viernes, 26abril, 2024
19.8 C
Seville

El Sistema

Poderes diabólicos

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

El pobre Luis XIV no tenía ni idea. El Estado soy yo, decía el vaina, ni idea. El Sistema se lo come todo. Hasta Luis era parte del Sistema, y se creía aparte. Pero ¿sabemos qué es el Sistema? Decía Quintana: “Todo a humillar la humanidad conspira”. A ver.

Sostengo de nuevo: El conservadurismo es la estupidez ideológica, dígolo sin ánimo de injuria: simplemente la idea según la cual hay un Sistema que es lo que debe ser; ésa es su perfidia, la falta de cualquier ética o reflexión acerca de las diferencias. Y así, hay dos clases de conservadores; una que no abunda, la de quienes tienen algo que conservar, les guía un egoísmo infantil pero comprensible, eso de la propiedad siempre es discutible hasta que te la quitan; la otra clase es irracional, la de los que defienden a los que tienen sin nada tener, debe guiarles un altruismo ciego, frente a la lógica triunfal de aquéllos éstos se proveen de una suerte de asunción de la culpabilidad de su fracaso verdaderamente digna de elogio, si es que responden a una sanidad mental diagnosticable.

En la izquierda, el progresismo o como lo quieran denominar, llevan siglos intentando determinar qué es el Sistema y doblegarlo pero no pueden. Hablan del Sistema como si de un Dios se tratara, son sus teóricos “voluntaristas”: le atribuyen la voluntad de poder decidir cómo actuar, qué dirección tomar. No. No coincido, eso es una especie de teología subrepticia que en vez de ponerse en manos de Dios para no asumir decisiones, se pone en manos de una supuesta perfidia que maneja todo, la teoría de una conspiración que suele estar en manos de intereses concretos, normalmente de quienes no se han enterado de la “verdad” ideológica…

No, qué va. No me convence; me costado mucho ser laico para dejarme caer ahora en otra religión por sutil que sea.

La pandemia nos lleva a la destrucción de la democracia social, pero no porque haya alguien tan listo o perversa que la haya diseñado con esa finalidad. Las cosas ocurren. Pero si las recibe nuestra gilipollez excelsa, se amoldan a nuestro nivel de más vergonzante agonía empós de ficciones estúpidas.

Quiero decir que vamos a ceder la intimidad comunicando las enfermedades para poder trabajar; vamos a desmontar la Sanidad y la Educación en favor de instituciones privadas dejando lo Público para la beneficencia… Y así vamos a construir lentamente dos realidades paralelas, la mayoritaria: sin derechos, consumidora de escoria y baratijas, inculta y tecnodependiente, de alguna forma trabajadora y en cualquier caso sin posibilidades de movimiento (ni social ni geográfico). La otra, consumidora de todo lo que ansían los desgraciados: eso es el lujo, vicio elevado a distinguida crueldad.

Lo estamos haciendo acumulando ignorancia, la inmediata: no queriendo ver lo que sucede alrededor, soslayamos los hechos pensando que van a pasar de largo sin afectarnos, una especie de mente chiquilla que aspira un mundo estático; no pensando (no leyendo, no estudiando, no debatiendo, no analizando…) ya nos basta la vida o la Universidad de Misco (Jones) para avasallar a cualquiera con datos atontados o razonamientos zigzagueantes, esquivando el rigor y la modestia en favor de una petulancia que encubre pequeñez.

Eso es el Sistema: la suma de nuestras estulticias… Es cierto que tiene maldad, el Sistema impone la injusticia, el mal, el desprecio por las individualidades. No deja de ser decepcionante, pero sólo es este amontonamiento de nuestra estupidez, de nuestra ignorancia, de nuestras frustraciones negándonos a nosotros mismos y a nuestros intereses verdaderos.

Eso es el Sistema, no es el diseño de malévolos sino el resultado de nuestra incapacidad. Por eso siempre parece confirmar las teorías de los creyentes en conspiraciones: nuestra degeneración es tal, que parece todo hecho para favorecer al 5G, al Real Madrid, a la Iglesia preconciliar, a los clientes de Epstein, a los Mercados, a Microsoft y a otras entidades diabólicas. Pero soy yo, es usted, somos todos, sois todas, Luis no era consciente, creía ser alguien (el Estado) y en realidad era nada. El Sistema es una suma de despropósitos contra la que sólo cabe la rebelión individual, por eso quizá sea inexpugnable y por ello la Educación es tan importante: o lo destruye o lo consolida.

El poder está en cada mano, no se deje engañar: su vida vulgar, mostrenca, dejándose llevar por los tópicos, su vida de mentira en familia, en el trabajo, en el consumo, en la pornografía oculta, en la clase y la distinción, su dinero… todo es cimiento del Sistema (y su ruina), sólo usted puede aportar algo en la lucha: no busque culpable, despierte de la ilusión y trabaje, estudie, sea hedonista: cuando el mundo sea un sitio habitable, el Sistema estará funcionando… para bien.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído