sábado, 27abril, 2024
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La noche se apaga sobre nuestros cuerpos

Guillermo de Jorge
Guillermo de Jorge
Guillermo de Jorge (Guillermo George Hernández), Santa Cruz de Tenerife, 1976. Cursó Filología Inglesa en la Universidad de La Laguna. Suboficial del Ejército de Tierra del Arma de Infantería, es Diplomado Superior de Montaña por la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales del Ejército de Tierra. Ha participado en operaciones de seguridad y misiones de paz, significando su estancia en Mauritania, Afganistán e Irak. Ha estado en países como Marruecos, Portugal, Senegal, Sierra Leona, Kuwait, Francia. Poeta - soldado, armas - letras, en la actualidad ejerce la presidencia de la Asociación Nacional Círculo Artístico Cálamo. Miembro del Centro Andaluz de las Letras, ha colaborado con medios de comunicación, destacando sus colaboraciones con el Diario de Sevilla, con el periódico La Voz de Almería, el Periódico El Día de Canarias y el Periódico El Mundo. Dirige la Colección “Letras del Mediterráneo”, de la Editorial Playa de Ákaba. En 2008 fue nombrado Miembro del Instituto de Estudios Almerienses. Le ha sido otorgado por la Junta de Andalucía, Diploma por su contribución y participación en Nueva Literatura Almería y fomento de la Cultura 2004. Accésit del Premio Creación Joven de Poesía de la Universidad de La Laguna 2005, actualmente colabora con Diario de Almería y Onda Cero Almería. Ha participado en encuentros literarios de carácter nacional e internacional, destacando el Festival Internacional de Getafe de Novela Negra, el Encuentro Nacional de las Letras Islas Canarias, Festival de Poesía del Mediterráneo o el Ciclo Internacional de Poesía Ciudad de Valladolid, estando sus textos reunidos en varias antologías poéticas y narrativas. DATOS BIBLIOGRÁFICOS Ha publicado diez libros de poemas, entre ellos: “Corporeidad de la Luz", Ediciones Idea, 2006 y “HK-G36E", prologado de Rafael Guillén, Premio Nacional de Literatura. Instituto de Estudios Almerienses, 2008. Ha colaborado con revistas especializadas, como la Revista Literaria Río Arga, Navarra; La Galla Ciencia, Murcia o la Revista Literaria Culturamas, Madrid. Y sus textos han sido publicados en suplementos literarios, destacando: “Selección de poemas" Publicado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Puebla, México. “Varied poems" Publicado por la Universidad de Columbia, EE.UU. En narrativa ha publicado: “Relatos a Glo”. Editorial Ediciones Idea, 2008. Como Cuadernos de Combate ha editado: “Irak: Diario de un legionario”, publicado por el Periódico La Voz de Almería, 2004. “Afganistán: Diario de un Soldado”, prologado por Lorenzo Silva, Premio Planeta de Novela. Editorial Playa de Ákaba. 1º Edición, Dic 2015. 2º Edición Feb 2016. 3º Edición Sept 2017. Exposiciones fotográficas realizadas: “Afganistán: Pasajes”. Monográfico junto con Lorenzo Silva y comisariada por el artista plástico Fernando Barrionuevo, en la Sala de Arte Contemporáneo MECA Mediterráneo Centro Artístico (Almería, Andalucía).
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análisis

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Alguien contó azules los días que nos esperaban. Nos advirtió, con el fuego entre las mandíbulas, que no hay nada peor que huir de uno mismo y no hallar respuestas. Que no hay nada más infame que crear una imagen deformada, con el fin de poder justificar las atrocidades a las que el ser humano puede someter a sus iguales. Buscar una razón para mostrar la mayor crueldad del mundo.

Joseph Goebbels también era un ciudadano ejemplar. Después de una larga jornada de trabajo, llegaba a casa. Abrazaba a su mujer. Amaba a sus hijos. Solía leer a los grandes filósofos alemanes. Escuchaba la exquisita textura de la música clásica. Saludaba a sus vecinos desde el jardín, mientras inclinaba su cuerpecito de pan con leche para recoger su periódico.

Alguien contó azules los días que habitamos y convertidos en el hombre aquel donde poder acallar ese dolor que sobre el cuerpo nos atormenta, atravesó la ciudad en llamas para advertirnos que si nuestros muertos se levantasen para admirar el mundo que habían construido sus hijos, no debían de sentir la vergüenza de lo que habían edificado sobre los restos de sus tumbas.

Joseph Goebbels también era un ciudadano ejemplar y los mares regresaban, una y otra vez, a su cita puntual. El cielo caía inevitablemente sobre el mundo y los hombres se hallaban inmersos en su cólera, avanzando entre las calles, como un día cualquiera, subiendo por los labios, trepando hasta llegar al exacto ángulo del dolor, como la materia, como el pez, como el fin de los días cuando anuncias con tus besos mi nombre. Y ya pasados los años, nadie volverá a preguntar por nosotros. Es la certeza de saber que somos memoria, pasado imperfecto, barcos que naufragan en mitad de la madrugada.

Ahora, en casa, cuando la noche se apaga sobre nuestros cuerpos, solos hallamos la respuesta: combatir contra cada uno de nuestros miedos. No defraudarse ante uno mismo. No ser el pasto lascivo con el que poder saciar nuestra propia sed. No convertirnos en un Joseph Goebbels. Saber que tú, amor, existes, anunciándote entre las grietas de mis labios, sin tregua, como una flor que crece al borde del abismo, para confesarme que todo en este mundo nos duele, excepto el silencio de pensarte, que todo en este mundo nos sobra, excepto cuando acabo anclado en el tórrido cielo de tu boca.

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