En esta crisis, ahora que se vislumbra el final del túnel, es importante saber quien ha sido la infantería, la caballería y la artillería que nos ha llevado a vencer al coronavirus. Qué manos nos han sostenido en la batalla y qué papel han tenido.

En primera línea hemos tenido a los sanitarios, pero no cualquier sanitario, ha sido la sanidad pública la que ha asumido el pleno de la lucha contra el COVID19; la sanidad privada, ni está ni se le espera. Cuando les ha llegado una urgencia, han derivado el enfermo hacia el hospital público más próximo. Se han construido hospitales y UCIs en pabellones, pero no se han ocupado las UCIs de los hospitales privados. Al menos en su gran parte. Y posiblemente haya muerto gente por ello.

Pero rasquemos un poco más. Hablamos de celadores, auxiliares, conductores, limpiadores, enfermeros, farmacéuticos o médicos. Mayoritariamente interinos o personal con contratos precarizados que han dado en 1.000% de lo que se les exigía. La clase médica, salvo privadas excepciones, ha reaccionado como un solo hombre. Han puesto en riesgo su vida y han dado la mano a los moribundos supliendo a la familia.

El estrés sufrido hará que parte de ellos padezcan de estrés postraumático. ¿Ni tan siquiera nos lo hemos planteado?.

La caballería ha estado formada por la policía, y el personal del tercer pilar, la Justicia. A la primera se le ha notado la falta de sensibilidad democrática en algunos casos en los que han actuado más como matones que como servidores públicos, pero, en general, se ha actuado más que bien, sobretodo la policía local.

Mención (negativa) a parte ha sido el poder judicial; posiblemente el más clasista de todos poderes, donde han vuelto a ser los precarizados, los interinos, los que han aguantado el chaparrón y las bajas. Las clases altas, de las Audiencias para arriba, se fueron para casa con la excusa de que podían teletrabajar. Ahora sabemos que los juzgados no tienen un puñetero programa para ello, y que el Presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, en lugar de colaborar, se ha enzarzado en una mezquina y estéril guerra contra el Ministro de Justicia, sólo para que se viera que él era más importante. Lamentable.

La artillería habría de haber estado formada por nuestros científicos, raza prácticamente inexistente, diezmada después de años de contratos basura y cierre de proyectos. El que inventen ellos nos ha caído como una losa. En cuanto al ejército, los resultados, también mediocres. Salvo la tan criticada por la derecha UME, el resto de sus actuaciones ha sido penosa. Sólo mencionar que han sido incapaces de patrullar las calles por los conflictos que han tenido con los ciudadanos y con las propias fuerzas del orden. Hasta el punto que han tenido que enviar a los soldados a clases de como tratar a los ciudadanos. ¡En fin!

En cuanto a los generales y mandos intermedios, discretos, la verdad. Si algo han de aprender es que liderazgo no es jerarquía, y que la jerarquía y las llamadas a la unidad acostumbran a intentar esconder lo grises y anodinos que son los personajes. Frente al sacrificio de todos, los soldados en la batalla y los que hemos permanecido en nuestras casas, su falta de visión no haciendo caso al presidente Torra, y después, sobretodo, con la fake reparación al pequeño empresario y el autónomo, nos lastrarán una década.

Y como en toda guerra, tenemos a los quintacolumnistas. Esos que a sí mismos se llaman constitucionalistas; pero de ellos no vale la pena hablar hoy. Son los que nos trajeron “lo concertado”; residencias que la gente muere a porrillo, hospitales que se ponen de lado cuando ha surgido el problema, mutuas y mutualidades que se hacen los locos, seguros que no cubren o bancos que intentan pescar en rio revuelto, después de ser salvados en 2008.

Recordémoslo para el futuro. Han sido los “precarizados” y los “interinos” los que han salvado al país, no los “constitucionalistas”.

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