La extrema derecha ya ha demostrado que ha llegado con la clara intención de demoler el sistema de derechos y libertades de la democracia española, un sistema aún con debilidades por la influencia de las dictaduras privadas a la hora de incumplir la efectividad de esos derechos reconocidos, pero que poco a poco se va consolidando.

Sin embargo, la falta de respuesta por parte del Estado a las necesidades reales de pueblo tras la crisis económica global —hecho que hay que apuntar al «debe» de esas élites— ha provocado que muchas de las víctimas de esa crisis hayan decidido dar su apoyo al populismo de extrema derecha que representa Vox.

El pasado lunes ya pudimos ver cómo el número 2 de Vox hacía apología del negacionismo de la violencia de género y, por ende, del terrorismo machista porque, como bien denuncian las asociaciones de defensa de los derechos de la mujer, el crecimiento de Vox está suponiendo un blanqueamiento para los maltratadores que se sienten representados por el mensaje del partido ultra.

La lucha por la igualdad real y contra la violencia machista supone también enfrentarse de frente a estos partidos ultras que pretenden la involución de la sociedad hacia los parámetros en los que la mujer estaba sometida a los derechos del hombre o a la anulación de la propia personalidad femenina.

Mientras las mujeres siguen siendo asesinadas, es inconcebible y miserable que haya políticos elegidos democráticamente por el pueblo que se dediquen a lanzar proclamas pro franquistas de defensa de ese patriarcado que está provocando uno de los mayores genocidios de la historia de la humanidad: el asesinato de mujeres por razón de su género.

Por esta razón, figuras como Carmen Calvo, que en su trayectoria política se ha definido como una defensora de los derechos de la mujer y de los derechos humanos, deben tener una presencia dentro de las instituciones con responsabilidades de gobierno para convertirse junto a su equipo, precisamente, en la muralla que frene el ascenso de la extrema derecha.

A diferencia de otros países en los que los ultras están creciendo por, precisamente, la captación de apoyos entre los desilusionados de un sistema conquistado por las élites y las dictaduras privadas, España dispone de personalidades políticas como Carmen Calvo capaces de gestionar la crisis democrática que supone el crecimiento de los partidos de extrema derecha y, sobre todo, en ser la vanguardia de la democracia frente a la barbarie de quienes pretenden romper con todos los avances, sobre todo en lo referente a los derechos de la mujer, algo que ha demostrado en estos meses de gobierno junto a su equipo de trabajo.

También, a diferencia de otros países, España tiene a una derecha democrática que no tiene inconvenientes en posicionarse al lado de los ultras con tal de no perder su apoyo en los gobiernos autonómicos o municipales que se sustentan gracias a los votos de Vox. Lo hemos visto en Madrid, en Murcia o en Andalucía. En la calle Génova, por cierto, deberían tomar nota de lo dicho por Angela Merkel en el Parlamento alemán: «si das tu opinión, debes asumir el hecho de que te pueden llevar la contraria. Expresar una opinión tiene sus costes. Pero la libertad de expresión tiene sus límites. Esos límites comienzan cuando se propaga el odio. Empiezan cuando la dignidad de otra persona es violada. Esta cámara debe oponerse al discurso extremista. De lo contrario, nuestra sociedad no volverá a ser la sociedad libre que es».

La vicepresidenta del Gobierno representa, por su trayectoria política, profesional y vital, la lucha por la igualdad real que, por extensión, es la lucha por la dignidad democrática de nuestra sociedad. Los proyectos que tiene en el Ministerio de Igualdad y en la Vicepresidencia en general son de tal calado que pueden llegar a representar una revolución de dignidad en un mundo en que los valores no van más allá de los bordes de los billetes. Unos proyectos que tienen la categoría de Cuestión de Estado, porque la lucha por la igualdad real y contra la violencia machista son elementos clave dentro de una sociedad que está sufriendo una crisis terrorista como la que se vive en España. Por eso, en un tema tan importante, es crucial la continuidad de los equipos liderados por Carmen Calvo tanto en la Vicepresidencia del Gobierno como en el Ministerio de Igualdad.

En otro orden, sorprende el hecho de que Unidas Podemos haya renunciado a lo que ellos han denominado como «ministerios de Estado». ¿Acaso el Ministerio de Igualdad no es de Estado cuando tiene una de las tareas más importantes que hay en este momento en España? Minimizar la importancia que tiene esa cartera en la sociedad actual es no darse cuenta de las implicaciones políticas y sociales que tiene ser el máximo responsable de la gestión de las políticas de género en un momento en que hay un partido que está creciendo y que quiere eliminarlas, que pretende dejar desprotegidas a todas las mujeres.

Debido a la situación que sufre el pueblo en materias de economía y justicia, seguro que Podemos haría un mejor servicio a la sociedad en general en el Ministerio de Economía para controlar a las élites y gestionar las políticas económicas desde un punto de vista más social controlando a las élites financieras y empresariales. Lo que se hace en Igualdad debe tener continuidad con personas con experiencia en la gestión de estos temas, pero lo que se está haciendo en Economía y en Justicia, políticas neoliberales sin entrar en más complicidades, sí que precisa que haya un cambio radical de las políticas para que beneficien al pueblo. La ciudadanía estaría deseando que Podemos se haga cargo de esos dos ministerios para que el poder económico y el judicial vuelvan al lugar del que no se tuvieron que ir jamás: al pueblo para defender los intereses reales del pueblo.

Todo ello nos lleva a la conclusión de que la figura de Carmen Calvo, junto a su equipo de trabajo, es fundamental para el mantenimiento de la lucha por la igualdad desde un lugar de poder y, de este modo, continuar siendo el dique que frena a la ultraderecha y el ariete que logre romper la amenaza que supone para la sociedad en general y para las mujeres en particular el crecimiento de Vox.

3 COMENTARIOS

  1. Gracias Carmen Calvo vicepresidenta por hacer la propaganda a VOX.Los que estais demoliendo el pais sois vosotros los socialistos que solo mirais por vuestro sillon.Viceministra porque no hablas del robo del Banco Popular que hizo el gobierno de Rajoy a mas de 1500.000 españoles.

  2. Ya no sabéis como seguir engañando a la gente. Todo por la pasta y si a la vista está que terminareis destruyendo este país con vuestros pactos con el diablo.
    La ley de la violencia de género no ha dado resultados, hay que mejorarla y dejar de utilizarla para lucrarse, y menos mano blanda con los delincuentes. La casta política sólo se moja cuando el asunto se vende bien. Así que poneros a trabajar y reinventaros, que esto ya huele.

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