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Farmacocracia: de Hipócrates a Hipócritas

Ramón Audet Sánchez
Ramón Audet Sánchez
Graduado en Historia por la Universitat de Barcelona, y profesor de Ciencias Sociales por la Universitat Autònoma de Barcelona. Cursa un máster en Historia Económica en la UB y está a la espera de doctorar.
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análisis

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Este artículo tiene la pretensión de ser escueto y directo, pero no por ello menos vitriólico que los que ya he escrito. El título deja entrever de qué se trata[1]. Cada día que pasa me pregunto cuánto va a durar la histeria colectiva en la que llevamos sumidos más de dos años. Como joven, no encuentro otra respuesta más allá del nihilismo instaurado a golpe de periodismo, expertos y altas dosis de propaganda política. Qué decir sobre las paupérrimas condiciones económicas y sociales que la pandemia y las malas praxis de los gobernantes de turno nos están legando.

El contexto no augura buenos resultados, las big pharma están desarrollando sus productos y vendiéndolos a los estados con una opacidad espeluznante. Pfizer, por ejemplo, en el tercer trimestre del 2021 facturó un total de 24.094 millones de dólares[2] en concepto de ingresos. También es curioso que en el último cuarto del 2019 tuviera su pico más bajo en los últimos 10 años (10.449 millones de dólares). Otro caso, Moderna tuvo su annus horribilis en cuanto a ingresos justo en el 2019 (60.2 millones de dólares[3]), los datos del Q3 del 2021 (es decir, hasta septiembre de ese año) muestran un aumento exponencial abismal, 5 billones de dólares[4]. El año anterior el revenue había sido de 157 millones de dólares[5]. Esto per se, no demuestra nada, ¿cierto? ¿Cuál es el incentivo de una empresa de dejar de producir ese bien que le está cubriendo de oro y que ha multiplicado por 80 sus ganancias en cuestión de dos años? ¿Dónde están los antisistema de QR en mano?

Antes de que venga el bocón de turno a argumentar que tan opacos no serán cuando los datos de las ganancias se pueden consultar abiertamente, hay que aclarar que una cosa son sus ganancias y dividendos, los cuales, pueden consultarse en la mayoría de empresas que cotizan en Nasdaq, y otra muy distinta, son los contratos que los gobiernos y en nuestro caso, la Comisión Europea, han firmado en relación con las vacunas. El eurodiputado rumano Cristian Terhș hace pocos meses salió indignado en rueda de prensa por la opacidad de los documentos respecto a los acuerdos entre la EU y las farmacéuticas. Por si fuera de su interés ver gráficamente de qué estoy hablando les dejo este enlace[6].

Así pues, el relato monolítico y apocalíptico que nos están vendiendo la mayoría de medios es digno de ser tildado de maquiavélico en todas sus acepciones. Para empezar, si dudas de las vacunas eres mal ciudadano y un irresponsable. No importan cuestiones relativas a la celeridad con la cual han dado con la cura de la enfermedad (¡es realmente un hito histórico!), ni las contradicciones sistémicas a las que las castas políticas nos han acostumbrado. Siempre habrá la típica persona que, de forma indulgente y condescendiente a partes iguales, te dirá que tú no lo entiendes, especialmente si eres de letras. La mejor respuesta a esta soberbia intelectual que desbordan por cada poro de su piel es que ellos no entienden mínimamente cómo funciona la política. Y hace tiempo que la pandemia va de poder político y económico.

Es esta supina ignorancia sobre cuestiones sociales la que nos está llevando a la completa sumisión del individuo por parte del estado. Por supuesto, el poder de este está custodiado por sus corifeos, redes clientelares y centinelas funcionariales de turno. Especialmente el sector sanitario verá incrementado su presupuesto[7], y sus sueldos (garantizados vía impuestos), no se verán afectados. Ellos sí que pueden vociferar a favor del cierre de todas las actividades, puesto que su bolsillo está asegurado por el del contribuyente. Otro tanto sucede con funcionarios varios de nuestro generoso estado, imagínense poder teletrabajar cobrando lo mismo, si muchos ya hacen poco en su puesto de trabajo, qué no harán desde su sofá.

