Comienza la segunda jornada de la sesión de investidura con la intervención de la representante de EH Bildu, Mertxe Aizpurua , que comienza reiterando la posición de su partido, que ha decidido abstenerse en la investidura de Pedro Sánchez.
Para Aizpurua «sigue existiendo una gran crisis de régimen, las repeticiones electorales dan buena cuenta de ello», ha afirmado.
Continúa la representante de EH Bildu reprochando a Sánchez que «pidió a la derecha que le dejase gobernar, quería dar una capa de barniz al viejo régimen. Y hoy usted no puede formar gobierno sin las izquierdas independentistas».
«La Transición no instauró un modelo democrático», asegura Aizpurua que a continuación critica el discurso del Rey Felipe VI tras el referéndum del 1 de octubre.
La representante de EH Bildu le advierte a Sánchez que “el reto es complicado y complejo” en referencia a la legislatura que, si no hay sorpresas o traiciones, arrancará el martes día 7 tras la votación de los diputados del Congreso.
El discurso de Bildu provoca murmullos y algún grito de los partidos de derechas. Casado ha gritado «qué vergüenza» y también se han oído desde los escaños de Vox en el gallinero.
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha tenido que llamar al orden y recordar que en la cámara se permite la libertad de expresión.
«Queremos respeto a lo que somos y a lo que sentimos, apelamos como naciones que somos al derecho a decidir», continúa la portavoz independentista vasca.
Vuelve Casado a interrumpir la intervención de Aizpurua: «Señor Sánchez, escuche», le dice al líder socialista. También se escuchan gritos de “terrorista” cuando la portavoz de EH Bildu cita a Otegi.
La portavoz de Bildu lanza una advertencia al candidato: «Con nuestra abstención lo que hacemos es abrir una ventana de oportunidad. Seremos pacientes y exigentes. Pero aspiramos a la agenda democratizadora real. Si no, no tendrán nuestro apoyo».
Al término del discurso de la portavoz de EH Bildu, y después de constantes interrupciones cargadas de insultos desde las bancadas de la derecha se han vuelto a escuchar gritos e insultos, como «asesesinos» y «terroristas», hacia la diputada y su formación.
