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Las fronteras son las cicatrices del mundo

Antonio Fernández-Fígares Morales
Antonio Fernández-Fígares Morales
Presidente de la ONG Paz en Acción, director de Radionuevaera.es, Coproductor del programa Tiempo de Cambio, colaborador de la revista Ser Consciente, coach, empresario, escritor y conferenciante. Tiene un profundo interés por todos los conocimientos humanísticos, dedicándose al estudio de la Psicología, especialmente el análisis de C.G.Jung, mediante una introspección de más de dos años. Su interés por comprender al ser humano y su destino le lleva a estudiar también Filosofía durante ocho años. Se forma en técnicas bioenergéticas durante un año y medio, y meditación, tres años. Es colaborador en periódicos, televisiones y especialmente en numerosas radios. Desarrolla varios productos que comercializa a nivel nacional como: -CURSOS DE AUTOAYUDA (12 TÍTULOS) -REVISTA: EL MUNDO DE LO INCREIBLE –PROGRAMAS: ELIMINE SU ESTRÉS Y VALORES PARA UNA CULTURA DE PAZ -LIBROS: RELACIONES HUMANAS, TECNICAS ÉTICAS DE VENTA y ESTRELLAS DE ESPERANZA. Imparte el taller: SER CONSCIENTE EN EL AHORA.
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análisis

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La convulsa historia del hombre en el mundo con sus luchas territoriales y afirmaciones de idiosincrasias en las zonas, han llevado a múltiples guerras, que han dejado el mundo dividido. Sin embargo, ahora se trabaja por la unión. De momento en bloques económicos con culturas más o menos diversas pero en las que haya libertad de movimientos e igualdad de derechos. Esto crea más prosperidad y más fuerza para competir con otros bloques de gran extensión y población.

Rusia, Estados Unidos, Japón, China, la India y Europa son los líderes mundiales, y el imperio de la solidaridad y la ley emergen como valores fundamentales para crear espacios en los que el ser humano pueda vivir con libertad, democracia y responsabilidad.

Las fronteras han sido creadas por esta necesidad de agruparse entre los más o menos iguales y que sea posible la convivencia, pero uno de los grandes ideales es un mundo sin ellas.

Los países tienen que intentar unirse en este mundo ya interconectado y en el que se influyen mutuamente lo quieran o no, y en el que cada día más cosas son compartidas. Por esto el separatismo, la fractura de territorios, el independentismo rompiendo vínculos históricos, económicos y de comunidad no es el camino que lleve a la justicia y a la prosperidad.

Probablemente esta época humana se recuerde en el futuro como la adolescencia de la humanidad, en la que unos se peleaban con otros para afirmar su individualidad y sus derechos en vez de colaborar.

No es posible poner puertas al campo, y si se ponen, seguro que habrá quien las derribe o que pase por otro lado. Además, ésta es la época de la colaboración para solucionar problemas como el hambre, los desplazados de zonas en guerra, la contaminación, el cambio climático, el desarrollo científico y técnico para la cura de enfermedades, y otros muchos que nos afectan a todos.

La humanidad necesita tener mucho cuidado al elegir a los líderes que han de afrontar estas tremendas tareas, porque en ocasiones se equivoca, se deja seducir por cantos de sirena y eleva a la posición de dirigentes a personas que no deberían serlo porque no tienen las cualidades y valores que tendrían que tener, y las consecuencias han sido, son, y pueden ser devastadoras.

Los partidos políticos también tienen su gran responsabilidad y es imprescindible que propongan candidatos que sean personas acreditadamente dignas del honor que se les concede de dirigir.

Un solo mundo de momento para habitar, un solo barco en el que convivir, una casa que se nos está quedando casa vez más pequeña y que necesita reparaciones urgentes. Un hábitat que necesitamos cuidar. Muchas tareas que necesitamos hacer juntos y no divididos, porque entonces o no las haremos o las haremos mal.

La Tierra está pidiendo auxilio al ser que ha cuidado y al que ha dotado de todo tipo de bienes para que elimine los problemas y dolores que él mismo ha causado. Y muchas personas del mundo que han nacido en zonas poco afortunadas también necesitan ayuda.

Es la hora en que los problemas comunes nos acerquen y no nos alejen. Siempre ha pasado, pero ahora más que nunca, lo que le pasa a una parte le afecta al todo, y es necesario un gran sentido de la responsabilidad y aplicar lo que decía Gandhi: “se el cambio que quieres ver en el mundo”, siendo imprescindible una mayor implicación de la ciudadanía en la acción social y la política. No basta con votar cada cierto tiempo para que nos representen y tomen las decisiones por nosotros, es imprescindible que cada uno sea consciente de que tiene el poder de cambiar las cosas. Esa acción le hará sentirse orgulloso de su lucha y de lo que haya logrado, sea mucho o poco.

Tenemos herramientas en las manos que nuestros antepasados no podrían ni haber soñado y es bueno que las utilicemos en cosas que promuevan la colaboración. Podemos ser mejores y más fuertes, vivir mejor y más seguros, cada gesto cuenta, cada elección importa, cada opinión influye, lo que se hace suma y lo que no se hace resta.

Podemos mejorar unidos, busquemos esa unión, ya que también es cierto, que hay fuerzas que pretenden dividirnos por intereses egoístas de pequeños grupos que pueden ser influyentes.

La vida dorada, hoy en día, no es una vida llena de lujos, además el consumismo es nocivo para el planeta, es una vida que llene el corazón, y la unión es de las cosas que más agradece. Podemos poner los ladrillos de un muro que nos separe, o los de un gran hogar que nos cobije de las inclemencias y en el que vivir tranquilos.

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1 COMENTARIO

  1. Cuando yo era un adolescente me gustaba la idea de tener una sola bandera el mundo, sonaba genial y era como la consolidación del mundo utópico. Ahora estoy en otra onda, y no por que me disguste o me hubiese alejado ideológicamente del gran paradigma. Dicen que el pesimista es el optimista bien informado y no les falta razón.
    Vamos a ver el mundo desde una óptica aseptica y desde alguna laxa moral. Nos situamos en la cima de la contemplación para observar con detalle la diferente realidad de sus pueblos, de sus gentes, de sus creencias o condiciones creenciales; de su producto y sus elementales procesos : De su economía al fin. De su idiosincrasia al cabo. Y en el fatídico espectro observado, nos recreamos en las formas de los poderes que los gobiernan para lucir de fondo la gran asignatura pendiente de la humanidad, la que lejos de solucionarse solamente se ha agravado, desde luego notoriamente. Y en el instante de digerir trago tan amargo, toda vez sin salir de la tangible perplejidad, uno se halla el dato que realmente no está dispuesto a añadir a la imposible ecuación:
    Del capital total mundial- monetario, productivo, inmobiliario, etc…- el noventa por ciento se halla en manos de un diez por ciento de la población. De ese afortunado diez por ciento, el noventa por ciento de tal capital se encuentra en poder de un insolidario diez por ciento. Y con estos datos dejo para usted replantearse sus criterios. Gracias.

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