viernes, 26abril, 2024
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Herpes Zóster

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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análisis

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El tiempo se arrastra despacio cuando no tienes gran cosa que hacer. Si además el calor sofocante de un mes de julio te impide estar en plena calle después de comer, si tampoco puedes jugar en las lúgubres sombras de casa, donde todo permanece cerrado porque la siesta es sagrada, el aburrimiento te hace desear salir de allí con todas tus fuerzas. El primer día de vacaciones en el pueblo, Escolástico lo sufre sentado en la penumbra de su cama, maquinando que es lo que debe de hacer para no volver a sufrir las dos horas más largas de su vida.

En la finca de los Benavides todo está preparado para cuando sus afortunados propietarios decidan pasarse por Larrival. Isabelo, un familiar lejano de la señora Benavides, hace de guardés, jardinero y hasta de criado cuando los dueños tienen la “amabilidad” de dejarse caer por la propiedad. Desde mitad del mes de junio, Isabelo, prepara la piscina, siega la hierba casi diariamente, mantiene en orden los jardines y limpia la pista de tenis, además de esparcir convenientemente el albero de una pista de pádel profesional que el señorito de los Benavides mandó construir. Un desperdicio a juicio de Isabelo porque todo lo que hay allí cuesta una millonada y apenas lo disfrutan.

La casa de los padres de Escolástico es aledaña a la de Isabelo. De pasada le ha oído comentar que la familia Benavides este año se retrasará más que de costumbre. Ni siquiera es seguro que vengan para agosto. Así que Escolástico, en la oscuridad de su casa a la hora de la siesta ha pensado que lo mejor es colarse en la finca de los ricachones durante las dos horas y pico que todo permanece en silencio porque la siesta es sagrada. Si se va sin hacer ruido, puede saltar la tapia por la esquina donde está la caseta de los contadores y disfrutar de un buen baño en el tiempo que todo el pueblo permanece en catalepsia obligada.

Su amigo Procopio se ha unido a la aventura. Escolástico se lo ha contado porque es muy aburrido bañarse solo. Mejor en compañía. Le ha advertido que es un secreto y que no debe contárselo a nadie. Pero Procopio cree que cuantos más mejor y se lo ha comentado a otros amigos del pueblo. Al final una decena de chavales saltan la valla. Muchos, a criterio de Escolástico. Sabe que tanta gente hace mucho ruido y que acabarán pillándoles. Y él tendrá un problema. El primer día todo va como la seda. El pueblo adormece entre las cuatro y las seis de la tarde. Y a pesar del jolgorio audible desde el otro lado del seto, junto a la carretera el baño transcurre sin que nadie se dé cuenta. Pero han dejado muestras muy visibles de la invasión e Isabelo se dará cuenta en cuanto vaya a regar.

Al día siguiente, Isabelo, que ha sabido que los chavales se han colado en la piscina en cuanto se ha acercado a ella, decide darles un escarmiento. Les esperará a la hora de la siesta dentro de la finca de los Benavides y les agarrará de las orejas, uno a uno hasta echarlos. Por casualidad, Procopio se entera de la conversación en la que Isabelo le cuenta a su mujer el plan. Así que decide advertir a todos sus amigos de que por la tarde, hoy no habrá baño. A todos, menos a Escolástico. Necesita un chivo expiatorio que pague. Y al fin y al cabo, Tico, como le llaman en el pueblo, es el autor de la idea y ni siquiera es del pueblo.

Escolástico acaba castigado quince días y con un fuerte dolor en las orejas.

Días más tarde, una vez cumplido el castigo, las tardes siguen siendo igual de tediosas y aburridas. Durante los días encerrado, Escolástico ha averiguado que la casa de Atenógenes, un lugar abandonado desde hace años, tiene un montón de cacharros con los que jugar durante la siesta. Solo tienen que colarse por el ventanuco que hay encima de la tapia de Damián. Pero ir solo sigue siendo aburrido. Y ya no confía en Procopio. Sabe que si se lo dice, acabará llevando a todos sus amigos y que eso, le volverá a traer problemas.  

Procopio le ha comentado a Tico, que está arrepentido por haberle dejado solo en el castigo y que las tardes son un tostón en casa sin poder hacer nada durante la siesta. Tiene el mismo problema que Tico. Este le dice que sabe cómo podrían divertirse durante las siestas, pero que para contárselo, debe dejarle 500 pesetas de fianza. Por si se va de la lengua y vuelve a venderle. Procopio no tendría mucho problema para conseguir el dinero. Tiene más del triple en la hucha. Sin embargo, no está dispuesto a dejarle el dinero a Tico. Y eso que sabe a ciencia cierta que si no pasa nada, le devolverá las quinientas pesetas al acabar el verano. Pero Procopio sabe perfectamente que si que pasará. Así que intenta convencer a sus amigos de que deben hacerle el vacío a Tico, porque sabe como pasar las tardes pero no solo no quiere decírselo sino que además intenta sacarle dinero por contarle la idea.

El último verano en el pueblo de Escolástico ha sido un verdadero rollo. No cree que vuelva al año siguiente. No con esos amigos de pacotilla.

 


 

Herpes Zóster

Dice el Diccionario de la RAE, que Cooperar es “1.-Obrar juntamente con otro u otros para la consecución de un fin común” y “2.-Obrar favorablemente a los intereses o propósitos de alguien”.

En el PSOE de Pedro Sánchez, son más partidarios de la segunda acepción. Sobre todo si los intereses para los que hay que obrar son los de esa formación que se empeña en engañar a sus votantes actuando siempre en contra de sus principios.

