Cambiémoslo todo. Otra forma de vida es posible y más allá aun: es inevitable.  Además, lo estamos comprobando. El cambio para salvar al planeta viene y ha de ser por parte de las mujeres. ¿No os dais cuenta? Basta de valorar más al dios don dinero y sus economías que a la vida. ¡BASTA!  ¡Ya está muy mal! ¡terriblemente mal! Llevamos demasiados siglos con el mundo de, por y para hombres y me refiero a sus mandatos, a su poder, a sus formas, a su estilo, su cultura, su educación, su sociedad, sus referentes, sus jerarquías y sus violencias.

En casi todo el mundo está quedando bastante claro que estamos viviendo una auténtica Crisis de Cuidados, una crisis de valores. Se está demostrando que lo Esencial, lo prioritario es la salud y los cuidados. ¿No os parece mucha casualidad que precisamente muchos de esos trabajos esenciales que ahora son los que nos están salvando la vida sean los que vienen realizando mayoritariamente las mujeres y que además sean los peor pagados, desprestigiados y menos valorados económicamente en todo el mundo y en todas las culturas?: limpiadoras, cuidadoras, enfermeras, cajeras de supermercados, hasta las cocineras, (no la versión reconocida y glamurosa de las estrellas Michelín- hombres en su mayoría, ¿otra casualidad?)

Esos trabajos en su mayoría feminizados y despreciados por la misoginia del capital se vienen haciendo tradicionalmente gratis sin embargo son los que sustentan al sistema. ¿No os parece como si estuviera todo al revés? Lo está. Y como ya lo hemos descubierto, ya no pedimos mejoras sobre el mismo sino cambiarlo por otro, y tiene que ser feminista, no queda otra. Me explico (para quienes no lo tienen claro, aún):

El sistema patriarcal es una estructura de opresión milenaria en todo el mundo, muy bien pensado y organizado que divide a la población en 2 grupos: hombres y mujeres y donde el poder está en manos de los hombres a nivel global (no os perdáis en decir que eres pobre, maltratado o explotado por tu jefe, esto es un análisis global, no individualista).

Para ello el patriarcado emplea técnicas desde que nacemos para enseñar a los niños y a las niñas a vestirse, a hablar, a reaccionar, a pensar y a comportarse de diferente manera. Esto es lo que se llama “socializar” a los niños y a las niñas a través de los estereotipos (o mandatos de género). Continúa en la escuela con los libros de texto enseñando una Historia mentirosa e incompleta con sólo la mitad de la humanidad (la de los hombres -salvo excepciones- invisibilizando y borrando a las mujeres) y termina rodeándonos con toda la cultura que nos bombardea constantemente en la que los hombres están en el centro (androcentrismo) en películas, anuncios, series, literatura, artes, …etc. Y las mujeres están a su alrededor siendo la otredad, el complemento. Muchas, si son protagonistas es o porque son reinas o putas (cuánto daño nos hizo “Pretty woman”). Sobre el cine buscad en internet Test de Bechdel y lo comprobáis.

¿Y qué tiene que ver esto con el coronavirus y la pausa mundial que ha generado? Mucho, ya que es un sistema que al dividir muy bien los trabajos y el dinero:  los hombres hacen el trabajo en esferas públicas, en la calle, productivo y asalariado,  mientras las mujeres hacen el trabajo en ámbito privado, en casa, reproductivo y gratis, es la base de nuestro sistema y por eso las mujeres son las más precarias, las dependientes económicamente de un hombre, son las explotadas y las empobrecidas por recaer sobre ellas los trabajos domésticos y los de cuidados que ahora ha quedado de manifiesto que son los esenciales para la vida. Por ello es una injusticia que la pobreza en el mundo tenga rostro de mujer con datos escandalosos (el 70% de la pobreza mundial son mujeres mientras que el trabajo gratis generado por cada mujer al año es de unos 30.000 euros al año, y sólo el 2% de tierras sus dueñas las mujeres).

EL capitalismo genera la idea de que lo que no se paga con dinero no vale, no se valora y por eso tenemos este sistema distorsionado y aberrante en que se paga a un futbolista entre 1 y 10 millones de euros al mes, mientras que a una enfermera, cuidadora o limpiadora se le paga entre mil y 2000 al mes. Es indecente, una aberración, es miserable. ¿Os acordáis de aquello de “mi madre no trabaja, es ama de casa”? Eso lo resume todo, y de ahí venimos. Es necesaria la dignificar todos los trabajos y desmitificar otros. Así que, hombres, apartaos con vuestro sistema de explotación y de violencias a un lado (o mejor al fondo) que ahora nos toca a nosotras que ya bastante estropicio habéis hecho durante demasiados siglos con vuestro patriarcado en todo el mundo.

Estamos en el año 2020, ¿para qué queremos ir a otros planetas y tanta tecnología? No queremos más aire irrespirable ni más aguas enterradas en plasticos, no queremos a la naturaleza ni a la humanidad asfixiadas en pesticidas. ¡No queremos morirnos ni que nos matéis, agredáis, explotéis, violéis, prostituyáis, vendáis, alquiléis, pornofiquéis, a ni una más! Ni a las mujeres ni a las niñas, ni a los niños, ni a nadie.

