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La vacunación a los menores, una manera de enseñarles “cooperación y solidaridad”

Algunos padres manifiestan miedo a vacunar a sus hijos por los posibles efectos adversos

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análisis

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La vacunación empieza y acaba en los sectores más vulnerables de la población. Primero fueron los mayores, principal población de riesgo ante la epidemia de Covid-19, y ahora le toca el turno a los más pequeños: los menores entre 5 y 12 años. Pero si en el inicio del programa de vacunación había miedos respecto a los posibles efectos adversos de las vacunas parece que estos se han vuelto a avivar a la hora de vacunar a los niños. Una responsabilidad que no recae en ellos, sino en sus padres.

Vacunar a los niños

Ante el programa de vacunación a los niños los padres reaccionan de diferentes maneras: “Están aquellos padres que lo están celebrando con alegría porque piensan que sus hijos van a estar protegidos, van a proteger al resto de personas adultas de la familia y también van a proteger al resto de niños con los que se relacionen”, explica a Diario16 Consuelo Tomás, experta en psicología clínica y directora del centro que lleva su nombre en Valencia. “Luego están aquellos padres que lo están viviendo con preocupación porque tienen miedo ante los efectos secundarios que puedan producir las vacunas”, continúa la psicóloga.

Miedo a las agujas

Para muchos padres vacunar a sus hijos no sólo de la Covid-19, sino de cualquier otra enfermedad resulta algo traumático. “Algunos padres se tensan cuando a sus hijos les están vacunando. Como si estuviesen pasando dolor ellos mismos y esto lo único que hace es generar temor y ansiedad en los niños”, señala Tomás y advierte del rechazo e incluso fobia que producen las inyecciones en muchos pequeños:

“Algunos niños tienen un miedo atroz a las agujas, este trastorno se conoce como tripanofobia y a menudo requiere tratamiento psicológico”. De lado hay que dejar a los padres que son antivacunas, según la psicóloga: “Lo mejor es no darles pábulo ni publicidad y centrarse en los padres que tienen miedo a los efectos secundarios”.

Inculcar valores

Los profesionales de la salud mental aconsejan no mentirles a los niños y hacerles entender los beneficios de estar vacunados: “No hay que negarles a los niños de que vacunarse les puede hacer un poco de daño, pero también hay que decirles que sirve para que ellos, en determinado momento, no se pongan malitos y no contagien a los demás”, aconseja Tomás y continúa señalando la importancia de dar soporte a los pequeños que tienen miedo a vacunarse: “Los psicólogos recomendamos que cuando se vacunan a los niños estén al lado de una persona que les transmita confianza”. La vacunación va más allá de un interés personal y los psicólogos destacan el valor de inculcar en los pequeños toda una serie de principios: “De este modo se está enseñando a los pequeños valores que tienen que ver con la cooperación y con la solidaridad”.

Miedo a lo desconocido

La responsabilidad que cae en manos de los padres de valorar los beneficios frente al posible riesgo parece abrumar a algunos. “A veces son padres que tienen un gran miedo a la incertidumbre, es decir, lo quieren tener todo muy atado. Hay que ayudar a estos padres a manejar esa incertidumbre”, señala la psicóloga. Pero la culpa del miedo a vacunarse no recae únicamente sobre los padres. “No se han hecho buenas campañas de información para prevenir los posibles temores que algunas personas pudieran tener”, señala la experta en salud mental, para quien la información es la principal herramienta que ayuda con el miedo a lo desconocido: “Es muy importante entender que informar no es convencer, pero la información es necesaria para resolver las dudas o preocupaciones que las personas puedan tener”.

Informar

La principal fuente de información de los efectos de las vacunas ha sido la experiencia personal que se han ido trasmitiendo los ciudadanos los unos a los otros: “Ha habido muy poca información de los efectos secundarios que podían producir las vacunas y siempre nos hemos ido formando por el boca-boca”, denuncia Tomas.El papel que han desempeñado las tecnologías de la comunicación tampoco ha ayudado mucho. “Actualmente tenemos las redes sociales e Internet, donde hay mucha información que lo único que hace es confundir todavía más a los padres”, indica Tomás, para quien los psicólogos deberían haber jugado un papel más importante en los programas de vacunación: “Hubiera sido muy interesante crear equipos multidisciplinares en los que participasen médicos, psicólogos, trabajadores sociales para dar soporte e información durante los programas de vacunación”. Pero lo que parece estar claro es que los datos que ya se tienen sobre los efectos de las vacunas deberían ser suficientes para evitar el miedo: “La realidad es que se están evitando muertes y se están evitando contagios. Habría que hacer hincapié en estos datos para ayudar también a disminuir el miedo a la vacunación infantil”.

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