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Greenpeace ataca, «La ganadería industrial está devorando el planeta»

Félix Lareki Garmendia
Félix Lareki Garmendia
Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao. Su carrera profesional fundamentalmente la ha desarrollado en Xerox España S.A.U.. Exprofesor de la Escuela Superior Universitaria de Marketing en la Cámara de Comercio de Bilbao, del Master de Marketing y de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del País Vasco UPV - EHU. Durante 8 años ha estado en política en el País Vasco. Vicepresidente de la Asociación Internacional Aulamar para personas discapacitadas para el disfrute de la navegación a vela. Tiene publicados varios libros con ESIC Editorial. Su lema es “pasión por el arte y las personas”, lector empedernido, escritor y analista social.
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análisis

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Las macrogranjas son la cara más cruel y sucia de este negocio. En base a este postulado nuevamente Greenpeace pide firmas a la sociedad para detener el proceso de las macrogranjas, a través de las redes sociales.

Afirman. “Su modelo de producción se basa en una sencilla premisa: alimentar y utilizar a los animales lo más rápidamente posible y bajo cualquier condición para maximizar los beneficios. Y en España lo hacemos con una eficacia siniestra: el número de vacas se ha duplicado y el de cerdos se ha multiplicado por 5 en nuestro país desde los años 60. Y estamos hablando de millones de animales.“

“Pero no les basta con eso, y estas corporaciones quieren seguir expandiéndose: Valle de Odieta, la empresa detrás de la explotación de 5.000 vacas en Caparroso (Navarra), ha proyectado una aún mayor en Noviercas (Soria) para ¡23.520 animales! Sería la más grande de Europa.”

“Las consecuencias son terribles: contaminación de aguas, emisiones de efecto invernadero, uso de enormes extensiones de tierras, deforestación para pastos y para cultivo de alimento para ganado, daños a la salud y abusos a los animales. Además, son una falsa solución contra el despoblamiento rural.”

“No queremos este modelo que pone en riesgo al planeta, a las personas y a los animales. Greenpeace, concluye invitando a firmar en base a los siguientes argumentos

  • No se permita la construcción de la macrogranja de Noviercas, la ampliación de la de Caparroso ni cualquier otro nuevo proyecto de macrogranjas o ampliación de los existentes
  • Se reduzca el número de animales en intensivo
  • Se promueva una transición justa para las que se encuentran operativas”

Cuando se habla de macro granjas, se hace para  unas ciertas dimensiones industriales con capacidades aproximadas de más de 2.000 cerdos o 40.000 gallinas, aunque otro dato suele ser el de los excretos -excrementos- que se generan. En España hay alrededor de 3.300 granjas de cerdos y 550 de aves. También algunas de ganado vacuno. Aunque para referirse a macro granjas no solo hay que pensar en el número de animales, sino en su habitabilidad, su alimentación y medir con los excretos los riesgos potenciales para los acuíferos. En España existe un Registro Estatal de Emisiones y Fuentes contaminantes.

Alberto Garzón, ministro de Consumo ha explicado a los medios sentirse firme en sus declaraciones efectuadas por este tema, aclarando que esta actividad es altamente contaminante, que además no resuelve el problema de la España vaciada.

Bajo el punto de vista de expertos, el ministro quizás no ha sido demasiado prudente a la hora de sus manifestaciones, para evitar crear una cierta alarma social y más aún desde el propio ministerio, aunque el fondo del asunto deba ser analizado para analizar la situación real y las repercusiones de todo tipo que acarrea para la economía y el medio ambiente la existencia de estas actividades para los sectores afectados y la ciudadanía. Reconsiderar todo ello y tomar las medidas adecuadas es lo que toca, asimismo controlar el consumo excesivo que en España se da con las carnes rojas uno de los países de más alto consumo del mundo por persona.

La política debe hacerse a un lado en un tema como el consumo y la producción de animales, importante para el País, dejando el paso a los expertos. Ahora el Partido Popular debiera ser más comedido en su ataque directo al Ministro Garzón. Esto es un tema de salud e higiene pública, en el que puede haber discrepancias, sin convertir todo lo que se mueve en bronca política habitual. Y no pedir la cabeza de un ministro que quizás haya fallado en las formas, el momento y lugar, pero con un discurso inequívocamente racional, analizando la realidad existente.

Parece que se regulará al final por ejemplo un máximo de 850 vacas por granja. Desde luego deben tomarse medidas si se desea evitar la desmesura de las granjas “extensivas”, esto no es América y sus grandes llanuras.

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