Llegó el día y apenas quedan unas pocas horas para que los afectados sepan el contenido de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el IRPH, una decisión judicial que, de hacer justicia con los afectados, tendrá unas consecuencias muy importantes para el sector financiero español que durante años estuvo cobrando de más a 1,3 millones de familias que no referenciaron sus hipotecas al Euribor sino al IRPH.

Hoy no es día para hacer análisis. Hoy es día para que nuestros lectores escuchen el testimonio de una familia afectada que, como el resto, estará expectante a lo que diga el TJUE. De este modo podrán tener conciencia de lo que ha supuesto para más de un millón de familias este índice que la Comisión Europea ha calificado como de abusivo.

«Somos una familia a la que el IRPH nos lo ha arrebatado todo: salud, dinero y la vivienda. Me llamo Ángeles, vivo en Barcelona y hace 14 años compramos un piso en Santa Perpètua de Mogoda. Era nuestro sueño de formar una nueva familia mi actual marido y yo. Él tiene 2 hijas, yo 1 y otra en común que venía en camino. El piso tenía 4 habitaciones, 126 metros cuadrados, parking y trastero. Lo dicho, un sueño.

» Firmamos la hipoteca subrogándonos a la que había y añadiendo otra. Nos vendieron el IRPH como un índice que mientras el Euribor subía muy rápido y no tenía techo máximo, el nuestro iba muy lento y lo máximo que subía sería un 7%, cosa que nos dijeron que no llegaría.

» La cuota inicial fueron 1.175 euros, que en aquel momento con lo que ganábamos mi marido y yo más los gastos era perfectamente asumible, porque si no no me la hubiesen concedido, digo yo. El piso costaba 300.000€ y la tasación que nos hicieron a los 7 años porque necesitamos utilizar parte del capital pagado porque estábamos ahogados, fue de 426.000€ que pusieron en escritura. A Dios gracias.

» Lo que se nos dijo que sería un imposible ocurrió. Nuestro IRPH comenzó a subir y nuestra hipoteca pasó de 1.175 euros a 1.982 euros, más de 800 euros más al mes. El IRPH nos subió a 6,96% y nos ahogó. Tuvimos que vender el trastero. Jamás habíamos debido ni 5 céntimos y no queríamos dejar de ser puntuales a nuestros pagos.

» Como no llegábamos a fin de mes tuvimos que pedir dinero a nuestra familia que aún a día de hoy debemos. Como las desgracias no vienen solas yo caí enferma (fibromialgia y fatiga crónica). Iba trabajando y cogiendo bajas pero muy enferma. Intentamos por todos los medios negociar con la entidad para que nos pasasen la hipoteca a Euribor, para que nos ampliasen años, para que sólo nos cobrasen una parte durante unos años, pero fue en vano. Se negaron a todo.

» Un día una amiga me habló de un bufete de abogados y fui. Me aconsejaron dejar de pagar ya que no había manera de que negociasen. Así lo hice y fueron 4 años de pesadilla intentando negociar. Habíamos pagado más de 160.000 euros de intereses y no habíamos amortizado casi capital. Se solicitó la dación en pago. Este fue el peor calvario de nuestra vida: innumerables cartas amenazantes en el buzón, estar en las listas de morosos. Queríamos morirnos. Los gestores y abogados comenzaron a pedir cada 4 ó 6 meses nóminas de todos los que trabajasen en casa, certificados de empadronamiento, pago de pensión alimenticia, declaración de renta y mis informes médicos.

Al final decidieron que sí nos daban la dación en pago después de tantos años. Lo hicieron, supuestamente, por mi estado de salud y por la mala economía ya que absorbieron la empresa donde trabajaba mi marido y bajaron su salario considerablemente. Sin embargo, no se acabaron las pegas puesto que nos dijeron que la vivienda en ese año estaba valorada en 180.000 euros y no en 426.000€, que el mercado estaba en crisis. Esto es ilógico. Lo que pasa es que nos hubiesen tenido que pagar ellos a nosotros. Un robo a mano armada. Para más inri la entidad nos dice que tenemos que pagar un préstamo personal de 36.000 euros a interés IRPH por un concepto que ni hoy en día sé cuál es. Nos dijeron que por nuestra situación económica nos hacían un alquiler social de 283€ (se pueden imaginar lo precaria de nuestra situación para que nos concedieran eso). Sin embargo, había un PERO: una cláusula que decía que nadie directo a nosotros podía comprar la vivienda al finalizar los 3 años de alquiler social. Ni siquiera nosotros. El 14 de marzo del 2020 se cumplen esos 3 años y debemos abandonar la vivienda.

» A finales de noviembre de 2019 decidimos hablar con la entidad ya que una de las empresas que controlan sus activos inmobiliarios era la que controlaba los alquileres. Nos dijeron que hasta que no fuese a cumplir el contrato no nos podian mirar nada, que ellos no se encargaban pero que departamento de Daciones podía enviar toda lo documentación para agilizar el proceso. El 28 de noviembre lo llevamos todo y, a principios de enero, viendo que no obteníamos respuesta decidimos comenzar a mirar pisos ya que tenemos todavía viviendo en casa una hija de 13 sños que ha sufrido lo inimaginable.

El 9 de enero nos llamaron de la entidad para decirnos que el 14 de marzo debemos abandonar la vivienda y no nos pueden conceder alquiler social porque no estamos en situación de vulnerabilidad a pesar de que yo estoy pendiente de Incapacidad Absoluta y con una Permanente concedida, mi marido cobrando un 65% del salario porque lleva de baja desde septiembre por una enfermedad de larga duración, además de otros gastos. ¿No comemos?.

» Después de debatir telefónicamente con una señorita y explicar la situación, nos confirma que no le ha llegado documentación alguna la entidad matriz. Enviamos toda la documentación de nuevo y, tras un mes, nos llegó un burofax que nos insistía en que tenemos que abandonar la vivienda.

» Mi salud ha empeorado terriblemente a nivel físico y psicológico, igual que la de mi marido. No han tenido consideración de ningún tipo. Mis padres, incluso, hsn intentado comprar el piso y no los han dejado.

» El día que entregamos las llaves pusieron una puerta de hierro antiokupas y un gran letrero de “Piso en Alquiler”. Creo que nos perdimos algo. No sólo no nos renovaron el alquiler social y no nos ofertaron tampoco un alquiler normal.

» Nuestros 14 años con el IRPH se resumen en una pesadilla de la que no sé si podremos despertar y la que nos dejará secuelas físicas y psicológicas imborrables. Sin dinero, sin vivienda y sin salud…, pero con muchas deudas».

 

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