Una de las mayores bellezas que tiene la ciudad de Cádiz es que emana libertad, se respira libertad e inocula libertad a todos los que la visitan o a los que en ella viven.

En un país en que cada vez es más utópica la aplicación de algo tan bello como ser libre y, sobre todo, sentirse como tal, tener un reducto como Cádiz es un tesoro que nada ni nadie puede permitir que se pierda.

Mariano Jose de Larra decía que «un pueblo no es verdaderamente libre mientras que la libertad no esté arraigada en sus costumbres e identificada con ellas». Por esto los gaditanos y las gaditanas son libres y la magia de Cádiz se transfiere a quienes la visitan.

Cádiz siempre ha sido una ciudad distinta en todos los sentidos y siempre buscando la vanguardia de los tiempos que corren. El mundo está viviendo la revolución de las mujeres y es testigo de cómo se van conquistando parcelas de igualdad en muy poco tiempo a pesar de la dura oposición de quienes, desde todos los ámbitos, aún miran con recelo esta disrupción social que pone en peligro muchos privilegios concedidos por la sociedad patriarcal.

En Cádiz se aprobó la Constitución de 1812 en la que se fundamentaron los valores de la democracia y de la libertad y por eso sus calles, sus playas y su gente escuchará en medio del calor y de la brisa de la Bahía un grito de libertad que resonará en el resto del Estado, tal y como ocurrió con La Pepa.

En estos días, además, en Cádiz, en su Universidad, se ha celebrado el curso de verano Feminismo, Igualdad Real,  organizado por la Escuela Superior de Feminismo, Humanidades, Comunicación y Cine, la UCA, Multimedia Ediciones Globales –editora de Diario16 y la revista Feminismo Igualdad real– y Foro16,  en el que importantes referentes de todos los ámbitos del saber han compartido sus conocimientos con alumnos y alumnas que se llevan la esencia de la lucha por la igualdad, la diversidad, el respeto hacia el diferente y, por supuesto, las bases sobre las que sustentar la revolución en marcha de las mujeres. Personalidades como la escritora y periodista mexicana Lydia Cacho, la catedrática del derecho Cecilia Palomo, las doctoras universitarias Carmen Vázquez, Carmen Ferradans, el profesor de la UCA David Almorza, la ex jueza y abogada Elena Rábade, el catedrático italiano de la Universidad de Nápoles Davide Borrelli, la directora de diario16.com, María José Pintor, el profesor universitario Carlos Delgado, y yo mismo en calidad de autor de presidente de Diario16 y autor del curso.

Feminismo, Igualdad Real ha sido hecho histórico dentro del ámbito social y académico en España, un paso más hacia la visibilización de la realidad y de la igualdad por la que las mujeres llevan luchando desde hace dos siglos. En él se ha tratado el feminismo de la igualdad real como un modo de comprender  de qué se trata el feminismo, cuál es su raíz histórica, sociológica y psicológica; y sobre todo, profundizar con enfoque crítico en el gran aporte multidisciplinario que el feminismo puede generar en diversas ramas del conocimiento como la Ciencia, el Derecho, la Política, el Periodismo y los Medios de Comunicación, el Arte, la Medicina y el Deporte, y finalmente, la Educación, principal motor en la consolidación de una sociedad capaz de transitar de la igualdad formal a la real.

Sólo Cádiz podía abrir sus puertas para un acontecimiento en el que ha primado, no sólo el concepto academicista de las materias que en las aulas de la UCA se trataron, sino un concepto mismo de libertad que encierra el alma de la ciudad.

Sin embargo, mientras se clausuraba este curso con las palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo —quien se ha dirigido a alumnas y alumnos, profesores y profesoras, directores y directoras y al personal de la universidad a través de una carta— ha surgido la polémica por el presunto veto por parte de la UCA al abogado de la Manada para participar en un curso sobre sexualidad.

¿A quién se le ocurrió invitar a este hombre que ha defendido en todos los foros que ha tenido a su alcance el sometimiento sexual del hombre sobre la mujer? Desde luego, la reacción por parte de la UCA y de su rector, Francisco Piniella, ha sido la coherente y la que mejor representa la libertad que emana y que se palpa en cada rincón de la ciudad de Cádiz, universidad incluida y, sobre todo, ha sido leal consigo mismo, con su propia historia y con todo lo que ha defendido a lo largo de su vida

No sería coherente por parte de la UCA que, mientras durante dos semanas las aulas de la Facultad de Ciencias del Trabajo han escuchado referencias a los valores del respeto a la igualdad, la diversidad, la libertad y el respeto de los derechos humanos, en otra área de la universidad este señor defendiera la violación por parte de sus cinco clientes a una joven de 18 años.

Porque, no sólo se ha celebrado el curso Feminismo, Igualdad Real, sino que también se han impartido los organizados por la Asociación Páginas Violetas o por la propia Unidad de Igualdad de la UCA, cursos que demuestran la implicación de esta universidad con los valores de libertad, igualdad y respeto a los derechos humanos.

De haber permitido la intervención del abogado de La Manada el rector no sólo hubiera cometido un grave error sino que habría sido incoherente con todo lo que representa su pensamiento, su Universidad y, por supuesto, Cádiz, porque Piniella con la defensa de estos valores está siendo, además, leal a todos los que han confiado en él con su voto, apoyo y confianza incondicional.

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