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La derecha mediática apoya que se amenace a trabajadores parlamentarios

Santiago Aparicio
Santiago Aparicio
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.
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análisis

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Es curioso como cada cual cuenta la realidad de acuerdo a sus posiciones ideológicas (algo inevitable pero que puede hacerse con decoro) o a su estrategia periodística (algo que es contrario a un mínimo de ética). Si han leído los medios de derechas ayer se habrán asustado porque la mayoría de grupos parlamentarios, exceptuando PP, Vox y Cs, han presentado una queja a la mesa del Parlamento para que a ciertos periodistas se les reconvenga. Ni vetos, ni nada por el estilo, sino darles un toque de atención o… puerta.

Esa es la noticia de forma resumida. Ahora bien, lo que ustedes habrán leído en los medios de derechas es que todos los grupos parlamentarios, menos los dignos y democráticos –los de derechas, vamos-, quieren censurar a medios de comunicación y transformar España en un régimen totalitario. Si ustedes se lo han creído les han engañado. No porque los partidos políticos quieren imponer un pensamiento único y cercar cualquier opinión alternativa o lateral, que eso lo quieren hacer todos (de hecho es lo que hacen dentro de cada uno de los partidos), sino porque lo que se ha denunciado es la agresión y los malos modos con trabajadores parlamentarios.

Respeto para los trabajadores de los grupos parlamentarios

Como pueden ver en la imagen de abajo, un recorte de la nota emitida, lo que vienen a denunciar los grupos parlamentarios es que algunos periodistas, por catalogarles como lo que dicen ser, han estado agrediendo verbalmente y actuando con malas formas contra los trabajadores (periodistas y/o administrativos) de esos grupos parlamentarios. O dicho de otra forma, que el Condenas va haciendo el chuloputas por el Congreso. Algo que parecen han copiado las gentes del Canal 7 (sí, ese que no ve ni su padre).

Cierto que el careo ideológico es molesto y repercute en el trabajo de los demás informadores, pero es parte del juego de preguntas-respuestas. Siempre pueden hacer como Gabriel Rufián que se niega a contestarles y a entrar en su juego. Lo llaman careo ideológico porque tocar los cojones no es muy decoroso en instancia parlamentaria. Pero no es esto lo que denuncian sino que se “consideran intolerables las faltas de respeto que se han producido hacia el personal de algunos grupos parlamentarios”. Conociendo a los mostrencos pueden suponer la chulería y las amenazas que habrán lanzado.

Los medios de derechas ocultan la agresión

Esto no lo habrán leído en columnas de opinión (o de desinformación), ni en los editoriales, ni… como es evidente en el escrito de FAPE –que se han cagado o han actuado como siempre-. Desaparecen las amenazas, los comportamientos indecorosos, las agresiones verbales y todo lo que no sirva para la causa estratégica que les han encargados sus patrocinadores.

El editorial de El debate dice: “Los dos partidos del Gobierno, PSOE y Podemos; sus aliados externos de ERC, PNV, Más País, BNG y Bildu y una pléyade de partidos menores como las CUP, Junts, el PdeCat o Nueva Canarias; han impulsado un inaudito comunicado pidiéndole al Congreso que vete y expulse a determinados medios de comunicación de las Cámaras por considerarles radicales”. Una mentira del señor Bieito Rubido. En ningún momento dice el comunicado nada sobre radicalidad pero sí sobre mal comportamiento. ¿Puede mirar el señor Rubido a la cara a los trabajadores del parlamento o es que apoya insultarles?

Luis Ventoso, también en El debate, titula su columna “La izquierda mordaza no quiere preguntas”. ¿Hace alusión a las amenazas y los malos modos? Ni se ha enterado, ni ha querido enterarse. Eso sí, mucho hablar de la libertad de prensa… la misma que habría que exigirle a él por no informarse y querer manipular. El Mundo: “Contra la censura, por la libertad de prensa”. ¿Dicen algo de las amenazas? No, sólo que si se cercena la libertad y bla, bla bla. Y así con el resto de medios de la derecha mediática. Ocultan la verdad porque les molesta o por son igual de chuloputas.

El día que se echó a un chuloputas de la Asamblea de Madrid

Este tipo de supuesto periodista desacomplejado, que en realidad es el periodista chuloputas, ya se sufrió en la Asamblea de Madrid. Allí acudieron varios a dar por culo, básicamente, cuando se publicó lo de la casa de Ramón Espinar. El interfecto rehusó dar explicaciones, no sólo a los chuloputas sino a todos los medios. Hasta ahí cada cual es libre de actuar como cree conveniente. El problema es que el chuloputas con su cámara perseguía, con un micrófono escondido, a Espinar por los lugares no habilitados para grabaciones o entrevistas –vamos donde se puede fumar y/o filtrar cosas-. Se le dijo que estaba molestando y que no podía grabar.

Cuando los demás periodistas le increparon y le dijeron que dejase hacer el trabajo a los demás, se revolvió. Así acudió a la cafetería de la Asamblea y amenazó al histórico Nino Olmeda, quien estuvo a punto de dejar las muletas y soltarle un buen par de hostias. Colmado el vaso, la mayoría de los periodistas pidieron que se le expulsase, algo a lo que accedió la mesa.

No es algo nuevo

Hay un elenco de periodistas que se deben creer por encima del bien y del mal, y a los que cualquier día les van caer una paliza de los propios compañeros. Son chulos, insultantes y agresivos no sólo con los políticos sino con cualquiera (incluyendo compañeros de profesión). Su estrategia es joder todas las ruedas de prensa para ser ellos mismos los protagonistas. Recurren al victimismo para poder engañar a cuatro inconscientes y que les financien sus blogs, o sus canales. Mientras provocan que el trabajo de los demás se pueda desarrollar con normalidad.

Lo curioso es que les hayan dado acreditación teniendo un canal de mierda. A Diario 16, en concreto a quien esto suscribe, se le negó durante casi ocho meses la acreditación para acudir al Congreso de los diputados de forma permanente. Ahora otros compañeros sí acuden, sin acreditación permanente, a diversos plenos, no a todos. A un medio histórico y con millones de lectores, no, pero a una banda de macarras sí. Entienden que ¿igual interesa más la bronca que la información?, ¿igual interesa generar un estado de opinión agonístico? Cuando desde la derecha se quejan de la no existencia de consenso igual deberían leer sus propios periódicos, escucharse en la radio…

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