El responsable de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarias de Naciones Unidas, Stephen O´Brien, ha mostrado su alarma ante el corte de una de las carreteras más importantes de la ciudad siria de Alepo, que podría dejar hasta a 300.000 personas atrapadas.

El pasado 7 de julio, las fuerzas leales al régimen sirio lograron bloquear la única carretera que conecta la parte de Alepo controlada por los rebeldes, gracias a una serie de avances. Desde esa fecha, los trabajadores humanitarios no han podido llegar a la zona.

Asimismo, O´Brien ha condenado la muerte de civiles, entre ellos numerosos menores de edad, a causa de “los cientos de morteros, misiles y proyectiles lanzados tanto al este como al oeste de Alepo en las úlitmas semanas”.  También ha querido alertar que los víveres que la ONU posee en la zona podrían terminarse a mediados del mes de agosto.

Según ha asegurado “la prioridad es restablecer el acceso al este de Alepo para poder distribuir asistencia vital como alimentos, productos médicos y combustible, además de asegurar la continuidad de servicios básicos”.

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