Sea como fuere, la cuestión de fondo es que todo aquel que dude o incluso, difiera, será tildado de “negacionista” o “antivacunas” (es indiferente cuántas dosis te hayas inoculado). Como siempre, el poder del lenguaje se ve en todo su esplendor. Nadie quiere salirse del rebaño. Mis preguntas son: ¿de verdad se puede creer que no van a producirse efectos adversos con tal medicación? Adjunto el prospecto del ibuprofeno, 10 páginas advirtiéndonos de qué es, precauciones y, especialmente, sus efectos adversos[8]. ¿Hay algún medicamento que sea apto para todo el mundo? ¿Algún fármaco es válido en función de si lo toma el 100% de la población? ¿Existe alguna vacuna que deba inyectarse cada cuatro meses para no perder su efecto? Si es tan eficaz ¿por qué hay que reforzar? ¿No puede existir la inmunidad natural sin necesidad de inocularse? Si te producen efectos secundarios ¿quién se hará cargo de ellos? Si la vacuna te protege, ¿por qué los no vacunados son un peligro para los demás? Si el pasaporte covid es un documento que te da licencia para contagiar, ¿por qué se sigue manteniendo?

¿Por qué se censuran voces disidentes como la del virólogo Robert Malone? Este último caso clama al cielo, básicamente porque se trata de una persona directamente vinculada con la terapia génica y los principios básicos de la tecnología de ARNm. Por supuesto que si van a buscar quién es, en el primer parágrafo de Wikipedia ya se lanza una advertencia. Se arguye que ha promovido la desinformación respecto a las vacunas. Ver para creer. A Malone le cerraron la cuenta de Twitter a pesar de tener sus dosis y conocer mejor que nadie cómo funciona el tema en cuestión. ¿Por qué se opta por la censura? ¿Por qué no se ha fomentado un debate genuino respecto a aquellos profesionales que tienen dudas de lo que está pasando? El Dr. Luis Miguel de Benito o Marta Martín Llahí son un buen ejemplo.

Da igual que la Agencia Europea del Medicamento se haya mostrado recientemente preocupada por la respuesta inmunológica que pueda conllevar el hecho de vacunar cada cuatro meses a las personas[9]. Todo, absolutamente todo, da igual ya a estas alturas. Tenemos al chivo expiatorio perfecto y argumentos cargados de solipsismos que nos permiten salir del paso. Si alguien tiene pauta completa y está en la UCI es gracias a la vacuna, sin ella habría muerto. Si sólo tiene dos y está en la UCI es porque le faltaba la tercera, si lleva tres y se contagia y pasa cuatro días en la cama, es gracias al pinchazo, dado que de no tenerlas estaría en la UCI. Le sale el test positivo y no tiene síntomas, también es mérito del fármaco. Siempre es un win-win. Esto es una buena muestra de falacia circular y desde luego que es imposible ganar frente a una hipótesis que no puede corroborarse.

Lo que sí podemos hacer es testar cómo han evolucionado las muertes por covid. En 2020 (sin vacunas y con algunas restricciones) murieron en todo el mundo 1.8 millones de personas[10]. En 2021 el total de muertos anuales (con vacunas y algunas restricciones) fue de 3.7 millones. Es decir, en 2020 murieron menos de la mitad de los que lo hicieron en 2021. Ánimo al lector a que no me crea y que vaya al buscador de Google. Acto seguido escriba “muertes coronavirus mundo” y contraste por su propia cuenta. En el pie de página encontrará de dónde saco los datos[11]. Es curioso que hasta alguien de letras se da cuenta de la flagrante contradicción que hay entre el relato predominante y estos números. ¿Dato mata relato? Como decía en el parágrafo anterior, no es posible con dichos argumentos. 

Lo que se reclama aquí es un debate abierto y sin personas con conflictos de interés. Que se deje de ocultar información relativa a la salud y que quien se vacune lo haga consciente de los riesgos. Algunos médicos (y aspirantes a ellos) deberían revisar el Código de Deontología Médica de la OMC y artículos como el 12. Es un deber del médico respetar el derecho del paciente a estar informado en todas y cada una de las fases del proceso asistencial. Como regla general, la información será la suficiente y necesaria para que el paciente pueda tomar decisiones. En ningún caso se ha hecho eso con algo tan sensible como es una vacuna. También les recomendaría el artículo 59.3[12].

Para cerrar mi escrito de hoy, no podría dejar de hacer alusión a la tecnocracia que actualmente gobierna el país “el experto ha dicho X”, ergo hágase su voluntad. Como ya postulé en mi último escrito[13], la medicina no está exenta de otras disciplinas con las que interactuamos diariamente, como el derecho, la democracia o la privacidad. Situándola por encima de todo, dejamos a merced de unos pocos el devenir de nuestras vidas. Sin duda, la mejor forma de cerrar mi artículo es recurriendo a los clásicos, en este caso me redirijo a Hipócrates y su sucinto juramento, que reza así, Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura […]. Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable. Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz […].

