La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) lleva meses esperando el permiso eclesiástico para llevar a cabo la exhumación de los cuerpos de cuatro republicanos asesinados en septiembre de 1936 en Bértoa, Carballo.
La ARMH, que tiene todos los permisos necesarios para iniciar los trabajos de exhumación, ha mantenido relaciones cordiales con los diferentes obispados en Galicia, por lo que este obstáculo resulta inusual en su labor.
La exhumación de los cuerpos de los cuatro asesinados, Juan Boedo Pardo, Andrés Pinilla Fraga, Pedro Pinilla Calvete y Francisco Miguel Fernández Díaz, permitiría a sus familiares darles una sepultura digna y, en algunos casos, poder identificarlos.
La ARMH ha llevado a cabo numerosas exhumaciones en Galicia y, en este caso, no se presentan dificultades técnicas desde el punto de vista arqueológico y forense, pues la actuación se realizaría en un suelo apartado de los nichos. Los cuerpos fueron enterrados por el párroco y los vecinos en el cementerio de Bértoa, donde la ARMH espera encontrarlos.
La actuación ha sido demandada por la familia y algunos vecinos que, a través de la ARMH, han solicitado el permiso necesario. La asociación ha explicado su labor en diversos actos públicos, acompañada por algunos familiares, vecinos y representantes de la alcaldía.
Los cuatro republicanos asesinados que se pretenden exhumar son Juan Boedo Pardo, de 28 años y de profesión gasista; Andrés Pinilla Fraga, de 52 años y conserje del Colegio Notarial de Coruña; Pedro Pinilla Calvete, de 21 años y mecánico; y Francisco Miguel Fernández Díaz, de 38 años y pintor, ilustrador, librero y crítico de arte, considerado una de las grandes realidades artísticas de Galicia de su tiempo y nombre mítico de la pintura gallega contemporánea.
La ARMH espera que la autoridad eclesiástica de Santiago de Compostela agilice el proceso y otorgue el permiso necesario para poder llevar a cabo la exhumación y dar respuesta a la demanda de los familiares y vecinos de los asesinados. La labor de la ARMH se centra en la recuperación de la memoria histórica y en la defensa de los derechos humanos, y esta exhumación es un ejemplo más de su compromiso en este ámbito.
La iglesia católica fue parte fundamental para la existencia del genocidio franquista. En Galiza, los párrocos, salvo excepciones, daban la lista de los que no acudían a misa o eran republicanos; por supuesto, posteriormente eran «paseados» y sus cadáveres tirados en las cunetas.