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El discurso antifascista de María Guardiola rompe los esquemas de Feijóo

La candidata popular por Extremadura prefiere ir a nuevas elecciones antes que incluir a Vox en el Gobierno regional

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análisis

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Ha nacido una estrella en Extremadura: María Guardiola. Cuando el PP parecía definitivamente entregado al fascismo blando de Vox en toda España, pactando lo que haya que pactar y firmando lo que haya firmar, surge una mujer aparentemente irreductible y valiente que se enfrenta a la ejecutiva nacional de Génova y que antepone los valores democráticos a la ambición del poder. “Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a la papelera la bandera LGTBI”, zanja la cuestión rompiendo cualquier intento de coalición o bifachito y asumiendo que los extremeños vayan de nuevo a las urnas.

¿Es Guardiola la demócrata de pedigrí que le faltaba al Partido Popular? ¿Estamos ante esa estadista de verdad que puede ayudar a la derecha clásica convencional a romper de una vez por todas con el complejo franquista y a hacer la debida transición democrática y europeísta que no hizo en su día? El tiempo lo dirá. De entrada, solo podemos avanzar conjeturas e hipótesis. Pudiera ser que Guardiola esté jugando al despiste, a la táctica política coyuntural y que, en un par de días, una vez que se le haya pasado el ataque agudo de rojerío súbito, recapacite, vuelva en sí, concluya que ha cometido un error y pida con ansia una estilográfica para firmar el pacto de la vergüenza que sus compañeros de Valencia ya han suscrito con Vox. A fin de cuentas, hablamos del PP y estamos acostumbrados a que sus prebostes un día nos digan blanco y siguiente negro. Ahí está Feijóo, que hoy jura estar dispuesto a no dar un solo paso atrás en la lucha contra la violencia machista y mañana le echa un capote al maltratador voxista Carlos Flores justificando el acoso brutal a su pareja porque tuvo “un divorcio duro”. Ya somos veteranos en estas lides informativas y no vamos a caer en las trampas dialécticas habituales de los populares, sean madrileños, valencianos o extremeños. El PP es una mentira, pura retórica hueca y vacía, incoherencia en estado puro, y hace tiempo que no lo tomamos en serio.

Pero, siempre teniendo en cuenta la anterior consideración, enfocando el tema con todas sus reservas y cogiéndolas con papel de fumar, aún a sabiendas de que nos estamos engañando a nosotros mismos y de que se nos puede tachar de ingenuos, cabría pensar en una segunda posibilidad y valorar la hipótesis, muy remota, remotísima, de que por fin ha emergido una demócrata en ciernes, una figura de talla, una estadista de verdad en ese partido. Es harto improbable, conocemos bien al PP y a esa derechona española carpetovetónica y montaraz de la que se alimenta, y sabemos que lo más probable es que todo esto no sea más que un montaje del ideólogo de campaña Bendodo para confundir y que se hable de otra cosa mientras se van firmando pactos con los ultras hasta en el último pueblo de España.

De momento, todo son especulaciones sobre lo que está pasando en el mundo genovés. De confirmarse que estamos ante una voz distinta, nueva, templada, la noticia no habrá gustado nada a la niña rebelde de Madrid. A la falangizada Ayuso ha debido olerle a cuerno quemado el discurso ilustrado que llega de esa Extremadura sobre la que siempre cayó el estigma del atraso y el atavismo y que resulta que ahora está a punto de exportar una derecha democrática, aseada y decente. A Guardiola, Vox la ve como una progre peligrosa, una podemita feminazi, el “socialismo azul” del PP, como dice con su mala baba habitual Santiago Abascal. A su vez, en la izquierda y en el PSOE de Fernández Vara la miran con lógico recelo como a una ultra encubierta más, una loba con piel de cordero (el barón socialista ha llegado a acusarla de frívola por querer repetir las elecciones). Mientras encabrona a unos y a otros, ella pesca en el caladero del centro y de las clases medias. No fue la lista más votada el 28M, eso es cierto, pero es la lista está seduciendo al elector moderado.

Es pronto para saber quién tiene aquí la razón y para concluir si nos encontramos ante la figura política más interesante que ha dado la derecha española en los últimos años. Pero mientras tanto, María Guardiola va construyéndose un personaje inédito, el de la Angela Merkel cacereña, un papel que hasta hoy nadie se había atrevido a desempeñar. Una señora bien que da los buenos días y que respeta al adversario político sin que se vea poseída por el guerracivilismo de unos y de otros.

Estamos viendo tantas burradas y barbaridades en este PP trumpizado que traga con la carne de Vox contaminada de tuberculosis, con los toreros aupados al poder y con el ultra balear declarado machista confeso y convicto, que en cuanto sale una voz mínimamente educada que maneja palabras como convivencia, tolerancia, respeto e igualdad nos ilusionamos, nos venimos arriba y creemos, seguramente por error, que por fin ha aparecido el personaje que necesita la derecha española por civilizar, el país y el pueblo en general para superar esta epidemia de nazismo que nos invade.

“Soy una mujer del siglo XXI que quiere una Extremadura moderna, próspera y respetuosa”, dice Guardiola repudiando a la extrema derecha y dejando otro mensaje conciliador y de concordia, que en estos tiempos de odio irracional buena falta nos hace. En un momento en que Giorgia Meloni arrasa en Italia y la francesa Marine Le Pen se frota las manos ante un decadente Macron que se suicida políticamente a quintos de cerveza no podemos sino felicitarnos de que aparezcan supuestos francotiradores del centrismo liberal como esta lideresa regional del PP. Es de Extremadura, pero no de extremo duro. No todo está perdido.   

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3 COMENTARIOS

  1. Yo esto lo respeto. Lo hago sinceramente y no me duelen prendas en admitir valor en quien lo tenga, venga de donde venga. Esto no borra el pasado fascista de todos estos actores en todos los sectores que representan. Y esta tipa pertenece a una organización criminal para la ruína social, política, judicial y económica del país. Ésto es lo que hay y está demostrado que se lucraban todos en la línea de dirección con dinero ilegal, se han financiado de modo ilegal como partido y siguen sin investigar la procedencia de más de ochenta millones de euros, que sus señorías admiten en sus manos, sin que se haya ilegalizado la formación, les hayan cortado el grifo del dinero público, o se hubiera pronunciado el tribunal de cuentas, pero mientras piden cuentas a podemos en el clamor del absurdo, ya para rematarla. En cuanto a los que votan a Vox, les conviene saber quienes apadrinan esta formación y quienes están detrás moviendo sus muñecas en favor de Génova. Que sodes moi pampos.

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