En las negociaciones (si se pueden llamar así) entre el PSOE y PODEMOS para formar gobierno tras los resultados electorales del 28 de abril, la formación de Sánchez Castejón siempre ha jugado con trampas. Desde el primer momento su opción era un gobierno apoyado por los botarates de Alberto Carlos. Pero la jugada les salió mal. A Alberto Carlos le ha sobrepasado el ansia de poder y en la estrategia del sorpaso al PP para ocupar su espacio, no quiere tener relación con un PSOE veleta. Saben que la simbiosis con un partido que sigue su misma estrategia (la del sol que más calienta) únicamente les puede provocar la muerte electoral. La mayor parte de sus electores, provenientes del espacio electoral ultra, no serían capaces de entender su sociedad con quienes consideran el demonio. Y necesitan esos votantes para tener poder que al fin y al cabo es lo único que pretende Alberto Carlos, como ha demostrado con sus pactos con el PP de la corrupción y sus amiguitos fascistas del la COZ.

Una vez vista la imposibilidad de que el socio de gobierno fueran los veletas de Ciudadanos, a Pedro Sánchez y sobre todo a su estratega Ábalos, se les ocurrió que quizá podrían volver a la maniobra del engaño y la calumnia pública de PODEMOS y de su líder Pablo Iglesias, como ya hicieron en aquellas truncadas elecciones de 2015. Solo que esta vez, Iglesias, había aprendido la lección y en lugar de airear sus pretensiones a la prensa, decidió callar e intentar negociar en la oscuridad informativa. Así, el PSOE lleva mareando la perdiz desde hace más o menos un mes. Primero anunciando un gobierno de cooperación que para ellos no es otra cosa que, tú me das los votos que yo necesito para investir presidente a Pedro Sánchez y yo luego, siguiendo el ejemplo de cooperación de Page en Castilla La Mancha con el ridículo de García Molina, pacto las leyes con la derecha. Y de paso, te pongo la soga al cuello y en las próximas desapareces como comparsa. Pero Iglesias no es García Molina.

Así que, la segunda propuesta del PSOE que necesita los votos de PODEMOS, porque es la única formación que puede hacer presidente a Pedro Sánchez, es la del chantaje. O nos votas, o elecciones. Claro que los órdagos con la jugada cagalete, sobre todo cuando ya tienes fama de fulero, suelen salir mal. Y unas nuevas elecciones, quizás acaben con Podemos, pero es más que posible que también con las esperanzas del PSOE de seguir en la Moncloa. Y eso José Luis Ábalos lo sabe. Y de nada sirve ganar unas elecciones si al final acabas en la oposición.

Y llegó el tercer movimiento, que fue el de ofrecer sillas a PODEMOS. Segundos y terceros niveles (Subsecretarios y otros cargos políticos que no tienen poder de decidir sobre las políticas y que no pueden presionar sobre las mismas) en los ministerios. Y volver a jugar a hacerlo público para que Iglesias mordiera el anzuelo y cavara su tumba en los medios. Pero, de nuevo la jugada les volvió a salir mal e Iglesias siguió firme y sin dar publicidad a sus opiniones sobre el engaño del PSOE. Entonces saltaron a escena los correveidiles panfleteros y “filtraron” el nombre de Carmena y Errejón como Ministros. E Iglesias, de nuevo impasible, preguntándose a sí mismo que tipo de oferta es la de hacer ministros a los traidores de Podemos, pero sin soltar ningún tipo de carnaza a la prensa.

Siempre me he mostrado contrario a un gobierno de coalición con el PSOE, porque el PSOE no es de fiar y políticamente es el herpes zóster. Una “culebrilla” que te va rodeando y chupando hasta que acaba estrangulándote. Pero, vista la jugada de Iglesias, desde fuera y sin ningún tipo de hooliganismo que me una ya a PODEMOS, he cambiado de opinión y creo que Iglesias hace bien insistiendo en que la única cooperación posible es la del Gobierno de Coalición. Y también que hace bien al pretender ser él uno de los miembros de ese gobierno. Nada más y nada menos que de un ministerio social. Es la única forma de garantizar un mínimo de política a favor de la mayoría. Es la única forma de que un gobierno presidido por un miembro del PSOE se acerque a la socialdemocracia.

Desde la prepotencia que siempre tiene un partido que presume de 140 años de historia socialista pero que lleva los últimos cuarenta y cinco años ejerciendo como uno más del hijoputismo liberal, no les ha importado publicitar a quién ha querido ponerles la alcachofa de un micrófono delante, que de derogar la Reforma Laboral, nada. De acabar con la ley Mordaza, menos. Del pacto educativo que acabe con la educación PRIVADA subvencionada, aún menos. Y para reformar las pensiones proponen la mochila austriaca que no es otra cosa que un modelo más del hijoputismo privatizador.

Así que, una vez vistas las intenciones del partido por excelencia del Régimen del 78, hace bien Pablo Iglesias, primero en guardar silencio sobre las negociaciones y segundo, insistiendo en querer formar parte del gobierno en proporción a su apoyo. Únicamente desde el Consejo de Ministros se puede presionar para que un partido que se dice socialista, actúe conforme a lo que dice ser y no conforme a lo que lleva siendo desde 1974.

José Luis Ábalos y todos los mancebos del hijoputismo que llaman Barones deben sopesar si les conviene más realizar las políticas para los que sus electores les han votado (y lo dejaron claro la noche del 28A en Ferraz) o convocar nuevas elecciones en las que el Partido Corrupto acabe recuperando el gobierno, como ha pasado en el Ayuntamiento de Madrid, por deméritos de los contrarios y no por los propios y a pesar de los casi mil procesos por corrupción que llevan a cuestas.

Como decía el desastroso registrador de la propiedad, cuanto peor, mejor. La única forma de matar el Régimen del 78 es enfangándolo hasta que ya nadie pueda respirar fuera del fango.

Salud, feminismo, república y más escuelas públicas y laicas.

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