Esta semana ha sido una montaña rusa emocional para la sargento primero de la Guardia Civil María Serrano, la mujer que denunció la corrupción de un subordinado, hecho por el que ha sido represaliada, como ocurre en España con las personas que ponen en conocimiento de las autoridades competentes la comisión de actos corruptos en las instituciones del Estado.

Por un lado, la sargento Serrano recibió la noticia de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía había declarado firme la sentencia por la que se determinaba que el desahucio que sufrió en el mes de enero era nulo porque esa decisión la había adoptado un órgano judicial que no era competente para ello.

Sin embargo, el viernes María Serrano conoció cómo una de las personas que se pusieron en su contra en su denuncia de la corrupción de un cabo primero había sido premiada por el Gobierno con un ascenso. Nos referimos al coronel Fernando Mora Moret quien ha sido promocionado por el Consejo de Ministros a la categoría de General de Brigada, nombramiento que ha sido firmado por el Jefe del Estado, Felipe de Borbón.

Mora Moret fue denunciado en el año 2015 por la sargento Serrano por distintos presuntos delitos contemplados en el Código Penal Militar, entre los que se encontraban el abuso de autoridad, la deslealtad, la extralimitación en el mando o el incumplimiento de los deberes inherentes al mando.

Es paradójico que en los Cuerpos de Seguridad del Estado, los que están encargados de velar por el cumplimiento de la Ley también haya elementos corruptos que son protegidos por las instancias superiores. Éstas, además, se encargan de cerciorarse de que eso no salga a la luz y cada vez que hay denuncias preparan una batería de actuaciones con la intención de machacar al denunciante.

La sargento primero María Serrano comenzó a sospechar de un cabo, es decir, de un subordinado suyo, que siempre «iba por libre». Ella descubrió que este hombre estaba imponiendo sanciones por comercio ilegal de pesca a empresas ubicadas en Mercasevilla. Sin embargo, no todo era trigo limpio puesto que «él mismo era el que hacía los recursos de descargo para esas empresas», confirmó María Serrano a Diario16. En el propio equipo informático del cabo hallaron los pliegos de descargo que esas compañías presentaban en los juzgados para eludir sanciones de hasta sesenta mil euros.

María se puso a investigar y se dio cuenta de que el cabo ya estaba siendo investigado en otras comandancias como, por ejemplo, la de Málaga, puesto que sospechaban de que estaba dando chivatazos de operaciones en curso. «Este señor estaba siendo objeto de seguimiento porque estaba teniendo una actuación un tanto sospechosa con empresas relacionadas con residuos de aceite o, incluso, eran asesoradas por este señor», confirma a Diario16 el abogado de María Serrano, Fermín Vázquez.

La sargento decidió poner en conocimiento de sus superiores estos hechos y ahí empieza su calvario. Preparó un informe que entregó a su superior inmediato, un teniente, quien ya le advirtió que se olvidara del tema, que lo obviara. María Serrano no podía quedarse parada y realizó más informes en su tiempo libre hasta que consiguió que se abrieran diligencias que imputaban al cabo. Sin embargo, el suboficial no fue apartado del servicio.

La convivencia llegó a ser imposible entre Serrano y el cabo, llegando, incluso, a «verse obligada a abrir expedientes disciplinarios por temas de insubordinación. Todo esto se mira con cautela en la Guardia Civil. La insistencia de María ante el teniente es tan grande que éste llega a decirle que esté tranquila, que ‘esto es la Guardia Civil’», afirma Vázquez. Sin embargo, esos expedientes no llegaron a castigar al cabo.

A partir de ahí, María Serrano fue llamada a capítulo por el coronel Mora Moret, quien, en su despacho, le pide que se olvide de todo. María no lo podía creer. «Entiéndame», le dijo al mando quien comenzó a gritarle delante de dos testigos más: un teniente coronel y el teniente. «Aquello parecía un consejo de guerra». El coronel llegó, incluso a decirle que ella no encajaba en la unidad por lo que, a gritos, se le «sugirió» que pidiera el traslado. Tal fue el volumen de las voces que dio el coronel que se escucharon, incluso, fuera de la Comandancia. Fue tan fuerte el shock que le provocó tamaña bronca por cumplir con su deber que tuvo que pedir la baja médica por causas psicológicas.

