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John Steinbeck y la ira

Francisco Javier López Martín
Francisco Javier López Martín
Licenciado en Geografía e Historia. Maestro en la enseñanza pública. Ha sido Secretario General de CCOO de Madrid entre 2000 y 2013 y Secretario de Formación de la Confederación de CCOO. Como escritor ha ganado más de 15 premios literarios y ha publicado el libro El Madrid del Primero de Mayo, el poemario La Tierra de los Nadie y recientemente Cuentos en la Tierra de los Nadie. Articulista habitual en diversos medios de comunicación.
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análisis

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Aquella película impresionaba, aunque fuera prohibida en España hasta 34 años después de su estreno en 1940. Éramos muy jóvenes y estábamos deseando ver películas como Las uvas de la ira. La película cuenta el viaje de una familia expulsada de sus tierras y de su pueblo por las tormentas de arena.

una familia lanzada a la carretera en busca de un futuro mejor de empleo en los viñedos de California. Si duro fue el viaje, aún más duro resulta hacerse un hueco en un mundo dominado por los terratenientes, en el que la resistencia, la organización de los trabajadores, conduce inevitablemente a la represión y a la muerte.

El director, un espléndido John Ford, junto a un reparto de magníficos actores y actrices como Henry Fonda, Jane Darwel, John Carradine, o Dorrys Bowdon. La película se estrena un año después de la publicación del libro, una buena muestra de la agilidad del mundo del cine en Estados Unidos antes del comienzo de la caza de brujas y el Macartismo en los años 50.

Es una película de la Gran Depresión tras la caída de la Bolsa de Nueva York y sus efectos económicos y sociales, las grandes tormentas de polvo (Dust Bowl) que asolaron las inmensas llanuras del centro de los Estados Unidos en la década de los 30 y los intentos del gobierno de Franklin Delano Roosevelt de contener los efectos devastadores a través de políticas de protección social a las que denominaron New Deal, el Nuevo Acuerdo, el Nuevo Contrato Social.

El autor de la novela, John Steinbeck, consiguió por ella el Premio Pulitzer, creado por Joseph Pulitzer para promover los mejores trabajos periodísticos, literarios, teatrales, Un premio gestionado desde entonces  por la Universidad de Columbia. No era para menos porque esa crónica de los duros años de la Gran Depresión y su impacto brutal sobre las vidas de las familias americanas bien lo merecía.

Pero Steinbeck, que cumplió 120 años el pasado 27 de febrero, no se conformó con esta obra maestra y este premio que recibió, por cierto, críticas de una sociedad que quería olvidar cuanto antes esa terrible década de desastres naturales, económicos y sociales, mientras se encaminaba sin solución de continuidad hacia los terribles años marcados por la Segunda Guerra Mundial.

Antes de Las uvas de la ira, Steinbeck se había recreado con humor en la juventud parada y sin hogar tras la Primera Guerra Mundial en la novela Tortilla Flat, mientras que en De ratones y hombres ya nos relata muchas de esas experiencias de la clase trabajadora estadounidense que vaga de un lugar a otro, en busca de empleo, durante los años de la Gran Depresión.

Será después de Las uvas de la ira, acostumbrado ya a que sus obras fueran llevadas al teatro, o al cine, cuando nos deja joyas como La perla,  Al Este del Edén, llevada al cine por Elia Kazán, para quien también escribió el guión de ¡Viva Zapata!, con Marlon Brando como protagonista, entre otras muchas obras.

Nunca ganó un Oscar, pese a haber estado nominado varias veces, pero al final, en 1962, le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, en confrontación con otros grandes como la danesa Karen Blixen, los ingleses Laurence Durrel y Robert Graves, o el magnífico dramaturgo francés Jean Anouilh. Cualquiera de ellos lo hubiera merecido de largo.

Steinbeck terminó alzándose con un premio que viene a reconocer toda la trayectoria de un hombre que intentó reflejar un mundo implacable que condena a demasiados seres humanos, vidas grandes que pueden dar lugar a grandes historias. Vidas marcadas por la derrota, pero también por el amor a la vida. Vidas apasionadas, impregnadas de compasión, a la manera en que nos la descubre Susan Sontag en su libro Ante el dolor de los demás.

John Steinbeck, sus historias, sus novelas, llevadas en muchos casos al cine y al teatro, se compadecen muy bien con nuestros tiempos marcados por una Gran Recesión como la que comenzó en 2008, una crisis ambiental sin precedentes derivada de un cambio climático ya innegable, que produce la extinción masiva de especies y pone en cuestión nuestras formas de vida sobre el planeta.

Situaciones que hemos tenido que aprender a vivir antes de embarcarnos en una pandemia desbocada que ha puesto de relieve la precariedad de nuestra vidas, o sentir ahí, al lado de nuestras fronteras europeas, una guerra entre otras tantas guerras provocadas por el poder y el dinero que alimentan las tensiones brutales que se reparten el poder en el planeta. 

Steinbeck cumple 120 años, pero releer y ver en la pantalla, Las uvas de la ira, Al Este del Edén, De ratones y hombres, o ¡Viva Zapata! puede situarnos en buena actitud, en el buen camino, para afrontar los duros días que nos tocan vivir, puntos de referencia en los que inspirarnos, de los que aprender.

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