ha comprado equipamiento sanitario en China. Sin embargo, la fortuna del señor Ortega se abastece del trabajo de fábricas situadas en Asia o en Brasil.

En el caso de Ana Patricia Botín ocurre lo mismo. Su fortuna está cimentada sobre la ruina de los afectados del Popular, las condiciones laborales de sus empleados y empleadas, los productos tóxicos como Valores Santander o la aplicación del IRPH, las cesiones de crédito, la compra de Banesto y los millones defraudados presuntamente a Hacienda, los 2.000 millones de euros ocultos en el HSBC, etc.

¿Hay algo más que un gesto altruista en las donaciones de Ana Patricia Botín, de Amancio Ortega y del resto de millonarios o grandes corporaciones? El tiempo lo dirá y se verá si alguna de estas empresas reciben algún contrato público cuando pase la crisis del coronavirus. La solidaridad no puede jamás ser utilizada como método de inversión, no puede ser entendida como en la película El Padrino, cuando Don Vito le dice a Bonasera, después de hacerle el favor de vengar a la hija del funerario, «Algún día, que quizá nunca llegue, te pediré que hagas algo por mí».

Otro aspecto a valorar en estas donaciones de los más ricos es si, posteriormente, se las desgravarán de sus correspondientes declaraciones de impuestos. Si así fuera, el altruismo pasa a ser inversión y una muestra más de que los que más tienen siempre buscan el beneficio en cualquiera de sus movimientos vitales. Si a esto se une, por ejemplo, la línea de donaciones abierta por la Comunidad de Madrid en la que coloca como un argumento positivo para que los más ricos donen que luego tendrán ventajas fiscales, entonces nos hallamos ante una adulteración del significado de la palabra solidaridad.

En conclusión, si los millonarios de este país querían donar dinero para los sanitarios, hubiera sido más digno, ético y absolutamente altruista si nadie se hubiese enterado de quién las hizo, porque el anonimato en estos casos es lo que certifican la buena fe. Las alaracas, las trompetas y los fuegos de artificio generan las dudas y no es el tiempo de la sospecha, es el tiempo de la verdad y de la humanización del capital.

2 COMENTARIOS

  1. Estimado Manuel Domínguez Moreno se puede decir más fuerte. Más claro creo que es imposible. Bajo mi humilde entender esto es periodismo con mayúsculas. Espero que su sinceridad, honradez y profesionalidad no le pase factura. ¡¡Enhorabuena por tan formidable artículo!!

  2. Jajaja, que fácil es hablar, te dan una plumilla y a vomitar, siempre contra la derecha, la izquierda nunca tiene culpa de nada, de recortes ni nada por el estilo, ninguna responsabilidad en nada.
    Sin ir mas lejos la derecha tuvo que recortar, si, mucho, porque una izquierda nefasta en gestión de economía, no supo nadar y guardar la ropa, solo recortar derechos y sueldo a los funcionarios. Menudas medidas para contener una crisis en España, ah y el plan 2000 jaja, como esta, que tampoco la hemos sabido interpretar por el miedo a no ser populares, en cuanto a las donaciones, no creo que los y las que las hacemos vayamos prodigando que se han hecho, ya están los medios de comunicación afines para destapar y echar basura sobre quien las hace, sensatez, si no empezamos a dejar de echarnos mierda entre ciudadanos podríamos volver a pelearnos entre nosotros, gracias a escritores como este y a políticos que no saben hacer la O con un canuto

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