Así pues, entre conflictos de interés de compañías farmacéuticas y médicos, y la violación sistemática de datos sobre la salud personal mediante el pasaporte de buen ciudadano (avalado por buena parte del gremio de sanitarios), algunos tienen vía libre para viajar, salir, ir a restaurantes y, en definitiva, contagiar, sin base científica, llenos de magufadas gubernamentales e institucionales, y para más inri, con el beneplácito de una sociedad servil y narcotizada. De Hipócrates a Hipócritas.


[1] El juego de palabras se basa en usar la etimología de la palabra “farmacología”, que significa literalmente “ciencia que estudia medicamentos”, y Κράτος/krátos que significa “gobierno”. Vengo a postular así una especie de gobierno de las farmacéuticas. También había pensado en “medicocracia”, pero no tenía ese toque sonoro que le proporciona mi elección final.

[2] Como siempre, los datos son de fácil acceso en estos casos, ahora bien, poca gente se molesta en mirarlos: https://www.statista.com/statistics/254351/quarterly-revenue-of-pfizer-since-2006/. También se pueden consultar con la propia compañía: https://s28.q4cdn.com/781576035/files/doc_financials/2021/q3/Q3-2021-PFE-Earnings-Release.pdf.

[3] Cito literalmente el documento de la compañía en su Q4 del 2019, y cómo se observa, la comparativa entre lo ganado en 2018 y 2019 es la mitad. “Revenue: Total revenue was $14.1 million for the fourth quarter of 2019 compared to $35.4 million for the fourth quarter of 2018. Total revenue was $60.2 million for the year ended December 31, 2019 compared to $135.1 million for the year ended December 31, 2018. The decreases in both periods were mainly due to lower collaboration revenue across all our strategic alliances, particularly AstraZeneca and Merck, driven by our adoption of ASC 606 and the completion of the initial four-year research period under the 2016 Merck Agreement”. Adjunto link: https://s29.q4cdn.com/745959723/files/doc_financials/2019/q4/Moderna-4Q-2019-Earnings-PR-(02.26.20).pdf.

[4] Es decir, 5,000,000,000$. Se pasó de 60.2 millones en 2019 a 5 billones de dólares. Estamos hablando de una ganancia multiplicada aproximadamente por 83, insisto, en poco menos de dos años. ¿Por qué deberían tener interés en acabar con la pandemia?

[5] Datos públicos que pueden observarse en la propia página de la compañía: https://s29.q4cdn.com/745959723/files/doc_financials/2021/q3/Moderna-3Q-2021-Earnings-PR-(11.04.21).pdf. “Revenue: Total revenue was $5.0 billion for the three months ended September 30, 2021, compared to $157 million for the same period in 2020”.

[6] https://twitter.com/A_Alarcos/status/1454528941977391116.

[7] https://www.diariofarma.com/2020/10/16/el-gasto-sanitario-crecera-igual-que-el-resto-del-gasto-publico-en-2020-y-2021.

[8] https://cima.aemps.es/cima/pdfs/es/p/62974/P_62974.pdf.

[9] https://www.elliberal.com/la-ue-advierte-los-sucesivos-refuerzos-de-la-vacuna-podrian-debilitar-el-sistema-inmunologico/.

[10] https://elpais.com/sociedad/2020-12-30/2020-18-millones-de-muertos-por-covid-en-todo-el-mundo.html.

[11] Datos extraídos directamente de https://ourworldindata.org/coronavirus-data.

[12] Reza así el artículo 59.3. El respeto por el sujeto de investigación es el principio rector de la misma. Se deberá obtener siempre su consentimiento explícito. La información deberá contener, al menos: la naturaleza y finalidad de la investigación, los objetivos, los métodos, los beneficios previstos, así como los potenciales riesgos e incomodidades que le puede ocasionar su participación. También debe ser informado de su derecho a no participar o a retirarse libremente en cualquier momento de la investigación, sin resultar perjudicado por ellohttps://www.cgcom.es/sites/default/files/codigo_deontologia_medica.pdf.

[13] https://diario16.com/la-pandemia-como-antitesis-de-la-democracia/.

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8 COMENTARIOS

  1. Todo lo que no sea fármaco tiene que ser vendido libremente, todo lo demás es caciquismo y complicidad del gobierno más progresista de la historia. El Estado boubónico no es más que una farsa.

  2. Gracias por escribir sin complejos, y sin estar supeditado al discurso oficial, que cansa, harta y sobre todo, es un insulto al sentido común…

  3. Excelente artículo!!!!
    Seguid publicando estas cosas que nos hacen pensar y no lo que sale en los medios de comunicación que están colaborando en esta locura colectiva.

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