Hace un par de semanas los medios de comunicación parecieron ponerse de acuerdo para poner sobre el mismo foco a Rafael Ribó, Sindic de Greuges en Cataluña.

Que Ribó estaba en el punto de mira desde hace tiempo no era nada nuevo. Sus contundentes informes, reconocidos por su independencia y objetividad se han ganado el reconocimiento y la inquina de muchos a partes iguales. Sin embargo, hace un par de semanas las acusaciones que contra él se vertieron pasaron la línea de lo que el periodismo no debería hacer: crear un perfil a base de calumnias para tratar de destrozar el prestigio de una persona.

Para poder comprobar la animadversión que hacia Ribó existe desde algunos lugares, basta con buscar su nombre en Internet. De esta manera es sencillo constatar la cantidad de «noticias» que tienen como objetivo minar su reputación, aludiendo a personas de su entorno con información que, en la mayoría de los casos es sesgada, manipulada o directamente falsa. La «pieza periódistica» en este sentido más reciente fue la que realizaron para el suplemento que publica el diario El Mundo, el Crónica, bajo el titular: «El síndico de oro… que culpa a los pacientes «españoles» y sí quiere curar a los niños africanos».

Así se despachaba esta publicación con un reportaje a doble página el domingo 15 de diciembre. En el pretendido reportaje trataban de hacer un perfil del Sindic aludiendo a la biografía de personas de su entorno como su padre, y valiéndose de comentarios como el del ex líder sindical Frutos, o la periodista Maruja Torres. Un artículo que publicaba información en algunos casos rotundamente falsa, que en ningún caso fue contrastada ni con el propio Ribó ni con su entorno. Sin embargo ahí queda, para que quien lo haya leído, se quede con la peor de las impresiones del Defensor del Pueblo de Cataluña. Más o menos la idea de una persona clasista, que mira con malos ojos a los españoles, agarrado a un puesto desde tiempos inmemorables, hijo de un colaboracionista de Franco… nada más lejos de la realidad que describen quienes le conocen, que precisamente explican para Diario16.com que «la presión a la que ha estado sometido el Señor Ribó ha sido injusta, y como no han podido atacar a la labor que realiza de manera escrupulosamente intachable, se han tenido que aferrar a un perfil falso para intentar desprestigiarle, tanto a él como a la figura que representa. Una figura, la del Síndic, que en Cataluña goza de prestigio, precisamente porque siempre ha contado con el respaldo de un trabajo de análisis, denuncia, y abordado con valentía y rigor. Algo que el Señor Ribó ha hecho sin ningún tipo de duda. Le invito a que haga un análisis detallado de lo sucedido durante este último mes con el Síndic, pues ha sido evidente». Pues así procedemos:

Debería llamar la atención cómo corrió como la pólvora el titular que de una entrevista realizada en Cadena Ser quisieron darle, y lo poco que después se escuchó al propio Ribó para que pudiera explicar lo que realmente sucedió y se dijo en ella. Analicemos lo sucedido:

  • El titular que escoge Cadena Ser para enmarcar la entrevista, inmediatamente después de publicarse, es el siguiente: «El defensor del pueblo catalán culpa a los pacientes del resto del Estado de los problemas de la sanidad en Cataluña». Sin embargo, al leer el cuerpo de la noticia, puede entenderse que el titular no encaja con la afirmación que Ribó realiza en la entrevista. Precisamente por ello, desde la cuenta oficial del Sindic de Greuges se responde en redes sociales con la transcripción de lo que sí ha dicho Ribó.

Y es entonces cuando se incluye la transcripción también en la pieza que publica Cadena Ser. Sin embargo, la mecha ya se ha encendido y nadie repara en lo que sí ha dicho Ribó, sino que se perpetúa, como un mantra, aquello que se ha querido dar a entender desde el primer momento.

Es así como se suceden los titulares en otros medios:

El mismo día 9 El Periódico publicaba: «El Síndic de Greuges minimiza el problema de las listas de espera.» Aunque pudiera parecer que el titular no formaba parte de la campaña, en el subtítulo se apuntaba ya con claridad: «Ribó culpa del sobrecoste a pacientes de otras Comunidades Autónomas que son atendidos en Cataluña».

Ribó, por su parte, explicó públicamente que «no podía retractarse de algo que no había dicho». Pero parecía dar igual: la máquina del fango ya se había activado y sería imparable. En este mismo momento, el Síndic negó categóricamente haber atribuido el mal funcionamiento de la sanidad catalana a las personas que acuden fuera de Cataluña a operarse.

El País publicaba al día siguiente, 10 de diciembre, que «El defensor del Pueblo catalán achaca el déficit sanitario a los pacientes de otras comunidades.» El Partido Popular de Cataluña ya pedía la cabeza de Ribó en este momento.

Y no eran los únicos: desde la Cope, Angel Expósito también ponía el foco en Ribó: «El defensor del pueblo catalán culpa a los de fuera».

El Crónica Global, que depende de El Español, se despachaba también contra Ribó en esta pieza que firmaba Alejandro Tercero y titulaba: «Ribó, la decadencia de la política catalana». Abría con una contundente afirmación: «La xenofobia en nuestro país se muestra con diferentes caras. (…) Una de esas caras la personifica Rafael Ribó, Sindic de Greuges». La pieza termina señalando a Ribó, de manera brutal, insinuando que utilizaba la firma de una persona con Alzheimer como es Pascual Maragall.

