La revolución tecnológica va muy por delante de lo que podíamos esperar. La llegada de los teléfonos inteligentes, de internet, y de las aplicaciones que nos permiten compartir nuestra imagen, nuestra intimidad, nuestras ideas y nuestras disputas, abre nuevas maneras de comunicarnos, de estar informados, pero también puede suponer un riesgo para muchas personas. Especialmente para los más vulnerables que suelen ser los más jóvenes.
Instagram es una plataforma donde los usuarios comparten principalmente imágenes y videos y sus seguidores pueden comentarlo. Se suelen utilizar «filtros» que supone un retoque a la imagen origina, llegando a dar un efecto de maquillaje, a cambiar la forma de los ojos, la nariz o la propia cara.
Se han dado casos en los que usuarios de la plataforma han dado el paso en la vida real para materializar esos efectos que generan los filtros en sus rostros, sometiéndose a cirugías estéticas para simular las imágenes retocadas.
Importante problema para la salud mental de la juventud
The Wall Street Journal ha publicado hoy que «Facebook sabe que Instagram es tóxico para las adolescentes, según muestran documentos de la propia empresa».
La propia empresa propietaria de la aplicación Instagram, que es Facebook, llevó a cabo una investigación de carácter interno en la que concluía que esta aplicación es tóxica para sus usuarios, especialmente para la población y más joven y entre ella, a quien más daño hace es a las mujeres.
«Un 32% de las chicas dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor», apunta el informe. «Las comparaciones con lo que ven en Instagram pueden alterar el modo en que las jóvenes se perciben y describen a sí mismas» señala.
En 2019 se llevó a cabo otro análisis realizado entre adolescentes estadounidenses y británicas, donde se desvelaba que más del 40% de las chicas se veían poco atractivas a raíz de utilizar esta aplicación.
En el caso de los chicos, estos problemas se han manifestado en el 14% de los que han sido participantes del estudio.
El fundador de la empresa ha afirmado públicamente todo lo contrario
«Las investigaciones que hemos visto muestran que usar aplicaciones sociales para conectarte con otras personas puede ser beneficioso y positivo para la salud mental», afirmó Mark Zuckerberg, fundador de la empresa y actual CEO de la misma, el pasado mes de marzo de este mismo 2021.
El problema de la realidad y la ficción
Hasta ahora ninguna generación había vivido tan expuesta a las cámaras. Ninguna ha tenido momentos de sus vidas grabados como hasta ahora. De hecho, se desconoce si hay tiempo suficiente para poder volver a ver todas las fotos que realizamos y los videos que grabamos.
Lo que está empezando a quedar claro es que en los más pequeños, si no hay un control parental, la exposición a las pantallas y a su contenido, puede tener efectos devastadores.
Expertos han analizado ya la influencia negativa en la capacidad de concentración que supone en los más jóvenes la continua exposición a la pantalla. Pero también, de cara a su autopercepción, sobre todo en este tipo de plataformas que, como Instagram, ofrecen filtros para la realidad, queriendo dar a entender que no somos lo suficientemente guapas, lo suficientemente esbeltas, o atléticas, o divinas para mostrarnos al natural en público.
Primero se genera una necesidad de mostrar ante todos nuestra imagen, nuestra vida. Después la sensación de tener que camuflar lo que entendemos que no gusta. Y lo que no gusta, según parece, es lo normal. Por eso esta red está generando desórdenes en los más jóvenes, cuando están en plena fase madurativa y tienen que asumir su identidad, eliminar sus complejos y aprender a encontrar la belleza en los demás tal y como son.
Esta red lo que promueve es, precisamente lo contrario: maquillar nuestros defectos y analizar los de los demás. Una presión innecesaria que genera una realidad paralela que a día de hoy supone un verdadero peligro para el desarrollo de los más jóvenes.
