Las enormes pérdidas que está teniendo la banca española la van a pagar, una vez más, sus trabajadores. El recorte en sus beneficios va a acelerar el proceso de digitalización y, en consecuencia, esto tendrá un impacto muy fuerte en las plantillas, algo que no esconden ninguna de las principales entidades españolas: el objetivo, una reducción drástica de costes de personal.

El consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez, comunicó a los inversores que la entidad presidida por Ana Patricia Botín estaba acelerando la reducción de costes, sobre todo en España, tendencia que coincide con la indicada por Onur Genç, CEO de BBVA. Lo triste es que esas reducciones empiezan siempre por los despidos de trabajadores, ya que es la partida con la que se puede bajar más los gastos.

Dos procesos van a ser los principales aliados de la banca para que se produzcan las reestructuraciones de personal: la digitalización y las más que probables fusiones.

Respecto al primer apartado, tendrá un impacto muy grande en los trabajadores mayores de 50 años, ya que casi un tercio de las plantillas de la banca española supera ese rango de edad. La reducción del trabajo de oficina, la mayor presencia de la banca digital, el teletrabajo, las nuevas herramientas tecnológicas ponen el foco en este nicho de trabajadores que, además, tienen unas remuneraciones mucho más elevadas que las de sus compañeros más jóvenes.

A lo anterior, se unen las operaciones corporativas de fusión o compra de entidades (¿habrá resoluciones para que a algún banco la fusión le vuelva a salir gratis?) que siempre conllevan una reestructuración de plantillas. Las dos últimas se han dado en Bankia (fusión BMN) y Santander (operación Banco Popular).

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