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El cliente

Antonio Guerrero
Antonio Guerrero
Antonio Guerrero colecciona miradas, entre otras cosas. Prefiere las miradas zurdas antes que las diestras. Nació en Huelva en 1971 y reside en Almería. Estudió relaciones laborales y la licenciatura de Filosofía.
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análisis

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En materia laboral, y más aún en seguridad privada, no suele hablarse públicamente de este tema. Por lo general los argumentos en torno a la conflictividad laboral de los vigilantes de seguridad, y del personal de seguridad privada, se ciñen a las agresiones que sufren estos profesionales y que pasan desapercibidas, a las empresas piratas que incumplen la normativa laboral y a los problemas  propios de ciertas contradicciones legales que nunca  se resuelven o que no hay interés en resolver por parte del contexto político. Pero de los clientes no suele decirse mucho. Cuando una entidad pública o privada contrata los servicios de seguridad lo hace a través de una licitación o contratación, según el caso. Desde ese momento las empresas de seguridad destinan a las instalaciones del firmante a sus trabajadores. A partir de ahí comienza una relación opaca y extraña entre el cliente y los vigilantes de seguridad, de la que no se habla. Obviamente las empresas no desean perder a sus clientes y soportan sus directrices. Pero en el caso de la seguridad quienes les aguantan de verdad son los vigilantes. ¿Qué ocurre cuando un cliente da órdenes sin conocer el ordenamiento jurídico y exige bajo coacción ciertas actuaciones de corte ilegal? ¿Está el trabajador obligado a ejecutarlas? Las denuncias a los clientes no suelen ponerse, ni los medios se hacen eco de sus abusos, pero algunos clientes que se abastecen de servicios de seguridad incitan al delito y amenazan. Obviamente quienes quedan mal para la opinión pública son los trabajadores. Nunca nadie se ha tomado la molestia de hablar de esto y de decir esta verdad cada día más ofensiva. La FTSP USO-A asume la responsabilidad de contar este atentado contra la dignidad. La ciudadanía debe saber que personas sin cualificación obligan a la ejecución de acciones no del todo legales a personas con cualificación. Algunos clientes de servicios de seguridad son auténticos déspotas que juegan con el trabajo ajeno. ¿Por qué no se sanciona esto lo suficiente?  ¿Cuánto tiempo vamos a tener que soportar esta lacra, que es otra de las muchas que afean el sector y que mantienen la triste tragedia laboral del trabajador de seguridad? La FTSP USO-A siente este dolor silenciado por el miedo y lo hace público. Los clientes son una asignatura pendiente que merece revisión. La FTSP USO-A denuncia esta situación con rotundidad.    

Sumario: Algunos clientes de  las empresas de seguridad suponen una amenaza para la legalidad vigente porque exigen acciones ilegales en muchos casos.

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