Se ha puesto de moda que a quien ni estaba ni se le esperaba en el compromiso y la lucha contra el terrorismo etarra se le llene ahora la boca para tratar de comparar aquellos terribles años del plomo con las reivindicaciones independentistas en Cataluña. Enseguida una víctima de ETA, Rosa, la hija del asesinado Ernest Lluch, ha respondido en su twitter:
Empieza a ser agotador que destacados dirigentes de nuestro país se lleven a la boca con tanta facilidad a ETA. Por favor, discrepen políticamente y dejen de banalizar lo que supuso el terrorismo. https://t.co/WwpYOwMofr
— Rosa Lluch Bramon (@RosaLluchBramon) December 10, 2019
De hecho, tras las polémicas declaraciones de Cayetana Álvarez de Toledo, en las que la portavoz del PP en el Congreso defendía que el momento político actual «es más difícil» que «cuando ETA mataba», el alcalde de Madrid ha vuelto a referirse a la banda terrorista para compararla con Esquerra.
Martínez-Almeida ha asegurado que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) tiene la misma finalidad que tenía en su momento ETA.
Víctimas mortales
Es bueno recordar, para no utilizar el recuerdo de las víctimas en vano, así como la de sus familias, que ETA desde 1968 asesinó a cerca de 900 personas, entre civiles, entre ellos niñas y niños, y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y Comunidades Autónomas.
Así, ETA ha asesinado en sus 51 años de historia a 857 personas, según las cifras que maneja la Fundación Víctimas del Terrorismo. El año que arroja el mayor balance de víctimas mortales es 1980, con 98, tan sólo tres años después de que la Ley de Amnistía General vaciara de etarras todas las cárceles. La cifra es significativa si se tiene en cuenta que la banda aún no había estrenado el coche bomba, su arma preferida para provocar matanzas indiscriminadas.
En 1960, ETA asesinó a la niña de un año Begoña Urroz. No se volvieron a registrar víctimas mortales hasta 1968, con dos personas asesinadas. A continuación se ve una línea ascendente que tiene su momento culminante en 1980, con esos casi cien muertos. A partir de ahí, en la década de los ochenta el número de víctimas mortales oscila entre las 18 que hubo en 1989 -hay que tener en cuenta que hubo una tregua de tres meses- y las 52 de 1987, año en que ETA provocó las matanzas de Hipercor y Zaragoza.
