La verdadera derrota de Susana Díaz en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre de 2018 no fue su amargo e inútil triunfo, sino la incapacidad de movilizar al electorado andaluz de izquierdas ante el avance imparable de las derechas, cuya suma, incluidos los 400.000 sufragios que consiguió entonces la ultraderecha de Vox, posibilitó una mayoría suficiente del voto conservador y, por tanto, el gobierno bipartito de Juan Manuel Moreno Bonilla con Ciudadanos. Cuatro años después, la situación no ha cambiado un ápice, e incluso tiene visos de sufrir un nuevo retroceso si se tiene en cuenta el denominador común de todos los sondeos realizados en los últimos tiempos por distintos medios de comunicación y el oficial Centro de Estudios Andaluces.
El nuevo PSOE andaluz de Juan Espadas sigue, a día de hoy, con prácticamente las mismas expectativas con las que lo dejó la anterior secretaria general, es decir, muy lejos de lograr una mayoría suficiente que pueda evitar un segundo gobierno de derechas en los 40 años de autonomía de Andalucía.
Hace cuatro años, Susana Díaz logró una inútil victoria electoral ante el peor resultado de un candidato del PP a unas autonómicas andaluzas. La candidata socialista a la Presidencia de la Junta obtuvo algo más de un millón de sufragios, el 27, 95% del respaldo electoral y 33 diputados. La abstención superó el 41% y fue uno de los factores claves para la llegada de un primer gobierno conservador a la autonomía andaluza. De nuevo parece evidente que la movilización del electorado de izquierdas será una vez más un elemento determinante en las próximas elecciones del 19 de junio, fecha elegida finalmente por Moreno Bonilla con la supuesta excusa de tener un nuevo presupuesto para comienzos de 2023.
Escaso rodaje y estancamiento
El nuevo PSOE andaluz de Espadas llega con escaso rodaje a esta decisiva cita con las urnas, menos de un año después de ser elegido nuevo secretario general en julio del pasado 2021. Ningún sondeo realizado hasta la fecha le otorga el más mínimo atisbo de recuperación respecto a los datos logrados por su predecesora en el cargo. El estancamiento es la tónica dominante, de ahí que el líder socialista vaya a centrar su campaña del 19-J en buscar el voto descontento de Ciudadanos, empresa harto complicada teniendo en cuenta que el mayor trasvase de votantes del partido naranja va sobre todo hacia la ultraderecha, según apuntan casi todos los sondeos, que otorgan un fuerte ascenso de Vox, más notable incluso que el respaldo que logre Moreno Bonilla respecto a los resultados del PP en 2018.
Espadas basa la recuperación socialista en rescatar votantes desencantados de Ciudadanos antes que buscarlos a su izquierda
El último Barómetro del CIS andaluz de Elías Bendodo, consejero de Presidencia y nuevo número tres del Partido Popular, publicado el pasado marzo, daba al PSOE de Espadas un retroceso de hasta dos diputados y un 2,6% menos votantes que en diciembre de 2018. En cambio, el PP de Moreno Bonilla pasaría de 26 diputados hace cuatro años a 44 tras el próximo 19 de junio, lo que representa un incremento del 13,3%, también lejos de la mayoría absoluta que está en 55 escaños, de los 109 que componen la Cámara autonómica.
En todo este tiempo transcurrido, parece evidente que el voto rural, que hasta ahora venía haciendo de Andalucía el granero por antonomasia del PSOE para ganar elecciones generales, comienza a virar sorprendentemente hacia la ultraderecha, según las estimaciones internas de los propios socialistas, en clara sintonía con lo que ha ocurrido recientemente en las presidenciales francesas. Sea como fuere, la próxima cita electoral andaluza será el termómetro perfecto para calibrar hasta qué punto la llegada del nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha causado efecto en el electorado andaluz, o si realmente es la ultraderecha de Vox la que sigue marcando el paso de forma imparable. Lo que sí parece claro, según señalan todos los sondeos, es que Ciudadanos también pasará a la historia en Andalucía, quedando a partir del 19-J como un reducto testimonial a lo sumo.