Iu Forn, para El Nacional, trató de explicar y denunciar todo lo que estaba ocurriendo en esta pieza de opinión: «La manipulación de la semana«. Y lo explica claramente cuando dice: «falta el toque maestro. Aquel punto que hace que un plato de acelgas hervidas luzca como si fuera un arroz de ceps, alcachofas y sipietas y que, en el caso que nos ocupa, consiste en que un medio publica una interpretación libre de las declaraciones del Síndic y a partir de aquí todo el mundo opina de lo que el medio dice que ha dicho Ribó y no lo que ha dicho realmente Ribó». 

Y ese mismo día 10, por la tarde, Cadena Ser, sacaba una pieza titulada: «Datos que desmienten a Rafael Ribó: el problema de la sanidad catalana no son los pacientes del resto de España».

El 11 de diciembre, Infolibre nos hace un análisis de lo que supuestamente sí dijo Rafael Ribó. Solamente disponible para suscriptores, incluso hoy.

El día 12 de diciembre, en Vanitatis, un suplemento de El Confidencialel foco ya se ponía en Ribó, saltando más allá de la supuesta polémica. En una sección llamada «El perfil íntimo» titulaban así: «Ex de Mª del Mar Bonet, de la burguesía… Rafael Ribó, el polémico «defensor» catalán». El subtítulo iba más allá: «El polémico Síndic de Greuges estudió en Nueva York, fue novio de María del Mar Bonet y es actualidad estos días por unas declaraciones contra los españoles». La lectura de esta pieza es sencillamente bochornosa. Valga como muestra el comienzo de la misma, para que nuestros lectores se puedan hacer una idea de cómo se activan las maquinarias del fango y de qué manera preparan «el decorado».

«Es una historia que conoce toda la familia de Rafael Ribó Massó,defensor del pueblo en Cataluña. Aunque el parentesco sea lejano, todos se relamen al recordarlo. Cuando Coca-Cola quiso desembarcar en España, el régimen de Franco le ofreció la concesión a un pariente de Ribó, quien rechazó la oferta porque aseguró que ese brebaje no podía triunfar en nuestro país. Aquel Massó pasó sus últimos días enfurruñado y medio enloquecido: pintaba las piedras de su casa de avenida Tibidabo de color oro para sentirse millonario. Había errado en su decisión de dejar escapar Coca-Cola.» Con este párrafo comenzaba la pieza, para sentenciar a continuación: «Así es la familia del Síndic de Greuges, miembro de la alta burguesía catalana…»

Ese mismo día, en esta web llamada «conversas a Cataluña», aparece publicada esta pieza, sin firma, donde abiertamente ya preguntan cuándo dimitirá Ribó. Una web con publicidad de La Caixa.

Y lejos de quedarse ahí, la campaña no había hecho más que empezar. Al día siguiente, 13 de diciembre, en la sección de opinión esta vez, se hacía de nuevo otro «perfil» de Ribó. Firmado por Joan Ollé, titulaba «Los agravios del Síndic». A pie de foto, antes de entrar a leer el texto en cuestión, ya estaba claro lo que podía esperarse: «Al defender a la institución ante el clamor popular contra las inhumanas listas de espera, Rafael Ribó acaba de actuar exactamente a la inversa de aquello para lo que fue contratado». 

La campaña ya estaba servida para que, a continuación, distintas formaciones políticas como Ciudadanos, el PSC o Podemos, como ocurrió en Sabadell, pidieran la dimisión de Ribó como Síndic.

El día 16 aparecía ya en el Crónica Global la noticia sobre la nueva información que había «descubierto» la Guardia Civil. Sí, apuntaba a Ribó: «La factura del viaje de Ribó a la final de la Champions, en el sumario del 3%». Añadían, a continuación: «La Guardia Civil aporta nuevos documentos sobre el vuelo, que tuvo un coste de 39.000 euros, y que el Síndic reconoció que había sido un error». Una pieza en la que se tratan de hilar distintas cuestiones con el objetivo de poner en duda la imagen del Síndic: se mezclan las supuestas declaraciones respecto a la Sanidad Catalana, con el hecho de que un empresario, al que Ribó ya manifestó no conocer, hubiera pagado un viaje para ver un partido de fútbol. Un asunto que se presenta como «noticia», cuando en realidad, el propio Ribó ya había hecho declaraciones públicas Rafael Ribó admite el «error» de aceptar el regalo del ….  Y a continuación, una serie de noticias «recomendadas», por si el lector quisiera «informarse» sobre Rafael Ribó.

Será el día 18 de diciembre cuando el PSC solicite que el Síndic acuda a dar explicaciones en sede parlamentaria sobre las supuestas declaraciones que hizo.

Al día siguiente, 19 de diciembre, se hizo pública la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la inmunidad de Oriol Junqueras. La campaña contra el Síndic quedó paralizada. No más noticias al respecto.

Y ayer, 27 de diciembre, una entrevista publicada en Eldiario.es donde Ribó habla abiertamente de todo lo sucedido en este último mes, de lo que dijo y, sobre todo, de lo que no dijo. Seguramente no tenga el recorrido que han tenido las palabras que no llegó a decir. Pero escrito queda, que sin duda, por lo que parece, es más seguro en estos tiempos que corren. Pasen y lean:

Rafael Ribó: «Es irresponsable decir que achaco los males de la sanidad catalana a pacientes de otras partes de España»

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