Juan Carlos I Emérito
Juan Carlos I durante el acto de abdicación en 2014

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cree que el Estado español debe correr con los gastos de seguridad y escolta del rey emérito, que sigue en Emiratos Árabes, tal como reconoció ayer Zarzuela en un comunicado. Sin embargo, los gastos que se originen fuera de España –viaje, hotel y manutención– deberían ser sufragados por el monarca, como también debería ser el emérito el que haga frente a las facturas de las personas que lo acompañen. Si es cierto que una mujer viaja con él, España no debería soportar esa minuta.

Todo apunta a que el rey emérito se está saltando a la torera el Código Ético impuesto por su propio hijo, Felipe VI, tras la histórica abdicación. Esa normativa interna de Casa Real prohíbe que los monarcas puedan aceptar prebendas de gran valor que superen lo que debe ser un simple regalo de cortesía. En caso de recibir favores del algún tipo, el rey emérito sigue estando sometido al reglamento interno de Palacio e incluso tiene la obligación de poner esos presentes a disposición de Patrimonio Nacional. “Porque sigue manteniendo el título honorífico de rey y, además, jurídicamente, forma parte de la Familia Real”, explica a La Sexta el magistrado Joaquim Bosch.

A los pocos meses de su proclamación, Felipe VI aprobó el Código Ético sobre las dádivas que pueden recibir los miembros de Zarzuela, diferenciando entre los regalos de “carácter institucional, de carácter personal y los que corresponden a usos habituales, sociales o de cortesía”. Los reyes y sus hijos solo pueden aceptar estos últimos.

“Dentro del concepto regalo pueden caber muchas cosas. Por lo tanto, es necesario, sobre todo en el momento actual, con la situación del rey emérito, un perfeccionamiento”, asegura el economista Gonzalo Bernardos. Así, los miembros de la Familia Real no pueden viajar gratis en vuelos comerciales, y tampoco recibir préstamos sin interés o aceptar cualquier favor que condicione el desarrollo de sus funciones. ¿Qué sucedería entonces si algún amigo le ofrece alojamiento o transporte gratuito al emérito? Según Joaquim Bosch, “formaría parte de esos usos habituales o de cortesía que, si viaja a un país, se le aloje puntualmente en un hotel, se le invite a una cena o se le paguen gastos muy puntuales de viaje”.

Iría, por tanto, más allá de la hospitalidad y de la cortesía “que al rey emérito se le regalara el uso de una residencia de lujo durante mucho tiempo a medio-largo plazo sin que tuviera que pagar ninguna cantidad, o que se le regalara un vehículo o cualquier otro medio de transporte”, ha precisado el magistrado.

De incumplir la normativa, los expertos señalan varias medidas aplicables. La más drástica, según ha continuado Joaquim Bosch, es “apartar jurídicamente al rey emérito de la Familia Real”. En todo caso, esa decisión le correspondería tomarla a Felipe VI, añaden fuentes de La Sexta.

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