El Efecto Sánchez: los salarios se devalúan un 6,4% y la inflación se dispara al 10,2%

Pedro Sánchez comparecerá ante el pueblo español para rendir cuentas entre el 12 y el 14 de julio después de 4 años en los que el «líder supremo» no se ha dignado a hacerlo. Él se piensa que va a presentarse como un triunfador cuando, en realidad, Sánchez representa la imagen más cruda del fracaso.

La situación actual está mostrando las costuras de un presidente desbordado que no sabe qué hacer para responder a las verdaderas necesidades de la ciudadanía. Las cifras de inflación son tremebundas y ya se sitúan, según el dato proporcionado por el Instituto Nacional de Estadística, en el 10,2%.

Evidentemente, este crecimiento de los precios no es responsabilidad de Pedro Sánchez ni de su gobierno. Se trata de una consecuencia de la situación actual con una crisis energética iniciada hace un año que se ha visto agravada por la guerra de Ucrania. Sin embargo, de lo que sí es responsable Pedro Sánchez es de la incapacidad para implementar medidas realmente efectivas porque las que se han aprobado hasta ahora ni han frenado la inflación ni han mejorado el bienestar del pueblo.

El mejor ejemplo de ese fracaso es la subvención de 20 céntimos por litro de gasolina que, a día de hoy, ya se ha quedado desfasado debido a que las empresas petroleras siguen subiendo el precio de los combustibles de una forma incontenible.

Sin embargo, donde más daño está haciendo esta situación de incapacidad e inoperancia del gobierno de Sánchez es en el bolsillo de los ciudadanos.  Según el Índice de Precios del Trabajo elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los salarios por realizar el mismo trabajo acumulan una pérdida de poder adquisitivo desde 2008 del 6,4%, una vez descontada la inflación.

Las medidas puestas en marcha por el Gobierno desde 2018, donde destacan las subidas del SMI, han sido inútiles y los datos muestran que no han logrado revertir la importante pérdida de poder adquisitivo que acumulan los salarios por realizar el mismo trabajo. Y es de prever que con las fuertes subidas de la inflación esta pérdida de poder adquisitivo y sus consecuencias negativas tanto a nivel de los hogares (empobrecimiento) como a nivel macroeconómico (caída del consumo, de la actividad y aumento del endeudamiento) vayan a más.

Sin embargo, ni Pedro Sánchez ni Nadia Calviño quieren oír hablar de impulsar una reforma de los salarios. Bastante ya tuvieron que tragar suficiente con la reforma laboral «Zero» como para ahora molestar a los empresarios otra vez con la subida de los sueldos. Sin embargo, la realidad es la que debería marcar la agenda del gobierno y no es así porque ya los intereses están en Bruselas o la mirada fija en el sueño de pisar las alfombras de la Casa Blanca.