Estábamos en el Hungaroring, ese circuito mítico donde se celebra el Gran Premio del mismo nombre, el de Hungría.
Y alucinantemente, inesperadamente, quizá incluso un poco inmerecidamente, Esteban Ocon se encontró con que estaba liderando la carrera.
El corazón debía estar latiéndole a un millón de revoluciones por hora, seguro que ni se lo podía creer, pero al mismo tiempo, allí estaba: el triunfo, por fin, su sueño de niño, POR FIN, ganar una carrera de Fórmula 1.
Le avisaron por radio que Lewis Hamilton avanzaba por detrás a la velocidad de la luz, y que en cuanto pasase a Fernando Alonso iría a por Vettel y luego a por él.
Pero a Alonso, a Fernando Alonso, no le salió de los íntimos que Hamilton le adelantarse así como así, porque Esteban le caía muy bien, y sería muy bonito si consiguiese ganar una carrera: su compañero de equipo. Así que se esforzó, Alonso, se dejó el alma, utilizó todos sus recursos de animal salvaje e impecable y superdotado, y consiguió aguantar a Hamilton un montón de vueltas detrás, las suficientes para que Esteban Ocon ganase su primera carrera; y nada raro sería que el francés -ay- no vuelva a ganar ya ninguna nunca más.
Pero al final de esa carrera, y de eso queríamos hablar, Fernando Alonso abrazó y felicitó a su compañero y le dio un consejo:
-Disfruta, disfruta del momento y no pienses en el futuro ahora, como hacía yo, que cada vez que ganaba estaba pensando ya en la siguiente carrera. Disfruta Esteban, de este momento irrepetible.
Ese fue el consejo de Fernando Alonso, y sin duda él también se lo ha aplicado a sí mismo como demuestra la tranquilidad con la que afronta mundial tras mundial, carrera tras carrera tras regresar al nivel más alto de la competición que existe en el mundo del automóvil.
Y ese es el regalo de Reyes que, al recordarlo, nos ha hecho Alonso al equipo de LAS ALMAS Y LA FÓRMULA 1, y que por supuesto compartimos con todos los lectores.
Gracias por seguirnos, o por leernos de vez en cuando de vez en cuando. Os deseamos que disfrutéis del presente, que cada vez que haya un buen momento lo apuréis hasta el final.
Fernando Alonso no solo es un gladiador más, es también un filósofo de la vida, y merece la pena pararse a observarlo, y escuchar.
Tigre Tigre
