Y podría decirse que también es una película mágica, que de algún modo y por alguna razón me buscó para que hablase hoy de ella en Diario16. En efecto, sucedió que ayer, 18 de mayo, José Ángel Mañas me invitó a una presentación que había en la Casa Árabe, y allí conocí a un tipo fácil de trato, muy interesante, buen conversador, de nombre Antonio Gómez Olea, que resultó ser productor de cine. Y sucedía -magia o simple azar- que justo en la misma noche de ayer proyectaban en LA OTRA de Telemadrid una de sus películas.
La película era EL CUADRO y es una suerte de documental-thriller, que plantea un misterio alrededor del celebérrimo cuadro de LAS MENINAS de Velázquez e invita al espectador a pensar y deducir, mientras escucha a un muy variado grupo de expertos desgranar las claves del enigma qué es la inmortal obra de Velázquez.
Para mí Las Meninas es un cuadro muy cercano porque era la obra favorita de mi mejor amigo: Fernando Camarero, alias Tizón. Pintor magistral que me inspira el personaje central de la novela ES EXTRAÑA LA AMISTAD.
Y hace un par de años, más bien tres o cuatro, volví a encontrarme con Velázquez cuando Luis Alberto de Cuenca me llamó para que me inventase la vida de uno de los personajes retratados en los cuadros del museo del Prado cuya identidad no se conoce. El libro se llama VIDAS IMAGINARIAS y lo firmamos una treintena de autores contemporáneos, a cuál más reconocido y afamado. Utilicé el encargo, el más bonito que me han hecho en mi vida, para escribir un cuento en el que también aparece el nombre de Fernando Camarero, mi amigo del alma, quién de ese modo, por una puerta de atrás inesperada, entró por primera vez en los archivos del Prado.
EL CUADRO es una película que en un principio parece destinada a gente
excepcional: de alto nivel cultural, pero creo que cualquier espectador de suficiente calidad puede disfrutar enormemente viéndola. A mí me ha encantado.
(Mecanografía: MDFM)