España y su pueblo necesita, principalmente, políticas sociales que reviertan el daño que el austericidio ha provocado en millones de españoles. Sin embargo, la paralisis política, el retraso en formalizar un acuerdo de gobierno progresista que lleve a la ley las necesidades reales de la ciudadanía, está provocando que las víctimas de la crisis económica, a quienes no llegará jamás el crecimiento de la macroeconomía, estén sufriendo una especie de revictimización porque esas políticas sociales que tanto hacen falta no llegan.

La incertidumbre generada por la imposibilidad de alcanzar un acuerdo de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos se está trasladando a ese 26% de la población que vive en riesgo extremo de pobreza porque aún se vive en España con la mayoría de las leyes aprobadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, un gobierno austericida y sometido a la psicótica obsesión por el déficit de la Unión Europea.

Mientras no se reviertan las leyes que tanto han hecho al pueblo pero que tanto han beneficiado a las grandes fortunas o a las grandes empresas, España no puede denominarse como una democracia social, puesto que un Estado desarrollado no puede permitir de ningún modo que se estén produciendo los abusos laborales que en España son legales; que las empresas estén evitando el pago de las cotizaciones a la Seguridad Social gracias a que en este país la figura del falso autónomo es legal; que haya sectores, como el financiero, que no quiera cumplir con la ley para poder seguir forzando a sus trabajadores a realizar horas extras sin pagar mientras se deja en la calle a decenas de miles de empleados; que los salarios sean los propios de una situación de posguerra pero las jornadas se eternicen más allá de las 12 horas diarias.

Todas las reformas necesarias para ejecutar una política plenamente social que priorice por encima de todo el bienestar del pueblo están paralizadas por los intereses particulares de los dos partidos políticos de la izquierda. ¿Pueden permitirse dejar a un 26% de la población que está en riesgo severo de pobreza en la incertidumbre de si las políticas que esperan de sus gobernantes siguen estancadas porque no se llega a un acuerdo? No, no y no.

El 28 de abril el pueblo se echó a la calle a votar para que la senda de políticas sociales iniciada tras la moción de censura continuara y que sus efectos se profundizaran. Fueron las políticas orientadas a lograr la justicia social las que hicieron que la izquierda lograra la victoria. Ha llegado el momento de que se cumpla con el compromiso adquirido en las urnas. No hacerlo sería una traición a la ciudadanía de la que ambos partidos serían los máximos responsables.

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