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Las pensiones: el derecho, el problema, y la solución

Julián Molina Illán
Julián Molina Illán
Psicólogo, Fisioterapeuta, Enfermero, Filólogo, e Historiador del Arte.
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análisis

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Entre los lobbies pagados por los bancos (aunque yo más bien diría los lobos…), está Ignacio Conde-Ruiz, economista de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), cuya supuesta función es “influir positivamente en la sociedad española a través de la investigación de cuestiones económicas y sociales, y su divulgación”, o lo que es lo mismo, ejercer de lobo hambriento que acorrala a la población entre el abismo del miedo y la hecatombe económica, y la aceptación de sus planteamientos económicos. Es decir, “acojonar” a la gente para que acepte que les rebajen las pensiones y se hagan (nadie sabe cómo ni con qué dinero) un plan de pensiones privado con alguna de las entidades (bancos fundamentalmente) que financian dichos lobbies. La presión que ejercen es tan insoportable que hasta mi madre ha aceptado ya que le rebajen su pensión.

Las cifras son lo de menos. Cada economista da una diferente, y, además, hay un dicho en Economía según el cual a las cifras se las puede torturar lo suficiente para que terminen diciendo aquello que nos interese. El Sr. Conde-Ruiz pretende llamarnos idiotas si no comprendemos cosas tan sencillas como que ahora son tres los trabajadores que hay para pagar una pensión, que dentro de veinticinco años seremos dos trabajadores para pagar una pensión, y que dentro de cincuenta años seremos un trabajador para pagar una pensión. ¡Qué fácil de entender!: dentro de veinticinco años estaremos en riesgo, y dentro de cincuenta en bancarrota. “Hay que hacer algo, o estaremos perdidos”, y lo que hay que hacer, por supuesto, es cargarse las pensiones públicas para que, aquellos que lo financian a él hagan caja con la puesta en marcha de planes de pensiones privados, y, sobre todo, se produzca un adelgazamiento de la “cosa pública”, que, como sabemos, se sostiene con impuestos. La jugada es doble, como le gusta al Capitalismo: hacer negocio, y ahorrarse impuestos. Todo ganancia. Y si hubiera pérdidas, ya se nacionalizarían…

Pero resulta que las pirámides de población no son algo absoluto, sino relativo. Pueden venir inmigrantes, y engrosar determinadas franjas de edad; puede haber epidemias, guerras, emigración… o robots. Nunca se sabe. Además, están los impuestos, inventados para ser pagados, no para ser evadidos. A modo de recordatorio diremos que con el diferencial de fraude que tenemos con Europa se pagarían las pensiones. ¿No sería mejor atajar el fraude fiscal, y limitar las exenciones de que disfrutan los bancos y grandes corporaciones que no pagan más del 5% efectivo?

Las pensiones son un derecho. No es necesario abundar más en este concepto. Lo inaceptable es que quieran convertirlo en un problema (irreal), para acabar con él. Ya se está creando una corriente gerontofóbica según la cual es inadmisible que jóvenes guapos y bisoños se pasen lo mejor de sus vidas trabajando para que “estos cabrones” se dediquen a hacer viajes del Imserso. Los jóvenes no deben caer en la trampa y entender que, la sociedad que disfrutan la han creado esos “viejos miserables”, y que tal vez, algún día, ellos también sean viejos. No deben caer en la trampa del odio y, que los viejos, se conviertan en los nuevos judíos o moriscos a erradicar de este país, o, como planteó el insigne Miguel Ángel Aguilar, tal vez crear un “Cuerpo de Puntilleros del Estado” que humanamente alivie de la carga de la vida a esos despojos que nos esquilman.

Volviendo a los números hemos de decir que los que hablan de pirámides de población deben hablar también de productividad, que se duplica aproximadamente cada veinticinco años, y de fenómenos migratorios, y, sobre todo, de la revolución robótica (los nuevos esclavos) que se avecina. No es verdad que dentro de unos años el problema será cómo pagar la pensión de nuestros mayores. El problema será que hacer con la población pasiva que esa población de robots va a generar. Vamos a una sociedad y una cultura del ocio. Y dará igual cuántos años tenga la persona que se suba al aerodeslizador interespacial ultrasónico. El problema será qué hacer con las personas, no con los viejos. Mientras tanto, no seamos tan sinvergüenzas y respetemos su pensión. Sin duda se la han ganado.

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4 COMENTARIOS

  1. Lo primero que habría que poner en marcha para solucionar el gran problema que apunta, muy bien el artículo, es la Renta Básica Universal Incondicional para que no haya ninguna persona por debajo del umbral de la pobreza. Además, como bien sugiere el articulo perseguir el fraude y nuevos impuestos, a los que más tienen, y, por último, si fuera necesario, subir el IVA a todos los productos que no fueran de primera necesidad.

    • se deja una cosa muy importante, bajar los emolumentos de todos éstos politicos sin estudios que cobran un pastón y no pagan un euro de seguridad socail, aparte de echar a la calle a todos los familiares y amigos que son legiones de colocados por los diferentes afiliados de las bandas politicas de éste país, eso si que es imposible de mantener

      • Tienes razón, pero lo que pasa es que cuando PODEMOS y las fuerzas del cambio, y no me refiero entre ellas a Ciudadanos, que es mas de lo mismo o de lo peor, intentan bajarse los sueldos el resto, que desgraciadamente son mayoría, se niegan, entre ellos el mencionado C’s.

      • Tienes razón, pero lo que pasa es que cuando PODEMOS y las fuerzas del cambio, y no me refiero entre ellas a Ciudadanos, que es mas de lo mismo o de lo peor, intentan bajarse los sueldos el resto, que desgraciadamente son mayoría, se niegan, entre ellos el mencionado C’s.

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