viernes, 26abril, 2024
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Ídolos de barro

Julián Arroyo Pomeda
Julián Arroyo Pomeda
Catedrático de Filosofía Instituto
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análisis

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Esta vez ha sido un niño autista el que ha pagado las furias del infernal Ronaldo, el futbolista de moda y bien pagado, dándole un manotazo y reventando su móvil. ¿Qué culpa tendrá el niño aficionado de la derrota del equipo del delantero portugués, el Manchester United? De paso proporcionó un golpe considerable en las manos del niño de 14 años, Jaque Harding. Menudo bicho. Qué animal. El niño le grababa emocionado con el teléfono que le regaló la abuela. Que sea autista puede ser un agravante más. Ronaldo, un deportista de élite.

Apartaos, pobres diablos, parece fulminar Ronaldo a quienes les toman fotografías en su camino. ¿No comprendéis que no me encuentro de humor? Hoy he perdido y estoy acostumbrado a ganar siempre. Es intolerable que encima os atreváis a ganarme, pero ¿qué os habéis creído? ¿Cómo puede ganar el Everton al Manchester United? Lo nunca visto. Un adolescente aficionado del Everton se planta en el túnel de vestuarios y me fotografía. Qué falta de respeto. Apártate de mí, Satanás. Primero, le tira el teléfono al suelo y seguidamente le golpea la mano. El pobre chico debió quedar en shock.

La ONG Save the children para protección de la infancia ya se había separado del jugador, dejando de colaborar con él y retirándole el título de ‘embajador’. Desgraciadamente, no se pueden buscar nuevos socios y aumentar las donaciones con un nombre que admiran muchos, pero sin conocer cuál es su catadura moral. Ya han descubierto que no basta con ser famoso.

Con este pésimo gesto Ronaldo no puede ser ningún ejemplo para jóvenes y adolescentes. Escupir es una falta de educación, decía un colega mío a los estudiantes, así que no lo hagáis, aunque veáis hacerlo a los futbolistas. Qué razón llevaba. Ronaldo se ha disculpado, diciendo que deben dar ejemplo los jóvenes y que hay que ser respetuosos y pacientes. Justo esto es lo que no hace. Y eso que tiene tres hijos pequeños.

A los defensores de Ronaldo les faltará tiempo para acusar a la madre del chaval, que ha denunciado el hecho. Ellos no deberían defenderle, dado que es el único responsable. ¿Qué quieren que haga la mamá? Pues defender a su hijo, claro, y con razón. Se trata, al parecer, de una agresión, aunque tendrá que valorarlo el juez. Estos niños son demasiado sensibles, debido a su estado. Una madre ha de cuidarlos siempre. ¿Qué quieren? ¿Qué se calle y les ría las gracias? Sólo faltaría esto. Ya sabemos que estas estrellas del deporte lo arreglan todo con dólares, que los tienen en abundancia y ganados con su esfuerzo y trabajo, no me importa reconocerlo, además de con la publicidad añadida. Ahora bien, no todo se arregla con dinero.

Todos tenemos prontos y hemos de saber contenerlos, porque, de lo contrario, ya conocemos quiénes pagan las consecuencias, las personas más próximas, que se encuentra a nuestro alrededor, sin culpa ninguna. Siempre hay que preguntarse por qué tienen que pagar los demás por nuestros errores personales. Uno se puede dar un cabezazo contra la pared, o con cualquier objeto que tenga a mano, para expulsar la adrenalina. También puede reconocer que lo ha hecho mal, buscar las razones de ello y ejecutarlo de otra manera en la siguiente ocasión. Esto es aprender de los errores y comportarse con la dignidad que nunca nos puede faltar.

Claro que no resulta fácil “lidiar con las emociones en momentos difíciles”, como alega en su excusa el futbolista. Lo entiendo, pero me parece que no puede haber excusas. “Estamos solos, sin excusas”, escribe Sartre en El existencialismo es un humanismo. Y Séneca confirmó mucho tiempo antes que “no hay animal más irascible que el hombre”. Pero, según el refrán, en las comidas y en el juego es donde se conoce al ser humano, porque el juego forma parte de nuestra inteligencia, precisamente. Tanto el cerebro, como la cabeza los tenemos para algo. También para topar, aunque esto es más propio de los animales. Esto es lo que ha hecho ahora Ronaldo: embestir contra un adolescente aficionado al fútbol. Puede que nunca se le olvide, desgraciadamente, quién es Ronaldo, su ídolo.

A Ronaldo le vemos a menudo montar broncas, cuando las cosas no le salen como él quiere. Es tan soberbio que no lo soporta. Conocemos de sobra su furia. Tales contratiempos inapropiados le están haciendo perder mucho valor, también económico. De los cuarentaicinco millones de euros en que se cotizaba ha pasado ya a solo treintaicinco. Sigue siendo un precio desorbitado, pero la realidad es que continúa cayendo. Él verá, si quiere convertirse en un ídolo de barro.

Creo que esta clase de acciones hay que sacarlas a la luz. Primero, para que sus autores sienten una cierta vergüenza por lo que hacen. Después, porque tenemos que andar muy alerta con los modelos que presentamos a los adolescentes. No se trata de que sean unos excelentes profesionales, que lo son, sin duda, sino para poner a la vista que no es posible separar la profesionalidad del carácter personal. Si uno es bueno, tiene que serlo en todos los sentidos. Despreciar a alguien o agredirle no tiene sentido. Tales acciones son siempre rechazables.

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