Lo ocurrido en aquel despacho de la Comandancia de Sevilla fue denunciado ante el Juzgado Togado Militar Territorial número 21. Según la denuncia, a la que ha tenido acceso Diario16, el 6 de marzo de 2015, un día en que la sargento Serrano estaba enferma y en cama, una vez que ésta entró en la sala, el coronel Mora Moret comenzó a gritarle en los siguientes términos: «¿Pero tú qué tienes que llamar a nadie? ¡Que no tienes que decir nada, a un primo lejano ni a nadie! ¡Que tú exiges mucho y eres tú quien no cumples!». El coronel siguió gritando y perdiendo la compostura. Las voces se escuchaban en todo el edificio de la Comandancia de Sevilla.

Cuando por fin la sargento Serrano pudo hablar y explicar la grave situación en que se encontraba la unidad, que informó de los hechos al teniente, éste salió al paso diciendo que «¡Eso es mentira!», negación que fue avalada por el coronel: «María, tu sargento no tiene nada que ver». En ese instante, según indica la denuncia, la sargento le preguntó a Mora Moret si había tenido ocasión de leer el expediente sobre el cabo primero, el coronel perdió los papeles y comenzó a gritar de nuevo: «¿Qué? ¿Cómo dices? ¿Cómo puedes decirme eso? ¿Que me estás cuestionando? ¿Cómo te atreves? María, no se puede hacer nada. ¡Que no has ganado, María, que no has ganado! ¡ENTÉRATE YA DE UNA PUTA VEZ que no has ganado! ¿Cuándo vas a empezar a ser una profesional? ¡Que el mundo no gira a tu alrededor, que eres tú quien falla! ¡QUIEN NO ENCAJA EN LA UNIDAD ERES TÚ, ASÍ QUE VE HACIENDO TUS MALETITAS Y TE LARGAS!».

La denuncia contra el coronel que ha sido ascendido por el Gobierno fue archivada por el Tribunal Militar Togado con la siguiente razón: «Fue una RIÑA PATERNAL», una excusa más que un razonamiento jurídico y que demuestra cómo este tipo de presuntos delitos no pueden ser juzgados por la Justicia Militar sino por la Civil.

La pregunta que surge ante esta situación es: ¿cómo es posible que un gobierno socialista premie a una persona que fue denunciada por la comisión de graves presuntos delitos? El Ejecutivo ha adoptado una decisión que demuestra, una vez más, que los denunciantes de corrupción en este país están indefensos.

2 COMENTARIOS

  1. Es fácil de entender. Un gobierno socialista premia a los que son como ellos: corruptos y dictatoriales hasta la médula. ¿Qué se puede esperar de personas que tienen como icono la de un vividor, putero, violador de su sobrina, que se casó por interés con una noble alemana, que tuvo un hijo bastardo cuya paternidad imputó a Engels y que no dio un palo al agua en su vida hasta el punto que tres de sus hijos murieron de inanición….¿

  2. Esto ocurrió con el PP en el Gobierno, lo que viene a demostrar que no se ha tenido DECENCIA nunca en gobierno alguno. Yo, hija de la Guardia Civil puedo decir que mi padre se fue por algo que le mandaron hacer y no quiso y eran los tiempos del gobierno de Franco. Esto no ha mejorado y el Rey, como Jefe del Estado, debe mirar mucho lo que firma. No está obligado a hacerlo cuando es semejante indignidad. ¿Siguen ascendido por el maldito dedo? ESTO CAUSA para acudir al Tribunal de Derechos Humanos, TEDH. También para denunciar al Estado ante el Tribunal Superior de Justicia de la UE en Luxemburgo puesto que al Firmar el Rey el ascenso ha tomado parte en la corrupción.

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