El sindicato UGT, uno de los firmantes del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) del Banco Santander que ha terminado con más de 3.000 trabajadores despedidos, emitió un comunicado en el que afirma haber firmado ese acuerdo desde la buena fe poniendo la «voluntariedad como motivo principal» para, según el sindicato, que no hubiera despidos forzosos y, de este modo, defender a los trabajadores y trabajadoras más vulnerables.

Sin embargo, el Santander no ha cumplido, tal y como hemos ido informando en Diario16 a través de los testimonios de los propios empleados y empleadas despedidas y que no se habían adscrito al ERE de manera voluntaria, por más que un tercio de la plantilla sí lo hubiera hecho.

UGT reconoce en su comunicado lo que Diario16 ha publicado respecto a cómo se ha utilizado la mayor indemnización en caso de aceptar la voluntariedad como elemento motivacional para que aquellos trabajadores y trabajadoras que no se habían adscrito, aceptaran esa voluntariedad. El comunicado de UGT lo dice claro: «las personas que gestionan los RR. HH. en algunos territorios han utilizado la voluntariedad, y las primas que conllevan, de forma torticera para conseguir adhesiones voluntarias de forma forzosa. Podemos aseverar que algunos de los “nominados” han sido llamados hasta seis veces, e incluso ha habido compañeros que han tenido que ser atendidos medicamente tras salir de estas reuniones».

Hay que recordar cómo desde los departamentos de recursos humanos se indicaba que esas reuniones eran «informativas» para evitar que el trabajador o la trabajadora pudiera recibir la asistencia de un representante legal (RLT), tal y como ya ocurrió en el ERE de 2017. Es decir, que el Santander utilizó tácticas que podrían ser calificadas de abusivas dejando desamparados a su propia plantilla, a gente que, en muchos casos, llevaba más de media vida trabajando en el banco y que no tenía intención de salir. Por otro lado, el sindicato ha denunciado que la entidad presidida por Ana Patricia Botín se había desecho de estos trabajadores y trabajadoras «tratándolos con descortesía, con abuso, y empleando formas y técnicas incalificables».

Por otro lado, UGT también ha denunciado casos en los que el banco dejó sin puesto físico o funcional a aquellos trabajadores que habían sido llamados, pidió direcciones postales para enviar «una comunicación» el día 16 de noviembre a personas que no estaban de baja sino en las oficinas trabajando, excluyó de las listas de distribución a «personas señaladas», no dijo «la verdad en las entrevistas indicando a las personas entrevistadas que si no se acogían voluntariamente al ERE perdían la empresa de recolocación e incluso el paro, son cuando menos prácticas totalmente inadmisibles y susceptibles de ser denunciadas por parte de los afectados», afirma el sindicato en su comunicado.

4 COMENTARIOS

  1. Así ha sido,tal como se cuenta en el artículo. Hablo desde mi experiencia y la de mis compañeros de departamento. La voluntariedad no ha existido, no teníamos intención de dejar de trabajar en el banco. ¿Dónde estaban los sindicatos , los cuales sabían desde el principio lo que estaba pasando?

  2. Ese banco funciona como la mafia. Tal cual.
    VERDADERO ASCO me daba entrar cada mañana a trabajar para esa gentuza que utiliza técnicas mafiosas y de derribo psicológico contra los empleados como hacían los nazis con los judíos.
    Afortunadamente, yo salía cada día del banco-usurero, me olvidaba de esa gentuza y era feliz.
    Sí, era una persona muy feliz fuera del banco-usurero y ahora que no estoy más feliz todavía.
    Aún pienso en los casos de suicidios que se acallan incluso dentro del propio banco-usurero y no salen a la luz, o de empleados que lo pasan mal y caen en depresión.
    Los sindicatos no valen para nada, no hacen nada. Están tan amedrentados como el resto de la plantilla.
    Saldrán más casos, aflorará más mierda.
    Aviso a la clientela: HUYAN. Consejo a los empleados que puedan irse: cambien de trabajo.
    Firmado: Feliz prejubilado del usurero.

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