«No se trata de un año de mejora, pero sí con perspectiva positiva». Ese podría ser el perfecto resumen del sector bancario español. Y así lo ha expresado el presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, que ha presentado este jueves el ‘Informe 2016’ llevado a cabo por su organización.

La ponencia de la presentación del informe llevaba por título ‘2016. Un ejercicio de transición’, y ese parece haber sido el factor determinante del sector financiero en el pasado ejercicio. No en vano, los bancos españoles obtuvieron un beneficio atribuido de 7.987 millones de euros en 2016, lo que supone un 23,1% menos que un año antes.

Las alarmas podrían dispararse en rojo si no fuera porque ha habido una serie de condicionantes que pueden explicar la situación. Y es que estos resultados se han visto afectados por factores singulares temporales específicos de 2016, sin los cuales el beneficio habría sido un 12% superior al registrado en el ejercicio 2015.

Entre estos hechos excepcionales destaca los inusualmente bajos tipos de interés, negativos durante todo el año en algunos tramos de la curva que han tenido las entidades. Por otra parte, también hay que destacar la desfavorable evolución de los tipos de cambio de las divisas en las que nuestros bancos operan en el exterior, con alguna excepción. Asimismo, como apunta el informe de AEB, hay que considerar la ausencia de operaciones corporativas significativas por primera vez en los últimos años.

Y, especialmente relevante, ha sido el reflejo contable de la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre cláusulas suelo y los también puntuales saneamientos de elevada cuantía afrontados por alguna entidad en el último trimestre del ejercicio.

Transición en tiempos de transición

Una vez llevada a cabo la excepción de los elementos singulares, las principales magnitudes tanto del balance como de la cuenta de resultados muestran variaciones interanuales de escasa relevancia, como corresponde a una coyuntura económica en la que el crecimiento de los principales países es todavía moderado.

Y esto es más significativo en España que en el conjunto de la Unión Europea, dado que el desapalancamiento de familias y empresas, aunque a menor ritmo que en ejercicios precedentes, no puede darse por concluido. Además, hay que considerar que la actividad bancaria se desenvuelve en un marco de inestabilidad normativa, agravada si cabe por los recientes resultados del referéndum británico (Brexit) y de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos.

El escenario al que se están enfrentando las entidades de crédito no es exclusivo de los grupos bancarios españoles y el mantenimiento en el tiempo de los muy reducidos, incluso negativos, tipos de interés dan forma a una situación poco favorecedora de la intermediación financiera, presionando a la baja los márgenes de la actividad típica.

Banco Popular en la mente de todos

No podía faltar en la presentación del informe de AEB el Banco Popular, la entidad de moda por sus cambios directivos, así como la incertidumbre ante su posible venta. En este sentido, Roldán ha asegurado que la entidad presidida por Emilio Saracho tiene un modelo de negocio «sólido» y «muy reconocido» y que hay que dejar que el nuevo equipo gestor tome las medidas que considere oportuno para ponerlo de nuevo en valor.

Asimismo, el presidente de AEB ha afirmado que el Popular «es un banco muy potente en la financiación de pymes», y por lo tanto es un banco que «sabe lo que quiere hacer», pues tiene una franquicia muy importante, aunque «tiene que hacer una digestión de activos inmobiliarios».

«Ahora tiene un nuevo equipo gestor, que está planteando con claridad las opciones y hay que dejarles establecer las medidas que ellos consideran que tiene que tomar el banco para poner en valor ese sólido modelo de negocio y esa franquicia tan importante que tienen», ha insistido Roldán.

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