A veces me pregunto cuándo dejamos de ser seres humanos para ser animales depredadores en lo profesional, insensibilizados en lo social e hipócritas en lo personal.

Es extraño el día que no vemos una noticia en las redes sociales donde alguien anónimo ayuda a una persona necesitada y se nos encoge el corazón, se nos humedecen los ojos, nos emocionamos al leer algo que debería ser normal en los seres humanos, es lo que debería caracterizarnos, es lo que debería diferenciarnos de los animales, pero entonces vemos otra noticia, o un simple vídeo con una emotiva banda sonora de fondo, en esas redes sociales que nos tienen esclavizados, y vemos como un animal ayuda a otro animal, o incluso a un humano. ¿Qué nos está pasando? ¿Cuándo se intercambiaron los roles?

En la época con más derechos humanos y sociales de toda la historia, seguimos viendo a gente sin hogar, gente sin algo que comer, gente vagando por las calles mendigando un poco de nuestro amor o de nuestra atención. Lo veo a diario aquí, en Oxford, pero es algo que se extiende a todas las ciudades del mundo, y es algo que me avergüenza como ser humano. ¿Dónde quedó nuestra humanidad?

Nos hemos olvidado del ser humano, empezando por nosotros mismos. Nos hemos olvidado de ser lo que somos, seres sociales que necesitan convivir con otros seres sociales. Nos hemos olvidado de vivir, y ahora estamos muertos por dentro. Nos comunicamos virtualmente. La comunicación física se ha reducido hasta límites ridículos. Necesitamos razones para celebrar algo con la gente que realmente nos importa. El trabajo no nos satisface, nos atrapa, nos deprime, porque no es lo que esperabamos. No somos felices. Necesitamos motivación. Cada vez es mas frecuente buscar pareja por internet, jugar de manera online aunque sea a los naipes. En la era de internet vemos como las cifras de la prostitución se incrementan en busca del placer del contacto físico tras vivir en un mundo virtualizado en lo más cotidiano, y es triste, muy triste.

El otro día leí sobre un restaurante donde vas, ordenas la comida y comes solo. Ni siquiera ves al camarero. La mesa es individual y tiene unos laterales que te impiden ver al comensal de al lado. Si vas acompañado, tu acompañante y tú comeréis separados.

El individualismo mas absurdo está ganando un protagonismo alarmante en todos los ámbitos de nuestras vidas. Las relaciones profesionales son frías, los índices de caer en depresión no se frenan, hasta el punto de que las empresas se ven obligadas a invertir en programas de coaching personal y motivacional orientados a la búsqueda de la felicidad, y todo esto mientras se llevan a cabo prácticas poco éticas y humanas.

Y cuál es la solución, podría ser lo que te estés preguntanto. Es lógico después de aguantar cómo critico la sociedad en la que vivimos.

Mi interés en recuperar los valores del humanismo ilustrado es lo que me ha llevado a escribirte a tí, estimado lector, porque creo fielmente, como si de una religión se tratase, que el ser humano es la solución al problema que el propio ser humano ha creado. Porque creo fielmente que es posible ser mejor persona sin tener que pisotear a nadie por el camino y sin olvidar a nadie en frías calles de este invierno, y aun así triufar en aquello que se desee. Porque creo fielmente que nadie triunfa por sí solo y que todos, absolutamente todos, necesitamos aprender de los demás, y también porque creo fielmente que es esa necesidad, esa conviviencia fraternal y cooperativa lo que nos llevará a conseguir la felicidad.o

Por todo esto, te escribo y trataré de defendértelo y argumentártelo cada vez que nos encontremos tú y yo, aunque sea de esta manera virtual.

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