Y no nos repitáis más lo del #NotAllMen (ya sabemos que hay excepciones y hombres más concienciados). Aprended primero a cuidar de esta vida, de este planeta y de sus habitantes y a relacionaros de una forma justa, pacífica, equitativa y libre.

Esto es la Revolución feminista contra el sistema patriarcal, contra su capitalismo y el neoliberalismo salvaje que se sustentan mutuamente, contra la globalización (eufemismo de capitalismo e imperialismo). Es la revolución de las mujeres y sus formas de concebir la vida (y nunca mejor dicho) con sus prioridades, por tierra, mar y aire. No impongáis a la humanidad nada más, por favor. Que ya nos encargamos nosotras con lo que hay, de arreglarlo. E insisto: no es cuestión de enmendarlo, sino de como dije en la primera frase de cambiarlo por otro.

Aprovechemos esta parada para cambiar de mandos, que se bajen quienes manejan y gobiernan con ideas y estilos agresivos y de competiciones (sus hombres y las mujeres que los siguen) y que nos dejen a las feministas (mujeres primero y hombres detrás que nos apoyen en este cambio de sistema y de valores que ya está aquí y va a crecer hasta eliminar el horror anterior de siglos). Por una siguiente generación libre de opresiones, recordemos aquello de “Hay alguien todavía más oprimido que el obrero, y es la mujer del obrero” frase de la gran Flora Tristán (por cierto creadora del Sindicalismo). Porque estamos comprobando que sólo con parar toda esta locura un poquito globalmente, y poner en el centro lo importante se producen cambios y consciencia (claro, la economía se para ¿y? la contaminación se reduce y la salud mejora) y aplicando el estilo proviniente de mujeres como es la empatía, la cooperación, el sentido común, el respeto a la vida y las prioridades.

¿O también pensáis que es casualidad que los países que mejor están gestionando esta crisis del coronavirus sean los liderados por mujeres? Ahí tenéis a Tsa Ing-wen en Taiwan, que introdujo 124 medidas desde el primer momento y que ha mandado 10 millones de mascarillas a EE.UU. y a Europa. Ahí tenemos a Jacinda Ardern en Nueva Zelanda que impuso el autoaislamiento y medidas muy estrictas, o a Katrín Jakobsdottir en Islandia ofreciendo pruebas gratuitas a toda la ciudadanía, a Sanna Marin en Finlandia (la más joven y millenial) que usó a influencers para difundir información sabiendo que no todo el mundo lee la prensa, a Erna Solberg en Noruega dio una rueda de prensa a niñas y niños para explicarles la situación y decirles que sentir miedo es correcto, o a Mette Frederiksen en Dinamarca,  frente a las políticas masculinas, agresivas, prepotentes y sin sentido de: Trump, Boris, Bolsonaro, Obrador, Modi, Outerte, Orban, Putin o Netanyahu,… y me podréis reprochar “claro esos países liderados por mujeres son pequeños o islas”, y yo diré:  vale, pues ahí tenéis a  Alemania una gran potencia económica de la que se ha dicho que “es un misterio” no lo es, simplemente es otra mujer y científica que ha priorizado la sanidad, a pesar de ser una neoliberal radical, y desde el primer momento nos dijo “Esto es serio, tomadlo como tal”.

 Desde la cruda verdad hasta el amor son herramientas que no suelen usar los hombres porque no les han enseñado, ni educado para ello, no se han encargado de cuidar, no se los ha socializado para ello (sin necesidad de entrar en el polémico temas de rasgos genéticos dependiendo del sexo). Si acaso están aprendiendo a hacerlo, y más ahora porque están confinados (que también es como viven muchas mujeres en el mundo en su vida cotidiana).

Y ya que estamos… parad vuestras guerras de de hombres, también, ahora tendríamos más equipamiento sanitario y respiradores que equipos para matar.

Para ello, el mundo tiene que ser feminista para que sea realmente democrático, pacífico, que respete y priorice los Derechos Humanos. La Reina C19 de los virus ha

parado este mundo artificialmente perfecto e insostenible y nos ha enfrentado a la desigualdad, a lo indispensable que es la sanidad, la educación, la ciencia, y cuidar y proteger a quienes cuidan.

Poner la vida (y no el dinero) en el centro, eso es feminismo. Eco-feminismo. Bio-feminismo.

No queremos volver a lo que había antes. Queremos un mundo diferente, y tenemos que decirlo alto y claro, que parece que hay que andar siempre con cuidado para sugerir y en voz bajita que ahora nos toca a nosotras, que es nuestro turno, dirigiendo y detrás quienes estén con nosotras, que ya está bien, que hay mucha testosterona ofendida ante las evidencias de “las casualidades” y de la realidad infame que sufrimos del sistema patriarcal y capitalista. Y que además será beneficioso para toda la población, sanidad, educación feminista, gestión emocional, recursos, cuidados a las personas y al planeta.

Hartas. Feminismo o extinción. Cambio global de paradigma.

Y quien no lo vea que se ponga las gafas violetas.

Nota: Esto no excluye a los hombres, es un sistema de democracia feminista realista donde todas las personas convivirán sin opresión. Por eso es imprescindible la educación feminista. Y que las mujeres participen en política institucional.

Hay mujeres que no se identifican con el feminismo incluso llegan a decir “Yo no soy feminista”, les digo que lo más seguro es que lo sean y no lo saben. Nos quieren divididas, #SeLlamaPatriarcado  

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